Los deseos del corazón (Privado- Taylor)

Un frailecillo hecho de mana llegó al cuarto de Noah Fenian y Taylor Kluivert, pasando por debajo de la puerta y volando hacia el mayor. Era la hora del descanso de la tarde, y no era de sorprenderse que estuviera echado durmiendo una siesta. Después de despertarlo, el frailecillo estalla en polvos de mana y una nota aparece en las manos del portier.

Citación :

Mi estimado jovencito Kluivert

Le solicito que suba al techo del Edificio de Ciencia lo más pronto posible. Tengo un asunto importante qué discutir con usted, y espero que su corazón y su cabeza estén en el lugar indicado cuando se disponga a subir las escaleras.

~Lugos Fado

El profesor ya se encontraba en el Invernadero, esperando a que llegara el capitán del equipo de su fraternidad. Había conocido a Taylor Kluivert desde niño, y sabía que, a pesar de que se escudara detrás de un rostro de bully y lleno de hábitos que estaban hechos para molestar a los demás, los impulsos y la motivación del joven siempre habían sido puros. Esperaba poder sacar eso a relucir, y esperaba que el chico pudiera también abrazar sus debilidades en vez de sólo ocultarlas para fortalecer su espíritu.

No le emocionaba mucho ir a ver a Fado, no queria tener que lidiar con su pesado metodo de enseñanza, pero ya que...

Caminó tranquilamente por el edificio de ciencias llegando puntual. Había dejado a Noah dormido y le habia dejado hecho algo de comer. El enano era tonto y le mortificaba que ahora estuviera en peligro. Sentía algo de impotencia al no poder hacer nada por él, pero no era manera de ayudarlo si lo expresaba. Decidió dejar eso por la paz y ver que era lo que Fado le tenía preparado.

Al llegar al punto indicado, el demonio observo por todos lados hasta encontrar a su maestro. Era la segunda vez que lo citaban en el invernadero y la vez pasada había terminado aquel inconveniente con Schwan. No esperaba menos del Profesor.
- Buenas Prof - murmura Taylor acercandose - Me llego uno de sus cosillos esos.. ¿En que le puedo ayudar?

-La vista es muy amplia desde aquí, no es así, Taylor?...- dice el profesor con un tono perturbadoramente serio, de espaldas al muchacho, y con la mirada fija en un punto en el horizonte. -Quiero mostrarle una cosa, capitán.- prosigue el sprite sin voltear, y haciendo en ese momento que ambos empezaran a elevarse, atravesando el techo como si este fuera incorpóreo, y aterrizando lentamente en el punto más alto del instituto.

Desde ahí se podía ver lo que había quedado de Little Monsters a lo lejos. Las ruinas de lo que alguna vez fue el lugar más lleno de amor de esa esquina de Inglaterra.

-Taylor...- dice el profesor sin cambiar el tono de su voz. -Recuerdas qué fue lo que te trajo a la fraternidad de Sal? pregunta nuevamente sin voltear tampoco.

Taylor se aferró al piso con su propio balance y observó aquel lugar. La seriedad de Fado lo había puesto alerta y muy al tanto de lo que decía. Escuchó la pregunta y apretó los puños sin quitarle la vista a aquel lugar semidevastado.
- ... - el demonio guardó silencio, mientras aquellos recuerdos comenzaban a abordar su mente. Aquel día que el Director tuvo esa pequeña platica con él, siendo aun un niño de 12 años. Cuando solo pensaba lo mucho que queria salir al mundo y ser un adulto.

"Quiero proteger a Maggie! Y ganar la copa de Mugby!!" dice el niño con un rostro traviezo y maloso. El corazón de Taylor siempre ha sido liviano y sencillo. El solo ha querido cuidar a los que quiere y siempre ayudar. Desde aquel día que Maggie le enseñó que nadie tiene la necesidad de sufrir solo...

- Para proteger a mis seres queridos! - dijo el ahora hombre con determinación - Profesor, si me va a castigar por haberme ido sin permiso al rancho.. lo lamento... pero no podía quedarme parado. No estoy culpandolo a usted, ni al director, ni a la profesora Aria, al contrario... siempre les he agradecido lo que han hecho por mi... pero no podia saber que me iba a quedar quieto mientras Maggie peligraba!

Apretando los puños y bajando la cabeza, Taylor espera respuesta..
- Si merezco un castigo con todo honor lo recibiré.. pero no me arrepiento de haber ido!

-Fufufufu~, Taylor... en mis 480 años en este mundo, he visto pasar miles y miles de cosas. He visto a la gente ser feliz, sufrir, reir, pelear, sacrificarse y morir. Una y otra y otra vez...- El profesor levanta un poco la mirada, clavando los ojos en el horizonte que enmarcaba las ruinas del rancho - Nuestra obligación como profesores es protegerlos y ver siempre por su seguridad, pero mi vida en esta tierra me ha enseñado que hay algunos que merecen algo diferente que simplemente ser guiados ciegamente y guardados bajo la protección de sus superiores.-

En ese momento, el sprite se da la media vuelta, para revelarle al chico su mirada, un par de ojos de un azul celeste brillante, ambos de un iris enorme y que parecían irradiar su propia luz. -Recuerdo aún el día que llegaste a nuestra casa, recuerdo todo lo que te he visto pasar y todo lo que te he visto guardar en el fondo de tu alma. Todos los remordimientos que guardas sin darte cuenta y todas las palabras que escondes debajo de otras. Y sin embargo, detrás de todo siempre ha habido un fuerte corazón y un espíritu noble y valiente, el cual es imposible enjaular de esa manera.-

Una sonrisa paternal y llena de cariño se forma en el rostro del sprite, quien empieza a levitar lentamente rumbo a Taylor. Tal vez Lugos Fado no fuera la mejor persona demostrando lo mucho que le importaban sus polluelos, pero el hombre llevaba 5 siglos cuidando de los demás, y sabía cómo hacerlo. - Tú, mi niño, has sido de los que más orgullosos me han hecho. Te has levantado del polvo una y otra vez, y nunca te has dado por vencido. Y en el momento en que más te han necesitado, no dudaste dos veces en saltar para ayudar a los que lo pedían a gritos. Taylor Kluivert, marca mis palabras cuando te digo que tú, algún día, serás uno de los que nos suplirá a nosotros en resguardar este mundo.- dice finalmente llegando hasta el portier y poniendo una mano en su hombro -Pero para eso debes aprender muchas cosas, mi pequeño, debes aprender a amar este planeta, a toda la gente que vive y respira, para protegerlos a todos y cada uno. A ser un gladiador no sólo para proteger a Maggie, sino para proteger la vida... entiendes, Taylor?-

Primero ver sus ojos abiertos. Era todo un espectaculo, sintió un escalofrio recorrer su cuerpo al verlo, pero luego se lleno de mucha paz con esa mirada. Pero las palabras que el sprite le dedicó a Taylor hicieron que se sonrojara y desviara la mirada. Poco a poco el chico sentia mucha necesidad de llorar y comenzó a distraer ese sentimiento rascandose la nuca.
- Vaya... no se que decir... no creo que en verdad sea tan bueno como dice... - murmuró algo apenado el portier - Yo lo unico que sé.. es que... tiene toda la razón. No solo quiero proteger a Maggie. Después de haber visto todo lo sucedido en Little Monsters me dí cuenta que mi motivación no era solo mi hermana. Estaba... yo... bueno, estaba preocupado por las enfermeras, por los demas niños y tambien por Noah Fenian que habia sido secuestrado....

- Quiero aprender eso! Prof! Quiero ser fuerte y ayudar a todos! Nadie merece sufrir a solas! Y si no puedo evitar que sufran entonces estaré ahi para apoyar de todas formas... le agradezco mucho sus palabras...

Por un momento Taylor sintió algo que probablemente nunca había pasado por su corazón; el sentimiento de recibir buenos sentimienso de una figura paterna. Su corazón aun latía con fuerza.

-Fufufu!! Calma, calma, pequeño! No puedes cuestionar las palabras de este viejo sprite, recuerdas que lo sé todo?- dice el profesor en un tono ya más relajado y amigable. Esa frase solía decírsela a todos sus alumnos de nuevo ingreso para que estuvieran conscientes de que los vigilaba, pero también de que los protegía. -Y otra cosa que sé, Taylor, es que nunca, nunca has estado solo. No sólo por tu hermana... quiero que pienses en tu vida y mires a tu alrededor. Si ves un poco más allá de lo que parece obvio te darás cuenta que hay muchas personas por las cuales vale la pena arriesgarlo todo, y sobre todo, muchas más que darían mucho por ti. Ten por seguro que yo lo haría, mi niño.- dice finalmente poniendo ambas manos sobre los hombros del portier con firmeza, y sonriéndole con mucho cariño en su expresión.

-Taylor, sé que eres valiente y sé qué eres fuerte. Y mientras alimentes día con día ese deseo que encontraste de ayudar a todas las personas, sé que puedo confiar en ti, muchacho.- tras decir esto, el profesor levanta un poco la mirada, y por arriba de las cabezas de ambos hombres, un sobre negro con un sello turquesa aparece en un destello de luz azul. El sobre empieza a descender lentamente mientras el sprite se aparta un poco hacia atrás, y la carta queda a la altura del pecho de Taylor.

- Si ese deseo se mantiene ardiendo en tu alma, este sobre se abrirá por sí solo cuando sea el momento oportuno, capitán. Pero hasta entonces, quiero que pienses muy bien en lo que te he dicho hoy, y quiero que ese corazón puro que llevas dentro tuyo salga al exterior un poco más, que ya le hace falta un bronceado, fufufu~-