Tomando las riendas.

Llegó a su cuarto ese día, después de haberse empapado en el campo y de dejar ir mucha de la energía negativa que había guardado durante todas las semanas. Después de la tormenta, siempre venía la calma, y esta vez no era la excepción. Si bien no se sentía feliz, se sentía tranquilo, en ese momento su cabeza estaba pensando más clara.

Cruzó la puerta y la cerró tras de sí, mirando el campo de guerra que alguna vez había sido su cuarto, enmarcando la pulcra cama de Sebastyan entre pilas de basura, ropa y suciedad. Hizo una mueca, sintiendo por primera vez algo de vergüenza por el estado de su cuarto. Vio las latas de atún en el piso y también se avergonzó un poco de su dieta en esos días. Dejó salir un suspiro y luego empezó a caminar, quedándose parado en el centro del cuarto con las manos en la cintura y viendo a todas partes.

Necesitaba una bolsa para la basura.

Pero dónde diablos tenían las bolsas?

Se acercó a las alacenas y empezó a abrirlas y buscar. Sacó platos, toppers, cubiertos, tazas. Pasó a las repisas de abajo, y depués de estar moviendo cazuelas no pudo encontrar nada. Se quedó viendo la alacena extrañado, y luego se sintió la persona más estúpida del mundo. Se llevó la palma a la frente con un sonoro THUNK! seguido de un quejido. Nota mental: No hacer facepalm con la mano derecha...

El pelirrojo extiende su nueva mano metalica de color cobrizo mientras se sobaba la frente con la otra, y una bolsa roja aparece en ella. Empezó a recoger toda la basura del cuarto tirándola en la bolsa. Sebastyan siempre había hecho este tipo de cosas? Por qué ni siquiera se había dado cuenta nunca?
Una vez hubo terminado de llenar por completo la bolsa, el pelirrojo mira su cuarto. Seguía siendo un muladar... tenía que recoger la ropa, hacer su cama, limpiar la alfombra que estaba asquerosa, limpiar el baño también...

Cómo demonios se hacía todo eso?! Hizo un nudo en la boca de la bolsa y la dejó junto a la puerta. Tenía que buscar en internet cómo rayos hacer ese tipo de limpieza, sobre todo el baño y la alfombra, la ropa... supuso que habría lavandería o algo así en la escuela... Se sentó en su cama y prendió su laptop. Mientras iniciaba el sistema operativo, se quedó mirando a la cama de Sebastyan.

Cómo fue que terminó apegándose tanto a él? A un elfo, desde niños. En este año había empezado a poner en duda sus sentimientos hacia la raza, a racionalizarlos como algo sin sentido y como una generalización ridícula. Aún le costaba trabajo confiar en uno, pero había visto ya varias instancias en las que la vida le probaba que se equivocaba.

Eso lo llevó a algo más... qué demonios intentaba hacer Sebastyan? Cuál era el punto de pasar 7 años junto a él, haciendolo todo para que él no tuviera que hacerlo, ocultando su naturaleza para luego huir y dispararle a Clementine, quien, aparte de todo, había defendido las acciones del elfo a capa y espada? Y al parecer todos los maestros habían protegido ese secreto también...

Lo había hecho para estar a su lado? Si era así qué rayos era lo que hacía ahora? Cómo es que intentaba protegerlo desde tan lejos?
Las preguntas eran un torbellino en su cabeza, pero algo empezó a ser más claro para él: no lo odiaba. Tenía que afrontarlo. Por más que quisiera odiarlo, no podía, y no iba a hacerlo hasta que estuviera seguro de que lo que hizo fue una traición. Tenía que darle esa oportunidad, por su propia sanidad mental.
Así, cuando él volviera y todo se aclarara... podría volver todo a la normalidad.

A esa normalidad que él ni siquiera sabía cómo funcionaba...

La laptop por fin cargó. Empezó a buscar en Internet cosas de limpieza, parándose y yendo al baño y las alacenas para asegurarse que tenía los productos que decían ahí. Y en realidad, no, no estaban. Claro, escuela mágica, genio, quién haría esas cosas a la manera dharka? Empezó a buscar hechizos para limpiar, atravesando mil páginas de internet, y anotanddo todos ellos en una libreta que tenía por ahí. Si las cosas eran tan fáciles como eso parecía, tal vez no sería tan difícil acostumbrarse a esta nueva soledad. Al menos no por ese lado.

Se levantó de la cama y empezó a juntar toda su ropa sucia del piso, junto con las cobijas, y con la pila enorme sobre sus brazos, se dirigió al baño y botó todo dentro de la tina, abriendo la llave de agua caliente, y una vez que se hubo llenado, el chico pone las manos encima y se concentra.

>>MANA VIOLETA: OXIMORON<<

En ese momento, el agua empezó a teñirse de suciedad y negrura, al mismo tiempo que la expresión del pelirrojo se llenó de un poco de asco. -Egh... y me estuve poniendo eso toda la semana...- dice para sí. Dejó la ropa remojándose en la tina, aunque no sin antes agregar un jabón hecho de mana rojo a la tina para dejarlo ahí. Supuestamente el hechizo se encargaría de sacar las manchas y quitar la suciedad, así que bueno, dos menos.

Siguió con las labores esa noche, tender su cama, lavar la alfombra. Tuvo que hacer eso último unas tres veces utilizando un hechizo que encontro llamado "Pledgespray", pero la alfombra estaba tan sucia que fue una monserga.

Terminó sus deberes y finalmente el pelirrojo se dejó caer en su cama. Miró de reojo la cama vacía a su lado, y una media sonrisa se dibujó en su rostro.
"Mañana me tocará cocinar... ya verás, cuando vuelvas te prepararé algo, elfo... no te lo mereces, pero quiero ver tu cara cuando lo pruebes..." piensa el pelirrojo tal vez de una forma ingenua y positiva. Una parte de él, por alguna razón, estaba segura que regresaría. Lo estaba.