Paliza Virtual ~ Taylor

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No es una cita. Se dijo la nuker por quincuagésima vez mientras caminaba entre los largos pasillos del centro comercial, masticando inquietamente goma de mascar sabor fresa. Hacía eso todo el tiempo con Gustav, definitivamente no podía ser considerado una cita. Sólo jugarían videojuegos y barrería el piso con él; como debía ser. Pero era un poco incómodo porque, recién cuando estuvo encima del autobús, analizó que de alguna forma tal vez él pudiese malinterpretar las circunstancias. Se llevó las manos a la cabeza negando enérgicamente sin importarle la mirada sorprendida de un par de personas que pasaban a su lado. Pero es que tal vez él... Tranquila Schwanhild, ese tipo sólo te ve como a un chico, así como el equipo de Mugby. Intentó pensar para no meterse en un terreno peligroso.

Metió las manos en los bolsillos traseros del pantalón y soltó un suspíro que casi hace que se le salga el chicle, pero por suerte lo atrapó con los dientes antes de girar el cuerpo para mirar el enorme reloj que decoraba la parte superior del centro comercial. Faltaban diez minutos todavía. Pero ella había llegado dos horas antes. Aprovechó para desayunar y compar algo. Bueno, se había tomado media hora desayunando y el resto buscando el objeto apropiado, pero ahora todo estaba listo. Miró sus tenis un instante antes de sacar la mano derecha para su bolsillo y acomodarse el cabello. Lo llevaba sujeto en una coleta alta, con un fleco cubriéndole parte de la frente que también terminaba sujeto en la coleta. Pensó que tal vez debería haberse peinado mejor, pero luego analizó las cosas; No era una cita, iba a barrer el piso con él en los videojuegos.

Masticó el chicle un poco más antes de comenzar a caminar hacia la arcadia, donde se supone que se verían. Se detuvo afuera para recargarse en la pared del local, cruzándose de brazos. Se sentía rara sin su bolso, pero había pensado que sería más cómodo si no lo llevaba, para poder concentrarse en sus videojuegos. Del bolsillo trasero derecho salía el colgante de su celular, un pequeño muñeco de Kuromi, mismo símbolo que llevaba su blusa negra en la parte superior de la espalda. Cerró los ojos antes de hacer una burbuja con la goma de mascar. Cuando abrió los ojos observó a lo lejos la figura de su compañero de curso y sin querer la burbuja estalló en su rostro, pegándosele un poco de la goma en la nariz y mentón. Se giró rápidamente para poder retirarlo con los dedos, sintiendo sus mejillas ya de por sí ruborizadas artificialmente, arder intensamente.

Atento a la lectura. (?):

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Hubiera llegado justo a tiempo si no hubiera sido por Noah y su tonta manera de tardarse anios en la regadera. Taylor se habia puesto muy feliz porque tendria otra oportunidad para ver a la Nuker y entregarle el amuleto que le habia hecho.

Tomo sus mejores prendas y se banio bien, poniendo enfasis en oler bien y hasta utilizo una locion carisima que le habia mandado su papa en navidad (al menos para eso servia). Lo unico con lo que ni intento luchar fue su cabello, pero decidio llevar una bandana que tanto le gustaba usar.

Al ver a lo lejos su cabello sintio como se le erizaban los vellitos de los brazos. Se veia hermosa con esa ropa ajustada y como siempre con esos relucientes ojos verdes. Camino como tonto la ultima cuadra mientras la alcanzaba.
-Yo, Nuker- dice el portier levantando la mano en senial de saludo. No le interesaba mucho acercarse despues de haberla hecho enojar - Espero no haber llegado muy tarde.

El solo verla le hacia sentir bien. No entendia muy bien sus intenciones al invitarlo. Probablemente estaba confundida con su amistad o simplemente le habia caido bien. Lo ultimo que podria poner en tela de duda es que sienta algo por el. Suspiro al volver a reafirmar ese hecho y le sonrio.
-Te ves muy linda... - dijo haciendo una pausa. Su voz aunque ronca para su edad era tierna - Hasta parecer mujer, jajajaja.

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Para cuando escuchó el saludo del mayor ya se había girado con una sonrisa algo torpe, escondiendo en su mano izquierda el chicle. Tenía aun un residuo en la punta de su nariz, un diminuto trocito del chicle de fresa que, por la rapidéz, no había alanzado a quitar. -No, no. Llegas a tiempo.- Dijo sonriendo de lado, apretando el chicle en la mano sin darse cuenta y deseando ir al baño para limpiarse la mano, pero sin tener la menor idea de cómo hacerlo sin verse obvia.

Al escuchar el halago elevó el rostro hacia él, alzando las cejas con una clara sorpresa y un poco de vergüenza, para luego soltar un bufido e inflar las mejillas en reproche, haciendo puño su mano derecha para darle un golpecito leve con ella en el brazo al mayor. Notó lo fuerte del mismo y se sintió avergonzada, pero volvió a la normalidad para pensar algún plan que la librara de la goma en su palma izquierda. -¡Eh, gladiador! ¿Vamos por un frappé al café de allá?- Preguntó señalando un local pequeño y discreto. Perfecto para fingir que se lavaría las manos para consumir la bebida y quitarse su nuevo parásito dulce. -Además, necesitas energías para poder intentar vencerme.- Aseguró guiñándole un ojo mientras comenzaba a caminar hacia el lugar, con su mano izquierda aun hecha puño.

-Ehh...¿Tienes planes para más tarde?- Preguntó mirándolo de reojo mientras avanzaba, pues realmente en aquella pregunta ocultaba la de "¿Irás a ver a tu hermanita hoy?", pero no se atrevía a soltarlo todavía. Aun se encontraba temerosa por el golpe dado en su almuerzo al inicio de semana.

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El portier sintio algo incomoda a su companiera. Como con una necesidad de moverse. Habia alguien que la estuviera molestando? O porque tanta insistencia.

Observo su rostro un poco y vio algo extranio en su nariz. Inconscientemente comienza a acercarse a la nahual como si quisiera ver mas. Su nariz no le enganiaba, era fresa lo que olia.
- Hmm... - dice pokeandole la nariz - No se, Nuker, parece que tuviste duelo a muerte con un chicle y te gano.

Evitando cualquier ataque de la nahual.
- Hey hey! Nada de ataques, a menos que me vaya a ganar un viaje directo a tu dormitorio es mejor evitarlos!

El portier sonrio y avento el chicle lejos para luego tomar la munieca de la chica.
- Anda, vamos por un cafe y luego a patearte tu contoneante trasero!.

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Lo miró con curiosidad al saber que ignoraba su pregunta, y de pronto observó, casi en cámara lenta; cómo se le acercaba demasiado. Sus ojos esmeralda se abrieron lentamente hasta quedar como platos y su corazón comenzó a latir con fuerza en tanto sus pasos iban menguando velocidad. Pasó saliva separando los labios como si se preparara para que él fuese a besarla o algo. Sin embargo para su sorpresa no sucedió aquello, y volvió a respirar cuando la voz del mayor se hizo presente, sacándola de su terror autoinfligido. Volvió a respirar, sintiendo su cara arder y esperando que él no lo hubiese notado.

Cuando escuchó la palabra chicle se llevó dos dedos de su mano derecha a la nariz, notando que estaba ligeramente pegajosa, y apenándose aun más. Genial, no había servido de nada todo su teatro. Sintió de pronto cómo le tomaba la nuca y tuvo miedo de abrir la mano, por lo que rodeó mejor con su brazo izquierdo el derecho del mayor, desviando la mirada. -Te pregunté que si harás algo terminando los videojuegos.- Repitió sin querer mirarlo, notando cómo llegaban por fin al café. Miró un par de mesas y pensó que sentarse antes de huir al baño era lo mejor que podría hacer. -Dijiste que los domingos ibas con tu novia.- Concluyó finalmente, refiriéndose a la hermana de Taylor como él lo hubo hecho antes. Era esa su curiosidad.

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Taylor camino felizmente siendo abrazado por la ninia que le gustaba. Casi casi parecia que eran novios. Su mente divago en como la llevaria a pasear en carrussel, compartirian un helado y pelearian con zombies pirata ninja. Luego reacciono y recordo que eso era la trama de "Mi novia y yo vs los zombies ninjas pirata 3". Se dio cuenta que estaba frente a un cafesito que le daba muy buena vibra.
- Huele bien rico!! - dice Taylor avanzando, muriendo por tomarse un cafe, probablemente con crema irlandesa y crema batida.

Escucho las palabras de la Nuker cuando esperaban el cruce de la calle y observo su rostro.
- Ah, si, hoy me toca ir con Maggie... pero me dijo que si iba a salir con una chica, que estaba viendo si no iba - respondio el portier rascandose la nariz y desviando la mirada - Es pequenia, ella no entiende bien estas cosas, siempre dice que necesito una novia, jajajaja... ninios...

Realmente no entendia porque salir con ella era un rollercoaster de emociones. Sonrio sin esperar respuesta y le pokeo la cabeza.
- Por que la pregunta?

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La castaña escuchó la expresión de Taylor y lo observó con curiosidad pensando que sus palabras muchas veces eran extrañas. Al menos si las comparaba con otros ingleses, pues si comparaba el inglés con el alemán entonces había mil diferencias. Pero mientras decidía las diferencias entre la forma de hablar de él y la de otra chica de quinto con quien conversaba a veces, la voz del mayor la hizo volver a la realidad bruscamente. Parpadeó un par de veces batiendo en el proceso sus largas pestañas castañas para poder analizar lo que él acababa de decir.

Luego de eso notó el desvío de mirada y una sonrisa de lado se dibujó en sus rosados labios, antes de darle un jaloncito con el brazo para indicarle que se encontraban en la entrada y que deseaba deshacer el agarre. Una vez que fue libre buscó un sitio que fuese apropiado. Pensó que por dentro el lugar tenía una pinta más sofisticada que por fuera, y que ellos dos se miraban un poco raros yendo ahí vestidos del modo en que lo estaban, pero hizo caso omiso de ello y disfrutó el aroma a distintas cosas deliciosas que llenaba el ambiente. Podía percibir con su sensible nariz redondeada el aroma a café, cremas, pasteles, chocolate, en fin; delicioso.

-¿Ella dice que necesitas una novia?- Preguntó retomando el tema antes de coger uno de los menús que se encontraban parados sobre la mesa. Dos, al ser la mesa exactamente para dos personas. -Pregunté porque...- Tomó el menú con una mano, manteniendo la otra a su costado, aun hecha puño. Escondió un poco el rostro tras la decorada pero seria hoja y apretó los labios un momento. -Pues porque si es su día juntos, puedes ir cuando termine contigo en la arcadia.- Dijo suavemente, como si bajara la voz un poco tras cada palabra. -No me molestaría acompañarte.- Bajó la mirada, sabiendo que él no lo notaría, intentando mirar el menú. No tenía hambre, estaba llena, pero ir ahí era una excusa.

-¿Puedes pedir por mí? Necesito lavarme las manos.- Pidió bajando el menú para acomodarse el fleco un poco con la mano derecha. -Un frappé de caramelo con mucha espuma y una galleta con chispas de chocolate.- Hizo saber poniéndose de pie para caminar presurosamente al servicio. Miró su mano de reojo, sin abrirla, y giró sólo un poco el rostro para buscar la mirada de Taylor y comprobar si realmente él aun le miraba el trasero cuando ella le daba la espalda, con la seria esperanza de que no fuera así.

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- Ah! Eso sería genial! - respondió el portier bastante alegre por la respuesta de la chica. El solo hecho de pensar en como extender su cita con ella lo ponía feliz. Memorizó bien la bebida de la chica mientras se preguntaba si esa era su favorita. Probablemente tendría que recordarlo bien para futuras ocasiones, sobretodo en Valentín.

Cuando Schwanhild se levanta de su silla Taylor da un rápido vistazo al pantalón que habia traido y luego desvió la mirada. Pudo notar como ella se daba la vuelta y sudó friamente pensando que había ganado esta batalla.
- Pero que bien se le ve... - dice para si mismo pokeando su nariz, checando si no tenía algun escurrimiento nasal.

Pensó un poco mientras esperaba que la nuker estaba siendo muy amable con él. Era hasta sospechoso que se dieran las cosas así. Sin embargo Taylor había decidido no buscarle tres pies al gato y cuando llegaron los cafés aprovechó para sacar una cajita gris con un moño celeste y ponerlo a lado del frappe. No era muy grande y dentro traia el colguije que tanto le quería dar. Por un instante pensó tomarla y solo darselo pero luego pensó que ya era demasiado tarde.
"Iré preparando un hechizo de protección por si quiere golpearme o tirarme el cafe... al menos esta frio... jajajaja" pensó el portier bufando un poco y recargando las manos sobre la mesa como perro esperando su dueño.

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Finalmente, después de minutos que a la menor le parecieron años y años; pudo quitarse el chicle. No estaba muy pegado, aunque quizá lo hubiese estado menos si no lo hubiera estrujado tanto en su intento de esconderlo. Lavó bien sus manos tras tirarlo en un trozo de papel higiénico y se miró al espejo. Sacó de su bolsillo un pequeño lip gloss transparente y se lo colocó como acostumbraba hacer cada que iba al baño, y luego se acomodó el fleco sólo por nervios. Se sujetó del lavabo y agachó el rostro largando un suspiro. ¡Qué complicación tan más ~~suéter~~incómoda! Definitivamente las cosas habían empezado muy raras.

Se secó las manos y luego de eso echó un último vistazo a su ropa para salir, esperando no haber tardado demasiado. Miró de lejos al portier y se mantuvo serena, caminando con su porte casual hacia el asiento. Naami nunca había sido muy femenina, al menos no años atrás. Pero en verano solía tomar un par de semanas clases de etiqueta por órdenes de su abuelo, por lo que su caminar al menos era decente. Se acomodó en su sitio con una sonrisa serena y justo cuando iba a agradecer que el mayor pidiera por ella, observó la cajita gris junto a su bebida y galleta. Dudaba que eso fuera cosa de el café, por lo que miró a Taylor y luego al objeto.

Pasó saliva sintiendo que su corazón comenzaba a latir con más fuerza. Por dentro su cabeza era un lío tremendo. ¡Te propondrá matrimonio! ¡Sabías que esto iba a ser raro y aun así lo invitaste! Separó los labios para decir algo pero simplemente miró al mayor de nuevo, tomando la cajita con cuidado, sintiendo sus manos temblar un poco, pero mostrándose serena, al menos lo mejor que podía. -¿Q-qué significa esto?- Preguntó aturdida, hasta que se animó a abrirla y el alma le volvió al cuerpo. ¡¿Qué demonios te pasa Schwanhild?! ¡Primero piensas que te besará y luego que se quiere casar contigo! ¡Por Dios! -¿Una piedra?- Preguntó mirándolo con curiosidad, sacándola de la caja para dejar el objeto vacío sobre la mesa y mirar la piedrita contra la luz del sol que se veía apenas a través de la puerta del establecimiento.

-¿Es un amuleto?- Preguntó en voz baja, estirando su mano izquierda, ahora limpia, para tomar el frappé y acercar la pajilla a sus labios para probar un poco. ¡Era tan rico! Que no pudo evitar morder la pajilla para contener un sonidito de placer por el delicioso sabor.

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- Una piedra - responde Taylor - Uhm.. espero no te moleste y me rompas la cara - agregó mas en tono de broma - Solo es una especie de regalo con multiples propositos.

Se rascó un poco la nuca y acomodó un poco su bandana. Estaba algo nervioso y comenzaba a sentirse tonto de solo seguir hablando. Vió los brillosos labios de la nuker succionar un poco de café y lo obligó a tragar saliva.
- Ehm.. Te lo iba a dar el otro dia para, digamos, reponer que no pude ayudarte el dia que nos vimos en las gradas (?) - desvió la mirada al decir esto. Recordó como se habia enojado y torcido un tobillo, al igual que la gomita ensalivada. - Pero pues, luego te manché de costillitas... y ajá

No le gustaba mucho estar recordando ese dia. Lo había pasado muy mal porque la culpa lo abordaba. Suspiró y siguió con la explicación.
- Y pues aja... Entonces ahora es mas como un regalo de "Lo siento, voy a ser tu amigo el más idiota, el que te arruina las noches y te mancha de costillitas".. - dice aun mas apenado y sintiendose mas estúpido que nunca - no es mucho... es un amuleto protector de mana naranja... le pedí al maestro Fado que me ayudara a hacerlo. Sirve para ayudar a detectar si te estan atacando con hechizos naranjas... tu sabes, con eso que pasó ese día y que nos enfrentamos a un ilusionista... Es lo más que puedo hacer.. supongo..

Guardó silencio despues de eso, hundiendo un poco su cabeza en su ropa y tomando de su frappe. El suyo estaba preparado a base de crema irlandesa con crema batida y cubierto de chispas de chocolate. Una galleta oreo estaba adornando igual que un limón adorna una bebida tropical.

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Naami se dedicó a escudriñar la piedrita con la mirada mientras bebía de su frappé, y se sonrojó un poco al escuchar eso de "me rompas la cara", pues a su mente llegó la mirada del mayor tras el puñetazo. Dejó el pequeño objeto en su mano, bajándola para recargarla sobre la mesa y dedicarse a observar a su compañero de curso con curiosidad. Ahora que lo notaba, se miraba bastante diferente con ropa de civil. ¿Lo había visto así antes? Pensó en ello un momento y se perdió de parte de la conversación, aunque volvió a la realidad cuando escuchó eso de las gradas. Parpadeó un poco y tomó un trocito de galleta con dos dedos para llevárselo a los labios y comerlo con calma. Se había alimentado bien en el desayuno, por lo que ahora no tenía mucha hambre, comería como pollito.

Tosió al escuchar la mención de las costillitas y se sintió apenadísima, pero pudo disimularlo limpiándose la comisura de los labios con la esquina de una servilleta. Contuvo la respiración cuando supo el significado del amuleto y lo miró antes de soltar un suspiro, negando suavemente con la cabeza. Pero cuando supo lo que hacía, se sintió más apenada aún. -Gracias.- Dijo muy bajito, tomando el vaso de su bebida para darle un trago largo, desviando la mirada por un instante, antes de fijarla en él y notar lo indefenso y tranquilo que se miraba en aquella posición. Sin duda alguna era lindo, al menos cuando no estaba haciendo o diciendo estupideces.

-Hey, sobre el golpe...- Se encogió de hombros, bajando la bebida para buscar en su bolsillo trasero el móvil que llevaba. -Quería disculparme apropiadamente.- Comenzó, quitando con cuidado el adorno que llevaba el celular para comenzar a colocar la piedra naranja en su lugar con lentitud. -Realmente fue un impulso...- Se encogió de hombros sin querer mirarlo aun a la cara. -Sabes que no tengo muchos amigos, y bueno.- Se mordió el labio inferior un poco. -Con ellos a veces me llevo pesado y me detienen cuando reacciono así.- Alzó el móvil cuando todo estuvo en su sitio para mostrarle que ahora llevaría el regalo con ella.

-Realmente no pensé que no te defenderías.- Confesó finalmente sonriendo de lado con clara culpabilidad. Luego de eso guardó el aparato en su lugar y tomó la bebida entre sus manos para darle otro sorbo. -¿Me perdonas?- Preguntó con la pajilla besando sus labios, mirándolo a los ojos seriamente.

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Afortunadamente no era un elemental de fuego porque probablemente hubiera estallado en ese momento.

Taylor negó con la cabeza después de escucharla - Mientras no ofendas a mi hermana o a mi equipo de Mugby, no hay nada de lo que tengas que pedir perdon - dijo con una sonrisa confiada. Aun cuando Schwanhild se viera tan linda cuando estaba apenada, no era para eso que habían venido. Aquel golpe no había sido ni la mitad de duro que los que le daba el gorila de Aubrey y sinceramente no se sentía a gusto.
- De todas formas no creo que vuelva a pasar... mira...

El chico toma su bandana y vierte sobre ella un poco del cafe con una pequeña cuchara que tenia. Observó de reojo a ver si aun tenía la atención de su compañera y su reacción.
- Mira... - repitió viendo a todos lados que nadie lo viera y susurró - Mana Amarillo: Wasch...

La bandana comienza a rodearse con pequeñas burbujitas que poco a poco van limpiando la mancha hasta dejarla limpia. Taylor frecuentemente volteaba a otros lados para evitar ser descubierto por algun Darkha y al finalizar le enseño la prenda mas limpia que antes.
- Ves? Le pedi a la jefa que me enseñara un hechizo para limpiar la ropa, asi si te vuelvo a manchar (Que de seguro pasará) podré arreglarlo sin que tengas que irte a cambiar.

Se sentía bastante bien de hacer eso. Cuando joven, le pregunto a Aria un dia que era lo que se necesitaba para conseguir chicas y ella le dijo "Que aprendan de sus errores y que soporten los golpes de una mujer fuerte". Tal vez desde ese entonces por eso sentía un gusto por mujeres como Schwanhild o la profesora Sloan.
- Asi que no te preocupes, si tu te llevas asi de pesado entonces yo aguantaré, pero posiblemente no siempre pueda detenerte... al menos si no creo que merezca el golpe.

Hubo una pausa en ese momento y cerró los ojos, para luego abrir solo uno y decir seriamente.
- Ademas golpeas como niña...

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-No ofenderé a tu hermana.- Se limitó a decir, sonriendo divertida e indicando con eso que del equipo de Mugby no iba a prometer nada. Bebió más de su frappé, disfrutando de su dulce y delicioso sabor antes de quitar una chispa de chocolate de la galleta para llevársela a los labios mientras observaba cómo el mayor se deshace de su bandana, haciéndole a ella arquear una ceja. ¿Y eso? El hecho de que él ensuciara una prenda para reponer lo del otro día no tenía ningún sentido; pensó. Pero todo eso se hizo humo cuando escuchó el hechizo. De igual forma ella miró a los lados inquietamente. Los darkhas eran raros, pero no todos eran tontos. -Wow.- Exclamó antes de escuchar la palabra jefa y entrecerrar los ojos con incomodidad.

No era de dominio público, pero no soportaba a Rhiannon Sutherland. Se picó la mejilla con el dedo índice derecho un par de veces antes de soltar una risa hacia Taylor para observarlo con curiosidad al ver que cerraba los ojos. No se veía tan rudo así. Sonrió un poco para luego sorprenderse ligeramente por el comentario, arrugando la nariz con un gesto de desagrado. -Eso es porque soy una niña; tonto.- Murmuró antes de recargarse en el respaldo de la silla para cruzarse de brazos y coger el vaso, bebiendo de él. -Pero cuando quiero puedo lastimar. No saqué mis puños de acero para no hacerte sufrir demasiado.- Aseguró alzando una ceja con una sonrisa prepotente. ¿Desde cuándo sonreía tanto con él? Pasó saliva mirando la espuma de su bebida mezclándose con el frappé y sacó la pajilla con cuidado para usar la parte baja que servía de cucharita para poder llevarse crema batida a la boca.

-Pero bueno. Cuéntame esas cosas que se cuentan los amigos.- Invitó, hablando con un tono claro de sarcasmo. -¿Qué haces en vacaciones, Gladiador?- Preguntó con curiosidad honesta. Nunca había escuchado si él tenía o no dinero. Pero estaba segura que había estado en Little Monsters, por lo que supuso que no lo tenía. Al menos en la mente de Naami sólo los huérfanos terminaban viviendo en ese rancho.

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- Cosas que se cuentan los amigos, hmm? Interesante, normalmente mis amigos me pegan o intentan no hablar mucho conmigo - respondió el portier pensando un poco en que tenia pocos amigos, comparado con little monsters. Se preguntaba que había pasado con los chicos que se salieron. - En vacaciones?

Sonrió un poco triste al escuchar la pregunta y miró las manos de Schwanhild. Eran pequeñas pero lindas. Tomó un poco más de su bebida y sonrió.
- En vacaciones pido voluntariado para Little Monsters y me quedo ahi para cuidar de Maggie. Mi papá me manda invitaciones para ir a la casa pero la unica vez que lo hicimos nos la pasamos mal y a él realmente no le interesa si vamos o no. - había sido sincero, era probablemente la primera vez que le platicaba esto a alguien. No era incomodidad, era más como verguenza. - Y tu? Que no se supone que hibernas o algo así?

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La alemana no notó si quiera que se había metido en un terreno peligroso para sí misma al perderse en las palabras el más alto. Sus ojos verdes se mantuvieron observando las expresiones de Taylor, la forma en que gesticulaba al hablar sobre su progenitor y el movimiento de sus labios al decir el hombre de su hermana. Maggie. Bajó finalmente sus esmeraldas para observar la pajilla y perderse en su color rojo por un instante antes de decidir que era muy divertido ver las pequeñas gotitas que bajaban por el vaso del frappé en forma de sudor del mismo. En realidad era triste escuchar hablar a otros sobre tener mala convivencia con sus padres, ella daría lo que fuera para volver a ver a su padre, o poder abrazar en su forma humana a la mujer que le hubo dado la vida.

Yo tuve una hermana. Pensó en decir, pero de sus labios no escaparon tales palabras, sin embargo cuando él decidió interrogarla a ella como correspondía, la jovencita simplemente sonrió de lado y se acomodó un poco el fleco que llevaba. Sintió de pronto que la ropa que llevaba era poca para ese momento, se sintió desnuda frente a él por todas las emociones que revoloteaban en el interior de su pecho. -Viajo a Alemania, con mi familia.- Hizo saber sin mirarlo, jugando con el pequeño colgante de Kuromi que había quedado abandonado en la mesa para poder entretenerse un poco. Suponía que él sabría que ella era alemana porque, aunque siempre tuvo clases de idiomas, en primer año su acento era demasiado marcado. Ahora era casi tan natural como los estudiantes ingleses. -A veces viajo con mi abuelo a otros lugares.- Decidió que podía darle un giro al tema y no tener que entrar en detalles incómodos.

-Conocí a Josefat Toledo en uno de esos viajes.- Alzó una ceja sonriendo con prepotencia antes de golpear el pequeño juguetito con el dedo índice luego de tomar vuelo presionándolo contra el pulgar para que este terminara del otro lado de la mesa, sin embargo sus planes no funcionaron y el muñequito amenazó con terminar cayendo de la mesa. -¿Cuántos años tiene Maggie?- Preguntó ladeando el rostro sin mirar a Taylor, esperando que él le regresara el colgante de la misma forma.

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- Siete! - dijo al momento que atrapa el juguetito antes de caerse - Lo siento, manias de portier, jeje ... Tiene Siete, va a cumplir ocho en diciembre. Me da algo de tristeza que crezca, pronto le interesarán los chicos y habrá muchos homicidios...

Ahora que lo pensaba, el portier siempre ha sentido una especie de celos para los niños que se le acercan a su hermana. Suspiró y sonrió un poco. Esperaba sacarle un poco mas a la nuker pero realmente no parecía querer hablar sobre ella.
- Ya tiene novio... un mocoso que es hermano de mi Carrier - respondió con un bufido mientras veia la figurita - Ese zangano como se atreve a querer tener algo con una niña de siete años...

Sin darse cuenta, comenzaba a sentir como si una bola de fuego iba a salir disparada de su nariz y lo hizo reaccionar. Observó otra vez a la chica y sonrió.
- Por cierto, ¿Por que te dicen "Naami"?

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Una sonrisa de lado se dibujó en los labios brillantes de la nuker al escuchar las palabras del más alto. Sin duda alguna le causaba gracia escuchar que su compañero de curso detestaba la simple idea de que su hermanita pequeña tuviese pretendientes, pero eso era algo inevitable. Aunque se lo pensó un poco y razonó que chicas como, por ejemplo, ella misma, pocos pretendientes podían tener. Bebió de su frappé recordando al fantasma en aquella zona del campo de Mugby y entrecerró los ojos. Había recibido algunos regalos de algunos chicos pero ella lo atribuía simplemente a su destreza en el deporte y no realmente a algo que hubiese atractivo en ella.

-¿Tiene novio ya?- Preguntó sorprendida alzando una ceja antes de soltar una risa divertida y algo infantil. Ella había tenido su primer novio ya mayor, cuando iba en segundo curso. Aunque recordaba todo como algo tonto que no duró demasiado, pues cuando se anotó al Mugby todo terminó, desde el noviazgo con aquel chico espíritu hasta sus pocas amistades. -¿Zángano? Anda, seguro es muy linda y por eso no pudo evitarlo.- Trató de excusar antes de dar golpecitos con su dedo índice izquierdo a la galleta, realmente había comido muy bien en la mañana, por lo que no quería comerse la galleta ahora. -¿Huh?- De pronto su mirada esmeralda se dirigió hacia la ajena, sorprendiéndose bastante por su pregunta. Sonrió de lado y miró el colgante de Kuromi que aun tenía él en sus manos.

-Pues...- Posó ambas manos sobre el vaso transparente, sintiendo el frío acariciarle los dedos antes de fijar su mirada en la pajilla roja. -Cuando era niña mi padre me contaba una historia...- Sonrió dulcemente sin quitar la vista de su bebida. -La princesa Naomi era una joven de una belleza inalcanzable, pero siempre estaba triste porque el tiempo pasaba y ningún príncipe se atrevía a pedir su mano en matrimonio. Decía que era ella tan hermosa que todos temían el rechazo y nadie se atrevía.- Rió un poco, bajando la mirada hacia el borde de la mesa para no tener que observarlo a él, recordando la voz de su padre mientras le narraba aquello. -Por eso ella pedía a los Dioses que le quitaran tal maldición y le permitieran ser feliz con un buen príncipe. Sin embargo, un día un fiel sirviente de un príncipe de tierras lejanas llegó a enviarle una enorme cantidad de rosas y un hermoso vestido, para comenzar a acercarse a ella.- Finalmente la castaña elevó el rostro y fijó la mirada en Taylor, pero rápidamente la desvió, sintiéndose algo tonta por contarle aquello.

-Pero ella sin poder evitarlo se enamoró de aquel sirviente. Y después de tres visitas con diferentes obsequios, ella decidió regresar cada regalo, cada pétalo, cada joya dada, y pedirle a su padre el Rey, que le permitiera a ese sirviente desposarla.- Bebió un trago de su frappé con las mejillas encendidas. -Pero yo cuando era muy pequeña no podía decir Naomi, y decía Naami...- Se encogió de hombros, aun apenada.

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Taylor estaba boquiabierto escuchando a su amiga. Era la primera vez que escuchaba un apodo tan denso como ese. Era una historia muy bella y la verdad lo había conmovido... obviamente de una manera totalmente masculina. Sonrió un poco al acabar y tomando el popote entre sus dedos succionó un poco más de bebida.
- Entonces deberia empezar a decirte "Su Majestad"? Al menos ya llevo uno, a ver hasta cuantos llego - le dijo el portier sinceramente. No podía evitar aprovechar para decirle lo mucho que le gustaba, aunque fuera algo simple y estúpido. Ella probablemente lo negaría rápidamente.

Al acabarse su bebida, ya se sentía listo para algo de actividad. Estiró sus brazos y luego se recargo los codos en la mesa.
- Que dices, Nao, ¿Lista para patear traseros?

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Entrecerró los ojos mostrando en los labios un gesto de enfado por aquellas palabras, antes de decidir que terminaría guardando la galleta. Aunque no llevaba bolso. Soltó un suspiro y la tomó con la servilleta antes de ponerse de pie. -No soy una princesa, creo que soy lo más alejado a una.- Hizo saber con sinceridad, antes de extenderle la galleta a él. Le faltaba un minúsculo pedazo que elle había cogido con los dedos. -Te regalo este delicioso banquete y el llavero de Kuromi. Así no llevas nada.- Dijo a modo de broma, esperando que él tomara la galleta para colocar sobre la mesa los euros que todo aquello costaba, saliendo del café lo suficientemente rápido para que él no pudiese negar ese gesto.

Al estar afuera giró su cuerpo, haciendo que el cabello de su coleta bailara animadamente, aun con el vaso de frappé en su mano. Lo tiraría en un contenedor de basura en el camino. -¡Te lo debía!- Hizo saber sonriendo y caminando de espaldas, hasta que su converse de bota chocó contra un farol, haciéndole saber que si daba un paso más terminaría en la carretera. -Ahora vamos, que quiero patear ese trasero marino tuyo.- Sonrió entusiasmada. -¡Y por cierto, nada de Nao! Soy Naami, recuérdalo, Gladiador. No voy a dejarte que tengas beneficios especiales sólo porque te conté mi vergonzoso pasado.- Soltó con voz de reproche, riendo divertida para luego girar el cuerpo y buscar la luz que indicara que podían cruzar. -¡Ya está verde! ¡Vamos o cambiará!- Sin pensárselo demasiado cogió la muñeca de él con su mano libre y comenzó a correr. Como había pensado, a medio camino el semáforo cambió de color.

-¡Anda gladiador, como si el profesor Fado te hubiera llamado a su oficina!- Gritó corriendo infantilmente con todas sus fuerzas. Obviamente sin la energía que usaría en el Instituto, pues tampoco quería que todo el mundo notara que no era una chica normal. Pero le hizo gracia recordar los llamados del profesor Fado, pues si no llegabas al momento te iba muy mal.