Guía ~ Prof. Söderkvist

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Su cabello largo, sujeto en una coleta, se mecía suavemente en su andar hacia la zona donde se encontraban las oficinas de los docentes. Pocas veces se había presentado en aquel sitio, y usualmente era para recibir regaños o castigos del profesor Fado al saber que ella había estado cazando de nuevo. Detuvo sus pasos justo frente a la puerta de la oficina del profesor de historia y se llevó inconscientemente las manos al borde de la falda, apretándolas ahí unos instantes. No estaba segura de que fuese buena idea, pero ese hombre siempre había sido alguien de admiración para la mamba negra, por lo que posiblemente en él encontrase la fortaleza que necesitaba.

Cerró los ojos antes de llevar la mano derecha a la oreja imitando el movimiento con el que usualmente acomodaba sus mechones tras esta, a pesar de que en ese momento todo su cabello se encontraba bien peinado. Sus labios suavemente brillantes por el lip gloss transparente que llevaba sobre ellos, se separaron un par de milímetros, pero volvió a unirlos bajando la mirada. Gritar no sería nada educado, además que comenzaba a sospechar que su voz sonaría distorsionada. La tarde anterior había acudido con Clenentine porque había presentado signos de fiebre alta y todo terminó en una sesión de curaciones muy extraña. Aun en ese momento sentía algo de malestares, pero terminando la charla con el líder de su casa acudiría de nuevo a la enfermería.

-Uhm...- Observó toda la construcción de la puerta y dejando en paz la tela de su falda colocó las palmas de sus manos a diez centímetros de la entrada, murmurando un hechizo básico que creó un poco de humo verde que fue bajando lentamente hacia el milimétrico espacio entre el suelo y la puerta que permitía el movimiento de la misma. El humo se introdujo lentamente desprendiendo un suave aroma a fresas frescas, antes de que, volteando la mano izquierda, comenzara a escribir sobre ella con el dedo índice derecho, formándose sus palabras sobre el humo verde que tomó forma de un papiro antiguo.

Buenas tardes, profesor Söderkvist.
Disculpe la interrupción, soy Schwanhild Khöler de cuarto año.
De ser posible, me gustaría conversar con usted sólo por un momento.

Conforme iban escribiéndose las palabras, la voz de la nahual se escuchaba con suavidad en el interior de la oficina. Al haber sido pronunciada la última palabra; el humo se desvaneció tal como llegó, dejando apenas una suave estela del perfume de la castaña. Tras terminar, se llevó las manos a la espalda y agachá la cabeza, esperando escuchar los pasos del profesor. Si no estaba, no se enteraría que ella había estado ahí, pero si estaba, debería, si no leído el papiro, al menos escuchado su voz.

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El profesor estaba ocupado en nada en ese momento, fumaba distraidamente mientras leia un libro de pastas algo desgastadas cuando sintió una presencia al otro lado de la puerta por lo que su instinto de inmediato le hizo empuñar una daga pero unos momentos después el aroma que comenzó a invadir la pieza y el mensaje que estaba materializandose en aquel humo verde le hizo recuperar la calma por completo, apagó el cigarro (tenía la costumbre de no fumar cuando había alumnas en su oficina) y luego de pensar "Justo a quien iba a buscar", dejó el libro a un lado del escritorio y tras un ademán, la puerta de abrió lentamente y cuando la joven fue visibles desde el escritorio el vampiro habló

- Adelante Khöler, ponte cómoda... ¿En te puedo ayudar?

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Al escuchar la perilla girando la joven se sobresaltó un poco y elevó el rostro, colocándose erguida y jugando de nuevo con el borde de su falda. Kodran era una de las pocas personas que lograba intimidarla con su simple presencia, más que nada por la admiración que le despertaba el vampiro. Tras llegar a sus oídos la voz ajena comenzó a caminar con paso seguro al interior. Eran pocas las veces que había entrado en aquel lugar, recordó la primera vez y sonrió de lado. Era una niña aún y tras tres regaños de Fado por cazar roedores, siendo que el último había sido el hámster de un compañero, hubo terminado ahí.

-Buenas tardes, profesor Söderkvist.- Saludó con una tenue sonrisa dibujada en sus femeninos labios. Se acomodó con cuidado sobre el asiento correspondiente y tras pasar las manos por su falda elevó la mirada hacia el mayor, mostrando un gesto algo inseguro que hacía notar un suspiro contenido. -Creo que el profesor Furukawa debe haberle comentado sobre mí...mis inasistencias durante la semana.- Comenzó. Después de todo, era él el líder de su fraternidad y quien debía encargarse de los castigos correspondientes por tales faltas. Sin embargo no era únicamente a eso a lo que se dirigía a ese lugar.

-Sinceramente, el año no ha empezado muy bien para mí.- Comentó soltando una risa nerviosa antes de bajar la mirada. Definitivamente era más difícil soltar el tema de lo que había imaginado. Pero tampoco quería mostrarse débil frente a su profesor favorito, un hombre a quien admiraba. Era como intentar verse frágil frente a Hazel. Pero eso era un tema aparte. Ese momento era para buscar fortaleza, esperaba realmente poder encontrarla en ese hombre. Mantuvo su mirada sobre sus uñas largas y bien cuidadas, vacilando entre elevar los ojos o mantenerse espectante. Ella era quien debía comenzar a hablar, no él. ¡Pero era tan complicado!

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Kodran prestó atención de la entrada de la joven nuker hasta que terminó frente a él, a pesar de querer ocultarlo la chica no podía disimular parte de sus emociónes y el vampiro podía percibir algunas de ellas por lo que escuchó con atención lo que la alumna venía a decirle pero ella no pudo decir lo que el vampiro suponía era el motivo de su visita y tras el último comentario de ella el vampiro habló luego de poner a un lado la pluma que había conservado en su mano luego de hacerla pasar

- Asi es Khöler, el director me informó de tus ausencias aunque realmente no era necesario, además que estoy al tanto del motivo de las mismas y me apena decir que tienes razón y creo que yo mismo puedo unirme a tu lista y algunos alumnos también han tenido unos días difíciles aúnque creo que eres de quienes se han llevado la peor parte. - hizo una pausa y se encaminó hacia la entrada de la pieza para después continuar- Puede ser que haya sido fuerte golpe para ti pero eres una niña fuerte, el hecho que seas titular en el equipo de mugby lo confirma.

Cuando llegó a la puerta, guardó silencio de nuevo y puso su mano sobre el picaporte y desde ese punto, una tenue pelicula color rojizo comenzó a rodear todo el lugar, parecia avanzar como si fuese agua corriendo por todos lados hasta llegar al punto opuesto y al quedar completamente cubierto una sensación de encierro se apoderó de los presentes, como si ningún sonido pudiera entrar y/o salir. En ese momento el vampiro se acercó al asiento donde estaba Naami y se detuvo detras de ella entonces prosiguió

- Si crees que es necesario tocar el tema o esa fue tu intensión al venir, puedes hacerlo con libertad, por el hechizo que acabas de ver nadie puede entrar ni escuchar la conversación, en cuanto a mi no debes preocuparte no se lo diré a nadie.

El vampiro esperó en silencio en lo que la Nahual tomaba una decisión...

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En cuanto escuchó del mayor que era conocedor de todo aquello, se encogió de hombros mientras luchaba por no agachar demasiado la cabeza. Entrecerró los ojos y transformó en puños sus manos, apretándolos sobre las piernas sintiéndose impotente. El hecho de escuchar que era una de las más afectadas no le alegraba; no debería haber terminado así. Ella misma habría esperado aun más de sí al conocer todos sus antecedentes. Nunca antes le había afectado tanto un acontecimiento en el Instituto, como ahora.

Cuando el mayor se alejó ella simplemente se mordió el labio inferior y giró un poco el rostro para mirarlo de reojo, antes de volver la vista al frente, perdiéndose entre los objetos que decoraban el escritorio del mayor. El hecho que seas titular en el equipo de mugby lo confirma. Tras aquello, sus grandes ojos verdes se abrieron con sorpresa, y su rostro se elevó un poco más, dejando en alto su mentón. Aquellas palabras le devolvían un poco de su pisoteada seguridad. Las dudas sobre por qué estaba en Mugby se desvanecieron tan sólo un poco y dejó en paz su labio para mostrar una suave sonrisa de costado.

Pensó en los buenos partidos y en la emoción de haber ganado dos campeonatos seguidos de Mugby. Bajó la mirada antes de que el movimiento del hechizo ajeno la hiciese observar tal recorrido. Giró el rostro buscando el final del mismo y cuando los pasos del adulto se hicieron presentes, regresó la mirada al escritorio. Las palabras del vampiro fueron desmoronando lentamente la barrera que Naami había creado para proteger sus emociones. Se llevó la mano derecha al rostro y cubrió su boca al sentor que podría soltar algún sonido de nervios al sólo recordar todo lo sucedido. ¿Cómo iba a comenzar? Había ido ahí para buscar un apoyo moral, pero ahora tenía miedo de sonar como una estúpida frente al profesor.

-Gustav me llamó para decirme que Sebastyan me encontraria a mitad del camino para poder ayudarlos con lo que, en ese momento, pensé que era la novatada.- Comenzó, tal vez contar cada detalle pudiese ayudarlo a entender su situación. Aunque tal vez, pensó ella, todo eso era cosa de niños. -Apenas salí del salón y corrí unos metros cuando de pronto me detuvo ver sangre saliendo de un salón.- Bajó la mirada hacia su mano hecha puño y la derecha se dirigió también hacia allá para jugar con el borde de su falda. -Luego, salió un cuerpo igual al de Sebastyan, muriendo unos instantes después.- Juntó las rodillas con fuerza. -Eran ellos. Hazel...Gustav y Sebastyan; muertos.- Cerró los ojos con fuerza. -Eran mis amigos muertos, y Silvari diciendo que era mi culpa por no llegar a tiempo...- Apretó los dientes con fuerza. Podía recordar el aroma a sangre, la piel fría de Hazel, su cuerpo herido y aparentemente fallecido.

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- Ya veo -dijo el vampiro al escuchar a la niña -, el ilusionista podía hacer lo suyo sin contacto visual, eso es avanzado. Podría sugerir que llegado el momento que te sientas bajo una ilusión trata de recordar los detalles de tus aliados, son pocos los "cambia-realidades" que no omten detalle alguno, como se dirigen a ti, el tono de voz... Nunca lo olvides pequeña, debes mantener la calma y mente fria en combate. En ocasiones no será fácil - hizo un silencio y después continuo -, no se que tan versada seas en mana gris pero tengo un hechizo que te puede servir.

El vampiro extendió su mano con las puntas de los dedos hacia arriba y una esfera color gris se generó encima de estos y unas pequeñas lineas color naranja parecian sujetarla a la mano

- Es un hechizo compuesto, puede que te tome un tiempo dominarlo pero es posible romper ilusiones y si no lo logra al menos podría indicarte que existe una. Lo invocas con maná gris y naranja y puedes ayudarte imaginando que rompes un cristal al momento de recitarlo se llama «Kor Chant» - Kodran sacudió su mano y la magia se disipó en un humo grisaseo y luego continuó -, puede que no resulte todo el tiempo y al inicio no podrás confiar en él, pero no dejes de practicar y te sacará en más de una ocasión de apuros... creeme, a mi me ayudo en más de una ocasión.

((Maná compuesto: «Kor Chant» Gris-Naranja ; Rompe una ilusión o la "revela" (requiere algunos segundos de concentración profunda para asegurar su éxito))

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Los labios de la menor se separaro cuando pensó en continuar, sin embargo sus intentos se vieron opacados por la voz del docente. Cerró entonces la boca y escuchó atentamente, asintiendo luego. Ella había descubierto que era un engaño porque el falso Sebastyan había dicho Naami; en vez de Schwan. Sin embargo había sido todo tan extraño que no se le ocurrió pensar que todo lo que llegó luego de eso había sido ilusión también. Eran tan reales los brazos, era tan real el dolor por las heridas. Bajó la mirada al suelo antes de girar su cuerpo en la silla para poder observar lo que le indicaba el hombre adulto.

Sus ojos verdes enfocaron la esfera de mana y se sorprendió un poco. Sabía que ese hombre tenía conocimientos vastos y una gran experiencia en diversas ramas. Pero era extraño verlo realizando hechizos de esa índole, al menos sí para ella. Asintió a sus palabras antes de observar que la esfera desaparecía tal como hubo llegado. Miró su propia mano imaginando ahí tal poder, pero prefirió cerrar el puño y volver la vista al más alto. -Lo practicaré.- Aseguró la castaña sintiéndose muy complacida de haber recibido tal enseñanza. Su miedo a ser engañada menguó un poco, tal vez con ese conocimiento su estabilidad emocional mejorase.

Se mantuvo un momento en silencio, sin saber si debía continuar con el relato de su experiencia. Cruzó las piernas y colocó ambas manos sobre la rodilla superior antes de sacudir apretar los labios. -Supe que era una ilusión porque Sebastyan me llamó Naami y no Schwan.- Comentó finalmente. -Pero no me percaté que la batalla que vino luego; también lo era. Todo parecía demasiado real. El dolor de las heridas, la oscuridad, la sangre.- Se llevó la mano derecha al rostro y tocó con el dedo índice y anular la frente, donde debería haber quedado una cicatriz; de haber sido la batalla real. Tuvo un impulso de preguntarle al mayor si tenía alguna marca, pero sabía que su piel estaba intacta.

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- Por lo que comentas la ilusión que te atrapó debe ser parecida al trabajo que se hace en campo de Mugby, tu cuerpo no recibió herida tangible alguna, sin embargo, cuando estabas ahi podias sentirlo todo y el maná usado, pues si fue un gasto para ti, es ahi donde entra este hechizo, te ahorra estamina, maná y el sufrimiento que viene después.

Mientras estuvieron conversando, a pesar de varios intentos de Naami para aparentar estar recuperada el vampiro podía notar por breves instantes que el recuerdo de aquel momento aun la perseguía "aun no sana la herida del todo... creo que es suficiente por hoy." pensó, entonces se acercó a su escritorio y al pasar a un lado de ella puso su mano sobre su cabeza para luego abrir un cajón y sacar un cigarrillo, lo encendió y tras la primer bocanada de humo dio unos pasos hacia el vitral que adornaba la pieza para alejarse un poco de la estudiante y de esta manera no incomodarla con el humo (tenía esa costumbre con las alumnas) y hacer un cambio drástico del tema.

-Dime Khöler, ¿Que sabes acerca del carrier de Sal?, supe que aún es un duende, pero no se debe subestimar. Me gustaría saber tu opinión y tambien saber acerca de tus intensiones para el mugby, he visto que tu entrega en el campo es sobresaliente.

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Ante el ejemplo del mayor la nahual se limitó a asentir un par de veces. Era exactamente eso lo que había sentido. Era como las heridas de Mugby, pero sin el placer de saber que en determinado momento podría regresar a joderle la vida a otro jugador. Miró al final su mano de nuevo y asintió. Seguramente podría practicar ese hechizo todo el tiempo durante algunos días y dominarlo con rapidez. Su habilidad en mana no era mediocre, pero tampoco era excelente, por lo que era necesario esforzarse para dominar por completo un nuevo hechizo.

Una especie de alivio llenó el pecho de la menor cuando escuchó el repentino cambio de tema, sin mencionar que agradeció el alejamiento del vampiro cuando hubo comenzado a fumar. El cigarrillo le recordaba al despacho de su abuelo y no eran recuerdos que quisiera invocar en ese momento. -Es un bebé, su capitán le cambia los pañales.- Comentó despectivamente encogiéndose de hombros antes de escuchar lo siguiente y abrir grande los ojos, llevándose la mano derecha al brazo contrario para apretarlo con suavidad. -¿Mis intenciones?- Preguntó curiosa, elevando el rostro para fijar la mirada en la espalda del otro. -Pues yo...- Titubeó entre hablar o no.

No había conversado abiertamente con un docente sobre ello, pues aun se sentía insegura, y mucho más ahora que había sido emboscada de tal manera. Pero tal vez, sólo tal vez Kodran fuese el indicado para soltar sus deseos a futuro. -Me gustaría hacerlo profesionalmente algún día.- Se animó a decir con poca seguridad. Clavó las uñas contra su piel sólo por un instante, sin llegar a hacerse daño. -Aunque eso es sólo un deseo, por ahora.- Finalizó para que no sonase como algo ambicioso y estúpidamente infantil.

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"¿Duda de su habilidad como jugadora o de hablar conmigo al respecto?" se preguntó el vampiro al escuchar con atención la voz de la Nahual y al percibir los movimientos que hacia en su sitio. Hubo una época en la que Kodran practicaba vehementemente el Mugby pero terminaba siendo una carga para su equipo pues "neutralizaba" con excesiva brutalidad a sus oponentes y pasaba una buena parte del juego castigado, sin embargo, jamás perdió el interés en él y lo había demostrado jamás faltando a un juego de su casa (si no estaba en alguna misión), y le agradaba ver las prácticas, aun que en estas ultimas no se quedaba mucho y más parecía estar haciendo una ronda de supervisión

- Si en verdad quieres hacerlo profesionalmente y no es solo un deseo "por ahora" o un pasatiempo en la escuela, te recomiendo que comiences a practicarlo de esa forma desde ayer. Si te fijas esa meta a temprana edad y no cambias de rumbo podrías jugar como titular en tu selección sin problemas, y ¿Porque no? ser campeona mundial. Te recomiendo que se lo comentes a tus compañeros de equipo, son los mejores para ayudarte. Un buen equipo de mugby es aquel en el que todos se ayudan en todo, dentro y fuera del campo - dijo dando media vuelta y mirando a los ojos de la nahual buscando alguna reacción ante esa frase para luego continuar -, lamentablemente yo lo aprendí demasiado tarde, cuando ya había salido de mi equipo.

Para el momento en que terminó de hablar ya había terminado su cigarrillo y avanzó hasta sentarse en su lugar poniendo sus manos sobre los descansos y luego posar su mirada en la estudiante esperando su respuesta.

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¿Desde ayer? Fue lo primero que se preguntó la nahual antes de arrugar un poco la nariz, pero escuchando atentamente las palabras ajenas. Bajó la mirada de nuevo al escuchar lo siguiente, en realidad sí quería hacerlo, era lo que más deseaba. Aparte claro, de tener una vida normal con su madre. Pero a pesar de la seguridad que mostraba en los pasillos o en el mismo campo de Mugby, a veces creía que no era lo suficientemente buena para ambicionar demasiado. Y, ¿porque no? ser campeona mundial. Sus labios se separaron ante esas palabras y elevó el rostro para buscar la mirada ajena, pasando saliva. Pensó en su jugador favorito de Mugby y en el equipo Alemán, con una amplia sonrisa.

Entrecerró los ojos arrugando la nariz al escuchar entonces lo último que el hombre dijo antes de sentarse. -¿Por qué dejó el equipo, profesor Söderkvist?- Preguntó con una expresión de curiosidad casi infantil. Realmente nunca había hablado con él directamente sobre eso, y Naami había aprendido que nada de lo que se dice en los pasillos es completamente cierto, así que todos los rumores que corrían sobre él a ella simplemente le iban y venían sin demasiada importancia. -Quiero decir, no me lo imagino tirando la toalla.- Confesó encogiéndose de hombros un momento, antes de volver a su posición normal. Tal vez estaba inmiscuyéndose donde no la llamaban, pero hasta que él le dijera que no hablaría de eso, ella no se limitaría a quedarse con la duda.

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El vampiro rió de buena gana al escuchar el comentario de su alumna. Le había hecho recordar aquella escena en la que sus compañeros de equipo tomaron la decisión, un poco temerosos y con él furioso frente a ellos

- No tiré la toalla, me hicieron tirarla, yo adoro el Mugby pero mi antes irrefrenable deseo de destrucción me llevaba a puntos "ilegales" en el juego - el vampiro sonríe y su mirada se pierde un instante en el horizonte viendo en su memoria aquellas escenas que le dieron una terrible reputación -. Digamos que el termino del reglamento es "Violencia excesiva" a mi, en algunas ocasiones me suspendieron uno o dos juegos por "brutalidad excesiva", esto contrariaba mucho las estrategias del capitán, además que no asistía a las reuniones ni a las prácticas y a pesar que sabían que era un buen elemento, mis continuas "desapariciones" hacían más daño del que mis habilidades podían reparar.

"Siempre jugué para mi, para saciar mi sadismo y por mi amor al juego. Varios meses después, cuando ganaron la copa con un Nuker de mediana estampa pero que estaba ahí siempre, dentro y fuera de la cancha; comprendí la importancia de la vivencia que te acabo de compartir y ustedes son tan unidos que pueden llegar a ser un terror en la cancha y un dolor de cabeza para los maestros cuando están juntos. Eso, en mi opinión, es un buen equipo... así que Fingiré que que no escuche la respuesta anterior... Dime Khöler, ¿Cuales son tus intensiones hacia el Mugby?

Mientras decía aquella frase apoyo un brazo sobre el escritorio y escudriño atentamente en los ojos de la Nahual, esta vez sabría la verdad que pudiera esconder en las palabras de confianza que escuchaba de ella la mayor parte del tiempo "Al menos hice que se olvidara un poco de su batalla, y esta vez no recurrí a la intimidación... ¡Maldita sea!, detesto cuando tus métodos son más efectivos que los míos, anciano" pensó el vampiro mientras esperaba la respuesta de su interlocutora

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Al escuchar deseo de destrucción la nuker sólo sonrió, llevándose la mano a la oreja para hacer el movimiento de acomodarse un mechón de cabello, sin tener ninguno fuera de la coleta en realidad. Mientras el mayor hablaba, la jovencita lo observaba con mucha curiosidad, la forma de gesticular del hombre adulto le pareció de pronto interesante, y al finalizar la pregunta él, ella no pudo más que sonreír y bajar la mirada por un instante. -Jugaré profesionalmente.- Sentenció entonces, volviendo a mirarlo, mostrando seguridad en su esmeralda mirada.

-Terminaré el Instituto y estudiaré deportes en la universidad para poder jugar profesionalmente.- Miró los objetos que se encontraban en el escritorio mientras jugaba con el borde de su falda. -Puedo buscar un entrenador profesional que me ayude a entrar pronto a jugar, porque tengo los medios. Pero realmente me gustaría tener terminada la universidad antes de comenzar una carrera en ello.- Hizo saber encogiéndose de hombros para luego mirar fijamente al profesor. -Tal vez cuando sea un elemento demasiado mayor, me vuelva profesora de Mugby.- Rió un poco ante la idea. No le gustaban los niños, pero no descartaba la posibilidad. Sabía que aunque el dinero no fuese a faltar en su hogar, no podría estar sin hacer nada cuando terminara su etapa deportiva.

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- Esa es una mejor respuesta - dijo el vampiro al ver la determinación en la mirada de la nahual -, por ahora no busques un entrenador profesional, es suficiente con perdir consejos y sugerencias a tus compañeros de equipo y a quienes creas que te pueden ayudar. Un sujeto de ese tipo te moldeará a su semejanza y lo mejor que puedes hacer es crear tu propio estilo, de esa manera crearás tu propio "libro de movimientos" y serás un dolor de cabeza para tus rivales. Solo permiteme recordarte que la senda que planeas tomar es complicada y deberás enfrentar envidias y a personas que tratarán de hundirte para que les sirvas de escalón. Avanza por tus méritos y no hundas a nadie para obtener tus objetivos, eso nunca deja cosas útiles.

Kodran se hecho hacia atrás para apoyar su espalda en el respaldo de su silla, aprovechando que Naami estabaya de mejor humor creyó que sería buen momento para darle la mala noticia...

- Khöler, hemos llegado a la parte triste de esta conversación. Por reglamento solo se puede faltar a clases cuando estas en enfermería o por medio de algún permiso especial, ambos sabemos que tu careces de alguno de ellos, por lo que debo asignarte un castigo - hizo una breve pausa para generar un poco de "drama" y luego prosiguió -. Sin embargo, ya que fue bajo circunstancias fuera de la norma del instituto, también creo correcto que solo por esta ocasión elijas tu misma el castigo que deberás pagar... Pero, no abuses de mi confianza y pienses en algo que solo lleve por nombre castigo, ya veremos si tu decisión es adecuada ¿De acuerdo pequeña?

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La joven castaña pensó mencionar que para ella un triunfo ganado con trampas era peor que perder, sin embargo pensó que a su tiempo él se daría cuenta de ello, por lo que mantuvo sus labios de flor cerrados, mirándolo con curiosidad. Trató de imaginarlo en su juventud, jugando Mugby con los que serían sus compañeros en aquel entonces, pero se distrajo cuando él volvió a hablar, por lo que se concentró en lo siguiente. La palabra triste la hizo parpadear y apretar los dedos contra sus propias rodillas. Sí bueno, sabía que en determinado momento terminaría siendo castiagada. Pero no le molestab,a Fado siempre terminaba castigándola y de cualquier forma ésta vez prefería una penitencia indicada por ése hombre que la que hubiese sido ir a clases la primera semana y soportar la tortura psicológica que sería para ella ver a sus compañeros.

-Agradezco mucho su ofrecimiento, profesor Söderkvist.- Comentó con honestidad, mirándolo fijamente. -Pero no creo poder tomar la responsabilidad de autoasignarme un castigo. Creo que en este momento no llego a percibir las consecuencias de mi irresponsabilidad, por lo que le pido me lo indique usted.- Sonrió torpemente. Ella era una chica orgullosa y a veces prepotente, pero era consciente de que, como todos los seres vivos, bajo la presión las cosas se miraban distintas. Era obvio que ella veía justificable su ausencia, pero era lógico que los demás lo viesen como una gran irresponsabilidad. Mantuvo las manos sobre le regazo y soltó un suspiro que, a pesar de ser infinitamente silencioso, le hizo elevar el pecho y bajarlo suavemente. Era tan complicado todo eso. Lo peor de todo es que algo le decía que apenas comenzaba...

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- Entiendo tu aseveración, la mayoría de los alumnos habrían contestado algo que les resultara agradable o incluso, como te dije, algo que solo llevaría por castigo el nombre... -el vampiro había alcanzado a percibir aquel suspiro "oculto", era consciente que había pasado por momentos duros por lo que decidió un castigo no muy fuerte pero que le sería tedioso-. Señorita Khöler - hizo una pausa-, ¿Puedo llamarte Naami?, debido a que acumulaste tres faltas consecutivas eso amerita servicio social, deberas sacrificar el proximo sabado para atender la recepción de Little Monsters y así puedas saldar tu deuda. Te doy esta opción o puedes pasar a la oficina del Director para que te asigne un castigo... ¿Que dices?

El vampiro contemplo a la joven que estaba frente a él mientras esperaba su respuesta. A simple vista era una niña que parecía delicada e incapaz de levantar siquiera una daga, una visión bastante agradable para cualquiera pero luego de verla en los partidos de mugby el dicho de "no juzgues un libro por su portada" salia a relucir. Muchas de las alumnas eran así, en ese momento agradeció ser un Drakul con pleno dominio de sus poderes y su sed de sangre, un oscuro "novato" sería como un lobo hambriento entre ovejas. Luego de aquel breve pensamiento el vampiro fijó de nuevo su mirada en los ojos de su alumna esperando la reacción que tendría al castigo que le había sido asignado.

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La joven nahual se sorprendió al escuchar la pregunta sobre llamarle por su apodo, pues era algo que se le antojaba acercarse más a las personas, de alguna manera. Al inicio de todo, Naami era el apodo con el que su padre ser burlaba de ella dulcemente por su falta de pronunciación a un nombre femenino, pero a la muerte de él, se convirtió en su nombre. Aunque no hubiese ningún registro, aunque ningún documento dijera tal cosa, ella se volvió Naami. Una sonrisa suave se apoderó de sus delgados labios de adolescente y asintió muy despacio para concederle tal permiso, pues le agradaba mucho saber que dejaría de ser la "Señorita Khöler" para el vampiro y posiblemente pudiese ser más cercana a él.

Quizá ni ella misma era consciente de que tenía mucho tiempo buscando una figura adulta como guía, alguien en quién confiar como nunca había podido hacer con su abuelo. Se concentró en las palabras que dictarían el castigo y una sonrisa aun más amplia se dejó ver en el rostro de la más bajita, que inclinó el rostro para mirar el suelo por unos segundos. -Dado que no me gustan los niños, ha sido un castigo atinado.- Aseguró elevando el rostro finalmente para mirarlo antes de soltar una risilla divertida, que dejaba notar algo de nervios como prueba de que no mentía, no, no le gustaban los niños.

Inclinó el rostro hacia un lado mientras lo observaba. -¿Debo firmar algo ahora o...me mandará llamar cuando tenga listo el papeleo?- Preguntó curiosa, algo más tranquila ahora que ya se había acordado un castigo, aunque sinceramente no había ido por eso, le hacía sentir mejor que todo se arreglase de buena manera. Algo le decía que el Director le daría un buen discurso por sus faltas, sin embargo estaba dispuesta a recibirlo, como cada que transgredía las normas del instituto.

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- Algo me decía que no te agradan los niños pequeños - dijo luego de escuchar la risa de la nahual -, no es necesario papeleo a menos que tu lo requieras, yo hablaré con la profesora Nightwolf tu solo deberás presentarte con ella en cuanto termines tus labores del sábado. Podrás salir a las 18:00 si mal no recuerdo. Me alegra que hayamos podido resolver todas tus dudas y no olvides practicar el hechizo y trata de no meterte en problemas y no titubees en consultarme cada vez que lo desees, Naami.

A Kodran le había resultado grato ver que la pequeña se encontraba mejor, comenzaba a convencerse que los métodos de Keitaro eran más efectivos que los suyos... al menos en esta ocasión había funcionado bastante bien con la Nahual. Debía practicar más porque no siempre resultaban bien, pero al menos ahora todo quedo como debería.

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Aunque no se encontraba aliviada del todo, platicar un poco con el profesor Söderkvist le había sido de gran ayuda. Por lo menos ya tenía un castigo y, por ende, ya no habría culpa sobre haberse ausentado tantos días, aunque era más que obvio que tardaría bastante en ponerse al corriente con todo lo que había perdido en ese tiempo. Con una sonrisa pequeña y tímida, pero sincera, se puso de pie para acomodándose la falda disponerse a marchar.

-Gracias por todo, profesor Söderkvist.- Le sonrió un poco más y tras asentir a modo de agradecimiento comenzó a salir de la oficina del vampiro. El lugar siempre tenía impregnado algo que a ella le desagradaba, por alguna extraña razón. Pero en ése preciso momento todo disgusto había desaparecido. Al girar la perilla para salir le dirigió una última mirada al adulto, con una sonrisa tímida y agradecida, para luego salir del lugar.

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