El amargo sabor del adiós (Privado Taylor)

Diciembre había traído muchos cambios a lo que parecía que sería una época muy obscura en la vida de Hazel.

Gustav había vuelto, transformando su enorme culpa de asesino en... otro tipo de culpa.
Sabía dónde estaba Sebastyan, y sabía que, de cierto modo, estaba bien y estaban del mismo lado.
En general, sentía que el apoyo de Kodran y Clementine era diferente, no sólo eran los maestros ahora, ahora tenían un lazo mucho más "oficial"... eran alguien en quien ahora sabía que podía confiar, cuya ayuda siempre estaría ahí en la cruzada que lo había llevado de encuentro sin preguntar.
Nuevos amigos habían llegado también... parecía que las cosas estaban mejorando después de lo obscuro que fue Noviembre.

Pero Diciembre trajo otro cambio que el Australiano no esperaba. Y ahora el equipo estelar de Srad que había ganado las copas los años anteriores oficialmente estaba roto y sin remedio.

Ese día habían ido a despedir a Naami. Una limusina había pasado por ella para llevarla al aeropuerto, y de ahí iría a Alemania con su abuelo, quien la había sacado de la escuela por los eventos de violencia que habían acontecido. Así que se había quedado sin nuker, sin "hermanita", sin complice de batalla, sin una de sus mejores amigas.
Era un golpe duro para el pelirrojo, pero sabía que no era al único que le dolía. Obviamente Gustav también estaba muy triste, y aunque era algo difícil adivinar sus emociones viéndose como un oso de peluche, el "grandote" siempre había sido más transparente que el papel celofan.

Curiosamente, aparte de él, Taylor también se veía... pues, mal. Lo había visto irse de la salida de la escuela, donde habían recogido a Naami, cabizbajo y con paso lento. Normalmente el ex-capitán (?) no le hubiera prestado atención, pero por alguna razón se había quedado con un amargo sabor de boca después de ver al demonio así. Al fin y al cabo, él era el que le había regresado a Gustav... o algo así. No sabía por qué, pero sentía que tenía que ver por él también, al menos POR ESTA vez.

Un presentimiento le dijo que fuera a los jardines, y no se equivocó. Ahí estaba Taylor, con la mirada perdida en quién sabe qué pudiera estar viendo que intentara desesperadamente de distraer la melancolía.
Con paso lento y las manos en los bolsillos de la chaqueta del uniforme de invierno, Hazel se acerca, quedando al lado izquierdo de Taylor, un poco a sus espaldas, y con un suspiro intentó romper el hielo, más frío aún por el clima de Diciembre.

-Cómo estás, Comebasura?- pregunta con tono serio y nostálgico también.

Algo se había roto dentro de Kluivert aquel día. No era siquiera el hecho de saber que definitivamente no tendría ninguna oportunidad con ella, sino que ahora no podría verla al rostro todos los dias, hacerle caras tras de Korhonnen en los entrenamientos o secuestrarla para pasar un rato a solas en la biblioteca hablando idioteces o haciendola enojar. Ese rostro blanco y esos hermosos ojos verdes ya no estarían ahi y tal vez ya no volvería a verla al menos en mucho tiempo, cuando esas paredes solo sean un recuerdo y ahora su lucha sea con la vida alla fuera. Cuando entendiera por que la actitud de sus padres y sus manos hayan forjado su propio camino.

Probablemente ese día le devolvería aquellas dos cosas.

Tomó la cinta que Naami a veces utilizaba en el cabello y que ella le había entregado y puso en ella la cadena con la pequeña figurita de Kuromi que consideraba uno de sus amuletos de la buena suerte. No tuvo mas remedio que amarrarla tras su cuello y dejarla ahi, como un talismán de la buena suerte que eventualmente regresaría. Observó a la nada y se quedó ahi pensando las cosas que han pasado ya que Noviembre no había sido miel sobre hojuelas para él. Desde la ida de Maggie, el atentado y lo que sucedio con Sergeii.. Gustav. Todo había sido tan rapido y se había quedado atras. Muchos alumnos se habían ido poco a poco. Otros no tardaban mas que el final de semestre para irse. Al final todos tenían motivos y miedo sin embargo para Taylor y Maggie sería volver a un mundo mas horrible que cualquiera de estos ataques, sin contar que ahora tenía un motivo que había hablado con el Profesor Fado ya hace algunas semanas.

Las palabras de Hazel lo sacaron de concentración pero intento no dejarse llevar por el momento y se mantuvo serio. De todas las personas que podía ver probablemente a la que no queria ver era a ALLISON, pero Hazel en segundo lugar. Soltó una bocanada de aire caliente que se hizo visible gracias a la temperatura y lo miró de reojo por un momento para luego regresar su mirada a la nada.
- Como estas tu, foquito navideño? - le dice moviendo un poco las piernas para mover todo su cuerpo - Has sabido algo de Gustav? O tendremos al juguete de mi hermana como defender el próximo año...?

Dejó escapar un "Heh" al escuchar sobre Gustav, para luego levantar la vista para ver al cielo gris con blanco de invierno. - Los constructores le harán un cuerpo nuevo, pero se van a tardar un rato...-

Alargó un gran suspiro, haciendo una mueca hacia el frío horizonte. - Por ahora soy el único miembro del equipo... En realidad no sé qué haremos, tal vez tengamos que echar la toalla si no consigo un equipo para antes del inicio del Semestre.-

Hizo una pausa después de decir eso, bajando lentamente la cabeza, para luego sonreir de lado y proseguir -Aunque... más vale que se me ocurra algo, no quiero que te lleves esa copa así de fácil.- agrega dándole un pequeño golpecito en el brazo y dejando su puño ahí unos segundos.

-Oye...- dice después de unos segundos - Nunca te agradecí por... tú sabes, por llevar a Gustav conmigo. Así que, pues... gracias...-

"Quisiera devolverte el favor y traer de vuelta a quien tú extrañas esta vez..." piensa el pelirrojo, pero las palabras se ahogaron en su garganta. Su orgullo aún podía más que su corazón cuando estaba frente a ese odioso demonio.

Mientras Hazel le hablaba el sentía como se iba ahogando, poco a poco en la obscuridad de toda la angustia que estaba sintiendo. No maggie cerca, no Naami nunca más, el frio...

Poco a poco fue sintiendo mas frio... mas frio...

Y entonces sintió una pequeña chispa que fue explotando cada vez más y más grande. Elevandose por toda la obscuridad y haciendolo arder por dentro. Cuando Hazel pronuncia el "gracias" de todo corazón, Kluivert se levanta soltando un potente grito que hace voltear a uno que otro estudiante y hace volar a dos fantasmitas.

- AAAAAAAAAAAAAAAH!!! CARAJO!!!! - dice gritandole al aire y luego volteando con Hazel y tomandolo de la camisa - TU, ESTÚPIDO, GOLPEAME!!

Los ojos de Taylor brillaban con fuerza mientras su cuerpo irradiaba hostilidad ante Korhonen.

Hazel se sorprendió un poco ante el impulso que se apoderó de Taylor, por un segundo estuvo a punto de golpearlo para empezar lo que terminaría siendo una trifulca mágica, cosa que había sucedido antes entre ellos dos, pero su puño apretado se quedó de esa forma a su costado. Un sonoro rechinido se escucha por la fuerza con la que su mano metálica se contraía, pero no lo hizo...

Simplemente empujó a Taylor hacia atrás con una cara seria. Sabía lo que el demonio sentía... lo sabía muy bien.

Y también sabía cuál era la mejor forma de salir de ese agujero.

Una vez que hizo a Taylor hacia atrás, tomó vuelo con el brazo mecánico y le soltó un puñetazo en la cara que hizo que el demonio se fuera de bruces a las plantas.

-REACCIONA DE UNA VEZ, IMBECIL!!- le grita Hazel mientras lo enviaba al piso. Lo había hecho, pero no quería pelear, no... no esta vez.
El pelirrojo da un paso al frente y se agacha, poniendo la mano sobre el hombro del demonio y buscando su mirada con algo de furia.- Por una vez en tu vida deja de ser un tarado y no te dejes vencer por esto, Taylor! Tienes que cuidar a Noah, y a Maggie. TENEMOS que cuidarlos... a ellos y a todos los demás.-

Dejó ir un suspiro, y su expresión se liberó del enojo que mostraba, tornándose algo más triste -Ella ya está a salvo, Comebasura...está lejos de esta guerra sin sentido...- agrega intentando hacerlo entender eso. A él le dolía mucho, mucho que Naami se hubiera ido, pero su consuelo era ese... que ya no tendría que arriesgar su vida. Que al menos en su caso, su miedo más grande no se cumpliría.

Mientras escuchaba taladrar las palabras de Hazel en sus oidos, en su corazón, las lagrimas comenzaron a salir. Sabía que no podía dejarse caer pero en ese momento sintió como el fuego que lo rodeaba desaparecía. Estaba lidiando con una tradición estúpida entre demonios que tanto detestaba pero no podía mas. No podía esconderse esta vez.

El sentimiento de abandono es una de las causas por las que Taylor siempre ha luchado para salir adelante. Por mantener su filosofía de "Nadie merece sufrir solo". Algo más que un sentimiento es una flama que reside dentro de los demonios y que ahora afectaba al capitán de Sal.
- Ella se fue... - murmura - Se fue y no pude detenerla... ni siquiera tu que eras el amor de su vida...a final de cuentas no logré nada... tengo miedo de no lograr nada...

Las palabras de Taylor se ahogaban entre llanto, avergonzado por llorar en los estúpidos brazos del estúpido capitán del estúpido srad. Se quitó de inmediato rodando un poco y golpeando el piso. Aquel golpe no era nada comparado con el dolor de pecho.
- Nunca pude alcanzarla, ni siquiera pude hacerla feliz... no me interesaba nada, ni siquiera que me viera como te veia a ti... simplemente se fue y me dejo aqui...- murmuró intentando componerse - Sé que tengo que ser fuerte..pero me duele MALDITA SEA DUELE MUCHO!

Sus dedos arañaban la tierra de aquel jardín que vió varias de sus citas a escondidas. Tal vez Hazel era el más indicado para explicarle que se sentia que te extirparan aquello que tanto quieres.
- Dime como se sobrevive a esto!? - le dice volteandolo a ver, con lagrimas en los ojos - Siempre has estado por encima de mi, hasta este momento aun lo estas.. mierda, soy una basura...

Las palabras del demonio resonaron en los oídos de Hazel como un eco sobrecogedor.

El amor de su vida.

El amor de su vida.

Como si una cascada de hielo cayera sobre de él, las palabras de Taylor hacían que un escalofrío recorriera la espalda de Hazel, una tras otra. Nunca pensó verlo así, nunca pensó escuchar eso salir de su boca, nunca pensó que Naami lo viera de esa forma, nunca pensó que ÉL la viera de esa forma tampoco. Una a una las ideas iban golpeando su corazón, y sintió que las rodillas se le hacían fideos, pero guardó la compostura. Tuvo que hacerlo, por el bien del chico quebrado que tenía frente a él.

Sin saber que decir, su respiración se agitó un poco, dejando salir algo de vaho por su boca, pero luego de unos segundos de ver al demonio a la cara, caminó lentamente hacia él y se puso en cuclillas para quedar frente a frente.

-Simplemente lo haces...- dice con un tono serio y sincero -Tocas fondo... quieres dejar de respirar, quieres gritar, quieres matar a alguien... lo que sea que te haga olvidar ese vacío... pero nada lo hace.- Apretó el puño con fuerza, mirando al piso y recordando ese mes después de que Sebastyan se fue. Esos meses después de que sus padres murieron frente a sus ojos...

-Y luego te das cuenta que... tienes que salir de ahí. Que hay gente a tu alrededor que te necesita, que te quiere, que haría lo que fuera por verte feliz... Que...- hizo una pausa, suspirando para deshacer el nudo en su garganta -Que moriría por ti.

El chico volvió la mirada a la del demonio una vez más, poniendo una mano sobre su hombro con fuerza, como si quisiera hacerlo entender que él también estaba aferrándose a la vida lo mejor que podía- - Y eso es lo que vale la pena. Por lo que vale el aguantar todo ese dolor... ese frío que te corroe los huesos. La seguridad de que el seguir luchando por ellos algún día te llevará a un buen lugar...-

Un último suspiro salió de su boca, lanzando una mirada no triste, sino extrañamente afectuosa hacia el demonio -Y que entonces no vas a estar solo de nuevo.-

Las palabras de Hazel entran directamente al alma de Taylor rompiendo ese trance estupido emocional y logrando que sus hermosos ojos celestes dejen de brillar. Frunció por ultima vez los ojos antes de dejar de llorar y poner su mano en el hombro de Hazel.

Se quedó ahi, viendolo con determinacion, con los ultimos vestigios de lagrimas en sus mejillas y aceptando las palabras de su compañero.

O mas bien de un amigo.

Se levantó para luego tenderle la mano a Hazel para ayudarlo a levantarse. Especiicando que la mano que buscaba era la de metal.
- Ya no estaremos solos, Hazel Korhonen, tenemos mucho que hacer y mucha gente que cuidar... posiblemente tengamos que luchar contra cosas aun mas dolorosas que esto.. pero ahora entiendo las cosas con mas claridad y hay que seguir adelante...

Volteo a ver el cielo que ahora estaba cubierto de algodonosas nubes grises. Pronto volveria a nevar pero el corazon de Taylor permanecería encendido hasta el día que la volvería a ver.
- Ella odia el frio.. espero que donde esté no tenga que pasarlo.. - dice tocando con la yema de sus dedos el colguije de su cuello - Algun dia estare con ella... asi como un dia todos ustedes volveran a ser un equipo.

Se mantuvo dando la espalda a Hazel, puesto que aun era algo incomodo abrirte de corazón con tu rival de toda la vida.
- No te preocupes por el Mugby, ni por sus sentimientos - responde con una media sonrisa - Tu tampoco estarás solo...

- Además.. - le dice volteandolo a ver con una mirada mas retadora - No quiero ganar esa copa tan facil, foquito...

Una sonrisa de complicidad se formó en el rostro de Hazel. Probablemente la primera sonrisa no-burlona que se asomaba a su cara mientras miraba a Taylor Kluivert en toda la vida.

Tomó la mano del demonio con su brazo mecánico y se puso de pie con su ayuda, sacudiendo su rodilla con la otra al estar parado.

-Quisieras, comebasura- dice soltando una pequeña risa mientras ponía la mano libre sobre el hombro de Taylor. No se había dado cuenta que seguía sonriendo, y cuando lo hizo, llegó a la conclusión de que era cierto lo que decían sobre la época de Noche Blanca: es un tiempo de purificación, de cambio, de atraer lo positivo que tiene qué ofrecer la vida y abrazarlo con fuerza. Al cruzar esta idea su cabeza, el agarre en el hombro de Taylor se hizo un poco más fuerte, firme.

Tenía un aliado más.


Pasaron varios minutos más con los dos adolescentes viendo el gris y frío cielo de invierno sin decir palabra. Por alguna razón, a pesar de que siempre habían sido rivales, en ese momento se sentía extrañamente cómodo estar con Taylor, aunque probablemente esa comodidad se hiciera un poco más evasiva eventualmente. Pero, por ahora, era casi como estar en casa.

-Kluivert...- dice rompiendo el silencio. - Probablemente no te lo tengo que decir, porque has estado ahí... pero estamos en guerra. Lo sabes, verdad?- dice serio sin voltear a verlo hasta la pregunta que dirige al demonio al final.

-Pero es algo que va más allá de los ataques a la escuela... creo...que estamos envueltos en algo que aún ni siquiera podemos entender.-

Hizo silencio unos segundos, bajando la mirada. Acaso era demasiado pronto para pedir algo así de él? A pesar de que siempre habían estado en una fuerte rivalidad, y aunque le diera algo de asco admitirlo, siempre había habido algo que respetaba, y a veces hasta envidiaba de Taylor. Que por más cosas que pasaran, siempre tenía el mismo temple. Era una especie de fortaleza o confianza que a veces sentía que a él mismo le podía faltar de vez en cuanto, y de cierta manera, era algo que le inspiraba una especie de confianza como de compañeros de armas.

-Necesitaré tu ayuda...-