No había nada.
Absolutamente nada. Ni siquiera el ruido de la escuela llegaba a sus oídos. El Instituto estaba en plena hora de clases... pero a él no le importaba. No le importaba nada. No había ido a clases en días. Había cerrado con llave la puerta de su habitación desde el día de su funeral y no había salido, visto o hablado con nadie desde entonces. La cama de Sebastyan yacía impecable, casi como un santuario que no debía ser tocado, mientras que la suya con trabajos parecía una cama. Ropa, su laptop, cubiertos, todo yacía tirado en el piso del cuarto después de ser arrojado durante sus arranques de violencia. Ya no podía más, simplemente no podía.
El ex-capitán del equipo de Srad estaba sentado (más bien, tirado) en el piso de su cuarto, con la espalda recargada en la pared y brazos y piernas simplemente descansando en el piso, lánguidos y sin fuerza, mientras que su cara con gigantezcas ojeras y una expresión perdida en la nada terminaban el cuadro de un alma que había perdido toda voluntad.
Por qué seguía vivo? Por qué un idiota como él había sido bendito con el derecho de continuar, incluso después de haberle arrancado la vida a su mejor amigo de una forma tan vana y tan trivial? Y ahora, qué se suponía que hiciera? Pronto vendrían los medios, los juicios.... pronto tendría que enfrentar su culpa. Sabía que lo merecía, y eso era lo único que lo había mantenido vivo: la obligación de su penitencia. No, la muerte no era una opción, la muerte era un escape demasiado sencillo, y de ello tenía un recordatorio, frío y pesado, colgando donde debía estar su brazo derecho.
Levantó poco a poco su nueva mano, y fijó sus ojos en el símbolo que había tallado él mismo usando un cuchillo sobre lo que ahora era su antebrazo. El mismo símbolo que había mantenido a Gustav hilado a este mundo en esa armadura. El símbolo que sólo él había visto en esa escuela. El símbolo del pacto de un soulbound que había grabado en su brazo para recordar a su amigo. Y para nunca, nunca olvidar.
Fue entonces que vio una figura parada junto a la ventana. Pensó al principio que sólo se estaba engañando, que no podía ser cierto, pero en verdad era él. Ahí estaba.... ahí, de pie frente a él, enmarcado por la luz del Sol...
-Que tienes Cap't?- La figura del soulbound se torno hacia Hazel, recagandose en el marco de la ventana y mirandolo con uns sonria y una ceja enarcada. -Te pegaron al piso o algo?- Se veia claramente su burlona sonrisa al terminar de decirle eso.
El pelirrojo no pudo decir palabra. Se quedó mirando a su amigo boquiabierto y con una mirada que no denotaba más que confusión. Estaba volviéndose loco? Había sido todo una mentira, un sueño?
O había venido para castigarlo?
- G-Gustav... e-eres... eres tú?- pregunta con la voz entrecortada sin moverse.
La sonrisa en el rostro de Gustav se fue bajando poco a poco, haciendo mas una mueca como de "que quieres decir?" -Y esa pregunta tan rara? Debo ser yo. - Se levanto de la ventana para recargar su brazo en la cama de Hazel, el gesto no se quitaba.
De la misma forma, la expresión de Hazel no cambió. -Viniste... viniste a matarme?- le pregunta el pelirrojo sintiendo un extraño alivio al pronunciar esas palabras.
Las palabras de su amigo hicieron a Gustav levantarse de golpe, con un puño cerrado -Woooo espera hermano, matarte? Por que lo haria?- Camino un par de pasos y se inco para estar de cara a el. Su rostro no solo estaba extrañado, la crudeza de las palabras de su amigo le parecian asustar. -Dime que te paso, por que rayos te vez tan mal y... - La voz del djinn se silencio mientras se le quedaba mirando al miembro metalico de Hazel, no emitia ninguna voz, solo miraba.
-Yo te maté...- escupe al aire el pelirrojo sin quitar la vista del rostro de Gustav. Qué era eso? Qué estaba pasando? - Y-yo te maté....- repite con la voz ahogada en la garganta.
-Ohh...- El enorme soulbound termina sentandose, dejandose caer de golpe, sin hacer ningun ruido al caer, ni un rechinido al acomodarse. -Pero eso que tiene que ver con que ...- De nuevo, deja de hablar al ver el brazo faltante. Se lleva una mano a la cien y la frota levemente. -Que tiene que ver con que estas ahí tirado?-
La expresión de Hazel se fue degenerando a una de tristeza descomunal al ver a su amigo alejarse y sentarse sin producir ningún ruido. Acaso era él? De verdad era él? La inocencia tan lejana de la pregunta de Gustav hizo que lo poco que quedaba del corazón del ex-carrier se pulverizara de dolor.
No pudo evitarlo, las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas nuevamente y fuertes sollozos empezaron a arquear su espalda.
- PERDÓNAME!!- grita desesperado el pelirrojo, abrazando sus rodillas con sus brazos y hundiendo la cabeza en ellos - NO QUERÍA, GUSTAV! NO QUERÍA QUE LAS COSAS SALIERAN ASÍ!!- empezó a temblar -Tú y yo íbamos a regresar juntos, victoriosos... todo iba a seguir siendo igual, pero LO ARRUINÉ. Te quité todo, te arrastré hasta ahí sólo para matarte!!
Se escucho un claro suspiro de pesadez, aunque no lo veia, la cara de tristeza del djinn, junto con una mano en la nuca para expresar su incomodidad se hicieron presentes. -Hermano, no llores. No tienes que pedirme perdon a mi. Como ibas a saber que asi terminaria todo. Es más...- Un breve silencio lleno el cuarto -Yo te pido perdon por no haber podido volver contigo, debi saber que eso tambien me ... ehmmm dañaria a este grado.- La palabras de Gustav se oian no quebradas como las de su amigo. - Era algo que teniamos que hacer, cumplimos victoriosos hermano!... si cumplimos la mision de perdido verdad?- Ahora sonaba un poco burlona, era una burla obvia y absurda. Pero siempre hacia eso en estas situaciones.
El pelirrojo se hizo pequeño al escuchar la disculpa de Gustav. Por qué? Por qué tenía que doler tanto? Sin sacar la cabeza de entre sus brazos, asintió lentamente a la pregutna del djinn. Era cierto... habían salvado a los niños y al Instituto, pero el precio era demasiado alto para él. Daría la vida por cambiarlo...
-Qué debo hacer ahora?- pregunta entre llanto. -Qué puedo hacer...?
El rostro del djinn cambio abruptamente al oir los llantos de su amigo, se levanto casi de un salto, mientras su forma normal se hacia presente. -¿QUIEN TE CREES?- El pesado puño de Gustav se dejo caer de lleno sobre la cabeza del ex-carrier, no hubo ni un sonido en el lugar, pero para Hazel, el hueco golpe del puño de Gustav era tan real como la voz con la que estuvo hablando.
-¿Quien te crees?...suplantando a mi capitan...
Gustav habia llevado sus manos la camisa de Hazel, y la apreto con fuerza.
-HAZEL NO ES UN MOCOSO MEON QUE NO SABE QUE HACER.- La metalica voz sonaba irancunda.-ES UN LIDER AL CUAL TODOS SEGUIMOS. TU PRETENDES HACERTE PASAR POR EL? HAZ UN MEJOR ESFUERZO.-
La figura se empezaba a desvanecer de las piernas, pero seguia sosteniendo a Hazel, sus ojos en un fulgor entre naranja y rojo. -Escuchame bien Cap't. Esto fue un error, punto. No esta bien, pero no por eso quiero que te culpes. Yo estuve a tu lado por que asi me lo dictaba mi cariño y lealtad a ti y a mi familia.- El torso ya casi se terminaba de desvanecer, y empezaban sus brazos.
-No quiero que te rindas, tienes que cuidar a la familia que por tantos años fueron. Yo hice lo que pude, y terminé cumpliendo no solo la misión, tambien mi secret achivement, que era protegerte a ti, a Sebas y a Naami.- Las manos de Gustav dejaron de sentirse para Hazel, terminando esa frase. Flotando frente a él sólo quedaba el casco que tenia por cabeza. -No cambies de posicion, eres y seras el carrier, solo cubreme un rato. No te rindas, ellos tambien estaran dolidos, tambien te necesitaran. Cuidalos mucho, hermano. - La voz del djinn sonaba mas debil cada momento solo quedaba la parte del enfrente y los ojos brillantes. -No sufras, ya te derrotare cuando llegues aca.
Hasta que todo el djinn desapareció. -No hay prisa, vive hermano!
Los ojos de Hazel se quedaron bien abiertos después de que el evento terminara. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que seguía en la misma exacta posición, tirado en el piso, recargado contra la pared. No podía explicar qué había sido eso, simplemente no podía. Clavó sus ojos en el sello de sangre que había marcado en su antebrazo, con las últimas palabras que escuchó de su hermano resonando en su cabeza.
Y entonces, una memoria lo asaltó con fuerza.
"No puedes morir aun... mi paladín... "
Su boca se abrió lentamente, y por primera vez sintió que un poco de fuerza volvió a sus piernas. Todo volvió a su cabeza, la imagen de las dos mujeres y aquel elfo de cabello rubio.
-Los gorriones...- susurró para sí levantando un poco la mirada.
Lentamente se puso de pie, clavando sus ojos en la cama en perfecto estado de Sebastyan.
"Está bien... puedes irte a hacer las cosas a tu manera... pero yo no me quedaré aquí con los brazos cruzados... al diablo el hogar, al diablo mi vida. Todo siempre fue una mentira, no es cierto? Pero no voy a dejar que esto se quede así, no voy a dejar que esos bastardos se salgan con la suya. Lo siento hermano... pero ya no se trata de proteger a nadie. Y no, ya no se trata de ti, elfo...
Esto es venganza. Esto es justicia..."