Lecciones de vida~Privado

Había llegado la hora de hacerle otra visita al Director Furukawa y esta no había sido acordada pero eran muy comunes viniendo de mi, trataba de prepararme mentalmente para lo que le diría, la verdad es que la cabeza me seguía dando vueltas, habían pasado tantas cosas esta semana que no sabia por donde empezar, estaba seguro que de todos modos él ya lo sabia, Furukawa y Fado, no sabia como lo hacían pero eran como un Big Brother gigante y siempre sabían lo que pasaba en el Instituto, no importaba el momento, ni la hora, ni el lugar, siempre lo sabían y a veces me preguntaba si hasta nos espiaban en los dormitorios, especialmente el director, con solo verme podía saber lo que pasaba por mi mente como si lo trajera escrito en la frente...

Desde que llegué a Little Monsters, Furukawa fue más que un profesor para mi, quiero decir, ningún profesor se negaba a platicar con nosotros pero definitivamente con quien más disfrutaba charlar era con el director, podía no ser el maestro más rudo, tal vez ni siquiera el más diestro en combate pero no me importaba, siempre lo había tomado como un mentor.

Al llegar a las enormes puertas de la dirección, tragué saliva y le di 2 sonoros golpes a la puerta, estaba un tanto nervioso así que pusé la mano sobre la perilla y la giré abriéndola levemente y asomando la cabeza antes de que se me cediera el paso.

-H-hola?...-

Habia sido una noche tranquila para el Director quien solo estaba ahi, checando los ultimos papeles que debía entregar a Sloan para el ingreso de los gemelos de athar. Cuando escuchó la perilla solo dijo "Noah Fenian, es bueno verte" sin quitar la mirada de los papeles. Una checada y estaría libre para escuchar al pequeño.

- Toma asiento por favor... ¿Quieres unas galletas? - dice el Director acomodando los papeles mientras una pequeña cesta vuela hacia el niño con varios tipos de galletas. - Las hizo mi hija.. probablemente estan ricas...

El director toma una de ellas y hace un gesto bastante peculiar seguido por un escalofrio, pero comiendosela a final de cuentas.
- Habaneros y Canela... probablemente no esten tan ricas.. ^^u...

Lo ven? Les dije que siempre lo sabia, ni siquiera me sorprendí, solamente cerré la puerta y me acerqué hasta el escritorio del director. Tomé asiento en una de las sillas que estaban colocadas ahí y guardé silencio mientras él terminaba de ordenar los papeles, al ver las galletas se me hizo agua la boca pero al ver la reacción de Furukawa y escuchar lo siguiente enarqué la ceja, siempre me había preguntado si eran solo rumores o la profesora Sloan en verdad estaba loca, las galletas de habanero me lo confirmaban, mi cabeza ni siquiera podía concebir como a alguien se le podía ocurrir combinar Habanero y Canela...

Hice una mueca de disgusto de solo imaginarme su sabor. -Eh...no gracias...- Le contesté a Furukawa tratando de desviar su atención con una sonrisa que esbocé después.

-Cómo está?- Cuestioné, era normal en mi abrir todas mis conversaciones con esa pregunta. Siempre me pasaba lo mismo, antes de entrar, me sentía intimidado pero ya estando ahí, me tranquilizaba, era un lugar bastante acogedor, antes de empezar a hablar, quería escuchar que estuviese bien.

- Yo estoy bien.. ¿Y tu? - pregunto Keitaro con una sonrisa pacifica. Había terminado de trabajar y estaba listo para escuchar al niño. Observó su rostro y vió que aquella lección ya había sido impartida y aprendida por el menor - Veo que no tan bien... ¿Cómo va ese record de castigos? No sé si lo sepas pero aqui no dan premios por recolectarlos...

Furukawa bromeaba ante aquello, aunque su tono no sonara así. Caminó hasta un sillón y movió la silla de Noah hacia él. Siguió comiendo con algo de sufrimiento las galletas de canela con habanero. Por alguna razon no estaban tan malas después de que los labios volvian a tener sensibilidad.
- Cuentame.. como te ha ido?

Cuando dijo eso, inflé las mejillas y moví las cejillas en una actitud de desagrado por sus palabras, Se estaba burlando de mi?

-Deberían...- Dije para mi mismo en un tono prácticamente inaudible, podía ser gruñón y grosero con muchos de los profesores pero con el único que no me atrevía era con el director y no era tanto por miedo, era mas que nada el respeto que le tenia.

-Sin contar todos los castigos, bien... ya me estoy acostumbrando a las clases, ya no me canso tanto pero extraño mucho a mi hermano, creo que por eso me cuesta trabajo conciliar el sueño- Le expliqué y luego tomé una galleta, no iba comerla, ni loco lo haría, solo la tomé y la vi por todos lados, de hecho se veía bastante rica pero no, gracias, volví a dejarla en el canasto y levanté la mirada hasta los ojos del director, desviando rápidamente la vista.

Siempre que hacia eso, es porque había una pregunta de por medio...
-No tiene sentido...-

- ¿La galleta? - pregunta Furukawa - Fijate que tal vez si tiene, ¿Eh? no es tan descabellado después de comerla. Verás, en india las especies...

Furukawa comienza a dar una breve catedra de historia. Antes de que Kodran la diera era su segunda materia a impartir y a veces daba clases de ese tipo sin siquiera haberselo pedido. El profesor le cuenta como las especies formaban el curry, mezcla deliciosa y picante que se sirve como platillo en muchos lugares.

Y ahora de que diablos me estaba hablando el director? Lo miré, lo escuché y mi gesto no cambio pero con cada palabra iba abriendo los ojos y la boca cada vez más y más, hasta que azoté la cabeza en el escritorio y entonces lo interrumpí.

-NO!!! NO!!! NO ESTABA HABLANDO DE ESO!!!- Dije elevando un poco el tono de mi voz sin darme cuenta.

-Estaba hablando de otra cosa...- Agregué después, volteando la cara y levantando ligeramente la ceja, trataba de darle una indirecta para que supiera que estaba tratando de decirle algo importante, Furukawa era incluso mas despistado que Hazel y eso ya era demasiado.

- Oh... es que era lo unico complicado de entender - dijo el Director con una sonrisa, como si lo hubieran descubierto después de llevar a cabo una bromilla. Tomó otra galleta y soplandole - por lo enchiloso y no por caliente- comenzó a comerla.

Keitaro Furukawa, Maestro de Matematicas y Director del Instituto con su mismo apellido, discipulo de Myxell Marxvelt era digno ejemplar de lo que se podía esperar en un mago. Nunca usaba palabras de más porque creció con la creencia de que cada palabra tiene un motivo y una intención, aun cuando no lo parezcan y que el interlocutor no pueda decodificarlas. Sonrió ante la pequeña frustración del niño, la cual era excelente para romper hielos y librarlo de dudas al hablar.

Lo quería hacer hablar.
- Te escucho, Noah Fenian - dijo ampliamente y viendolo directamente al rostro. Como si sus ojos buscaran con urgencia su mirada.

Me le quedé viendo algo “molesto” en realidad no lo estaba pero me estresaban sus galletas y me estresaba más que Sloan las hubiese desperdiciado de esa forma en una receta tan horrible. -No tiene sentido que para proteger lo que amas, tengas que lastimarlo…- Le dije recostándome en el escritorio mientras usaba los brazos como almohada, estaba seguro que Furukawa sabia a lo que me refería después de todo, era de él de quien había aprendido esa filosofía.

-No entiendo… Cuál es el punto entonces si de una u otra forma, algo saldrá mal de todos modos…- Escupí también y tras esto, le dediqué una mirada, lo vi a los ojos mientras hablaba.

-N-no es una queja, pero proteger es más difícil de lo que pensé, ¿Cómo puedes saber si lo que estás haciendo lo estás haciendo bien?-

- ¿Como saberlo? - respondió con otra pregunta el Profesor Furukawa al momento que le entrega una de las galletas de Sloan - ¿Por que crees que como una galleta insalubre? Si de todas maneras me hará mal.

Observa fijamente al niño y le sonrie como si la respuesta estuviera en su cara.
- No lo sabes, Noah Fenian, si lo supieras, esto no sería demasiado facil - dijo esto antes de comer otra galleta, haciendo el gesto de dolor - Hasta que no la pruebes y te des cuenta por ti mismo, sabras si la galleta vale la pena, ergo, la oportunidad de cuidar.

Soltó un suspiro y se sentó a su lado, viendo hacia la misma direccion.
- Me alegra que te hayas dado cuenta que no es tan facil ser el heroe silencioso... es muy fácil decir que si, pero ya en proceso las cosas se tornan dificiles, casi casi, exasperantes y cansadas. La gente parece saber algo pero en verdad todo es un juego creado por tu propia necesidad de mantener el secreto...

Hubo un silencio después de aquellas palabras, para luego continuar.
- Con el tiempo aprenderás que no se trata de si estas haciendo lo correcto o no... sino de tomar una decisión y luchar por ella y al final, te darás cuenta que no hay decisiones equivocadas... sino falta de compromiso y voluntad para lograrlas....

Furukawa se había hecho esas preguntas miles de veces. Noah mismo para él era una prueba y decidió utilizarlo para su lección.
- Dime que me asegura que tu eres la mejor decision que he tomado para salvar al mundo? Que te hace pensar que al final de todo esto tu te vuelvas en mi contra, divulgues todo esto o peor aun, te maten... ¿Que me asegura que no va a pasar?

El dedo del director se desplaza por el aire hasta tocar la frente del niño.
- Me lo asegura tu voluntad y la mia... que tu y yo lo hablamos y yo te ropuse y tu aceptaste. Todas mis cartas van a ti y eso es lo unico que importa. No lo que venga ni lo que haces, la apuesta ya se hizo y no hay marcha atras...

Tomé la galleta un poco desconfiado y fijé la vista en ella como si ahí encontrara la respuesta, de cierta forma, sentía que usando esa galleta iba descifrarlo, por más difícil y raro que eso pudiese parecer.

“Aquí vamos…” Pensé al momento en que hacia una mueca de disgusto y empezaba a masticar la galleta. No sabía mal, sabia horrible y estaba enfermamente picante, inmediatamente después abrí la boca y empecé a exhalar aire. -Ah! Aah!- Exclamé y luego me llevé las manos a la boca para escupirla. –¿Y que pasa cuando descubres que en verdad esta horrible?- Murmuré casi entredientes pero había entendido el mensaje.

Tenía que intentarlo primero…

Por un largo rato me quedé en silencio solamente pensando y repasando mentalmente todo lo que el mayor había dicho, de cierta forma, no estaba dudando de la importancia o de nada respecto a la misión, solamente estaba aclarando que no era tan fácil como había creído, tenía que seguir adelante, tal y como él había dicho. No le respondí nada al respecto, súbitamente traté de cambiarle el tema pero la sonrisa que había quedado dibujada en mi rostro, le diría que ahora me sentía mejor.

-¿Cómo fue que se volvió mago?-

- Pues uno no se vuelve, uno nace para ser mago - responde Furukawa con una sonrisa, aun riendose de la reaccion de Noah con la galleta y haciendole pasar un vaso con agua.

- Fue a los 13 anios y mi primer hechizo no fue muy amigable. Probablemente desde aquel dia toda mi vida cambio y tambien para los que me rodean. Desde ese entonces nacio en mi la responsabilidad de llevar una vida magica como tu y los miembros de este Instituto.

Penso un momento en el aire de nostalgia que lo invadia. Recordo aquellos prolongados viajes de la mano de Myxell Marxvelt y todas las aventuras que pasaron para llegar a donde estaba en ese momento. Observo la luz de la luna cubrir el Instituto y como las estrellas adornaban la noche.
- Ahh.. Noah... no te alegras de tener la oportunidad de ver los verdaderos colores del mundo? Imaginate la gente darkha, que tiene que vivir con solo la mitad del mundo para ellos. Nacen, viven y mueren sin saber que tras de ellos hay humanos que pueden crear materia, modificarla y destruirla... que pueden viajar a lugares que ellos solo ven en libros de fantasia y teorias cientificas... es algo triste la verdad, ojala no tuviera que ser asi... pero a la vez, nos hace seres afortunados por tener esta oportunidad. El destino es un arquitecto enganioso...

Recibí el vaso y rápidamente bebí de él desesperadamente, mientras tocia un par de veces, agarré también una servilleta que encontré por ahí y dejé las sobras amarradas dentro del papel para luego tirarlas en un cesto de basura pegado al escritorio.

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Escuché la historia o bueno, todo lo que Furukawa me explicó y sonreí. En realidad en su momento lo llegué a pensar pues aunque eran pocos durante el tiempo que viví en Alemania también tuve amigos Darkhas y en ese momento me di cuenta que la vida en general estaba llena de secretos, poder usar magia hacían la vida mucho más fácil.

-Sí, supongo que es parte de la magia pero es triste no poder compartir ese mundo con todas las personas…- Luego me di cuenta que a veces hablaba como él, de seguir así en uno o dos años tendría barba gris.

-Y otra pregunta, bueno, en realidad son 2. ¿Usted cree en el destino? Y segundo ¿también fue a una escuela de magia cuando era joven? Digo, no es que este diciendo que es viejo, pero, usted sabe… antes…-

- El destino es creible? - dice Furukawa extraniado - Nunca he entendido bien esa pregunta. Pero pues, cuando has vivido lo que yo dejas de pensar si las decisiones ya estan tomadas o no....

El director guarda silencio por un momento y suelta un suspiro.
- Rezo al Universo que nunca tengas que vivir todo lo que yo... jeje...

Continuando con la platica se dio cuenta que Noah era un ninio muy maduro para su edad e inteligente. Le extraniaba como es que tenia esos desplantes de inocencia y como podia mantenerse tan puro. Habia conocido purezas antes, como Ellioth, Leise, Marcus, pero la pureza de Noah era cristalina. Como el manantial virgen de una montania. Observo con tranquilidad los gestos y ademanes del ninio y se sintio tranquilo. Probablemente habia encontrado algo mas que un chivo expiatorio para sus planes.
- Cuando yo aprendi sobre mis poderes no existia una escuela de magia para menores de 30 anios. Ademas por mi situacion en ese momento no era muy grato tenerme cerca - dijo con una pequenia risilla - sin embargo tuve un maestro, Myxell Marxvelt que es el duenio legitimo de esta mansion y tambien el padre biologico de la Profesora Sloan... Myxell y yo viajamos por todo el mundo cuando fui su discipulo y los hechizos mas basicos los aprendi de el. Sin contar uno que otro hechizo que tuve que aprender y luego pedir disculpas por ello, jejeje..

Por alguna razon le daba risa el respeto que tenia el ninio y como hacia lo posible por no ofenderlo.
- Furukawa le dio la oportunidad a jovenes que empezaran el camino de la magia desde muy temprana edad. Tuvimos que luchar contra muchos dogmas que se oponian y una que otra regla que se tuvo que reescribir...

Escuché toda la platica, sabia que muchas de las veces no respondía a mis preguntas, al menos no como yo hubiese querido. A la mayoría de la gente, si hacia una pregunta le gustaba recibir una respuesta clara y concisa, sin embargo, a pesar de que las respuestas del director eran muchas veces completamente ambiguas me dejaban extrañamente tranquilo, me hacían tener otra visión y encontrar yo mismo una respuesta propia.

-Antes de que le siga preguntando acerca de eso, hay otra cosa de la que quiero hablar...- Le dije cambiando bruscamente la conversación de hecho se notaba que me había puesto un poco ansioso, a final de cuentas, esa persona era alguien que conocía y con lo que sabia, no tenia que ser un genio para darme cuenta de que algo raro estaba pasando.

Me quedé un momento en silencio, pensando y solamente mirando mis manos que habían quedado sobre mis piernas, alguien podía estar escuchándonos pensé tratando de armar una pregunta en código... -Por qué un gorrión sano que esta destinado a ser el más rápido y fuerte de todos, no es capaz de volar?-

-Porque tener alas no te enseña a volar - responde el profesor con una sonrisa - Es el intento, el valor y el autoconvencimiento lo que nos enseña a abrir las alas y levantar el vuelo.

Había entendido de que se trataba y de quien hablaba. Noah Fenian era mas astuto de lo que creia y era casi imprescindible el contarle las cosas lentamente para que comprendiera.
- Gracias por cuidar del gorrión... y gracias por aceptar la misión - responde el Director acomodandose los lentes - Tu esfuerzo no será en vano, no te preocupes...

De hecho, todo este tiempo había estado pensando en algo mucho más fatalista, que me hubiese dicho, no, en realidad todo esta bien y eventualmente también podría hacerlo me alivió por dentro y por supuesto me sorprendió demasiado, aun así, no pude evitar insistirle en el tema, aunque aun era poco tiempo desde que nos habíamos hecho amigos, habíamos pasado “muchas cosas juntos” y eso me había llevado a tenerle un cariño muy especial.
-Pe-pero, entonces todo esta bien?- Pregunté tontamente y todavía mirándolo con los ojos bien abiertos.

Ahora tenia una razón mas para que practicáramos juntos e insistir en que siguiera intentando, cuando se lo dije la primera vez, me sentí un poco culpable pues muy en el fondo, creía que realmente podría haber algo que no le permitiera poder usar magia. Creo que una sonrisa de oreja a oreja apareció en mis labios y alguien como el director, que podía leer mis gestos, sabia que estaba ansioso por contárselo, por decirle que siguiera practicando y que pronto, él también podría usar hechizos como todos nosotros...

- Si no lo estuviera, no estaríamos platicando de esto - le responde el profesor amablemente - Solo recuerda, no se trata de que pueda o no.. sino de que el quiera. Todo en este mundo se maneja en querer y ceder.

Al decir esto, el profesor da un giro con su dedo alrededor de la canasta y le pasa otra galleta. Dandole un mordisco le sonrie a su alumno con amabilidad.
- Hmm.. chocolate... ~ ♥

Dejé escapar un “Eh?” que justo en ese momento expresaba totalmente mi confusión ante las palabras y las acciones del director, no entendía que era lo que había querido decir con eso, más tarde tendría que pensar en ello, nunca, nunca en su vida era directo conmigo y ahora me preguntaba por qué todos los magos eran así, acaso era una clase especial que les daban cuando se volvían profesores. Me asomé al canasto y tomé una galleta para analizarla bien, efectivamente eran de chocolate y se veían mucho más ricas que las que con todo respeto, había cocinado la profesora Sloan.

“querer y ceder, galletas con chocolate y galletas con canela y habanero? Qué era lo que estaba tratando de decir exactamente?...” Pensé mientras me llevaba el bocadillo a mi boca.

Le sonreí, aun sin haber entendido la lección del día de hoy pero me había dicho justo lo que necesitaba escuchar y mis pensamientos se habían aclarado por el momento.

-Gracias Director Furukawa...- Le respondí asintiendole con la cabeza.

El Director sonrie ante el agradecimiento de su alumno, probablemente no había entendido nada pero su trabajo no era implantarle una verdad. La filosofía de Keitaro era lograr descubrir tu verdad ante tus propias manos. Tal vez era vago y dificil, pero en algún momento de su vida lo entendería. La semilla ya la había puesto él.
- No dudes en visitarme cuando tengas problemas... siempre puedes contar contigo - responde con una sonrisa amable - tanto como yo cuento contigo en esto.

Tal vez, el niño nunca se daría cuenta que el mayor le debía más de lo que creia...

Tal ver por ahora había llegado el momento de acabar con la reunión, no podía decir que se habían despejado todas mis inquietudes pero no esperaba solucionar mi vida de un solo golpe, creía que había dado un buen avance y por ahora seria mejor dejar las cosas como estaban y pensar un poco en todo lo que el director me había dicho esta tarde/noche.

-Lo haré...- Contesté al director y extendí la mano para estrecharla con él antes de despedirme.

-Gracias- Volví a repetir una vez mas y me levanté de la silla dispuesto a salir de la oficina. -Que tenga una buena tarde Director...- Dije por ultimo y una vez hecho esto, cruce el marco del a puerta para dirigirme a mi dormitorio...