La librería prometida...y algo más.

Domingo en la mañana. El mediodía estaba a punto de llegar, el sol brillaba fuerte, los rayos entrando al dormitorio y proyectándose sobre la cama que estaba más pegada a la ventana, que, para variar, ya había sido tendida, y esta vez por su dueño. Sin ayuda de nadie.
Era un buen día para salir del Instituto, aunque fuera sólo por un rato. Y justo como lo había prometido, Hazel llevaría a Sebastyan a la librería de Canterbury. Tenía que "pagar" él el precio de salvarle la vida a Gustav, pero no era una molestía. Todo lo contrario.

El capitán había estado esperando este día durante toda la semana. A veces se perdía un poco en clases pensando en qué era lo que harían después de ir a la librería. Se le habían ocurrido varias cosas, pero ninguna le parecía lo suficientemente... agradable. Esta vez no sólo era un mandado, se había dado a la tarea de hacer que el rubio pasara una tarde divertida. Lo merecía.

Estaba metido en el baño, arreglándose.
Así es, arreglándose. Haciendo un esfuerzo por verse más presentable que de costumbre. Se había puesto su ropa "posh". Esa que normalmente no le importaba demasiado usar, puesto que como quiera no salía del Instituto. En realidad le gustaba mucho usar el uniforme, así que era con lo que se le veía la mayoría del tiempo. Pero no hoy, no señor. Hoy, el australiano vestía una camisa de botones blanca, con las mangas recogidas hasta arriba del codo, un par de jeans deslavados de los muslos, y unos tennis Converse que rara vez usaba, por lo cual se encontraban en bastante buen estado. Llevaba puestas sus muñequeras, eso sí, sólo que la noche anterior las había lavado mientras se bañaba después del entrenamiento.

El pelirrojo se miraba en el espejo, intentando hacer que su cabello se quedara en paz por lo menos una vez, sus manos embarradas de gel y pasando una y otra vez por los mechones de pelo que cubrían su frente la mayoría de las veces.
"Quietooos..." pensaba algo desesperado, moviendo con fuerza los cabellos hacia un lado para que su rostro quedara bien descubierto, sin éxito alguno. Al menos había logrado que su cabello se viera un poquito menos despeinado que lo habitual. Se rindió después de aplicar más gel en las raíces del pelo que cubría su frente. Bueno, al menos no se veía tan mal.

Se quedó viendo el espejo con una mueca por un instante, y luego desabrochó los dos botones superiores de la camisa, dejando su pecho un poco descubierto. Su boca se enchuecó un poco, sin estar muy convencido. "Se verá bien...?" pensó dudoso. Sólo había una forma de averiguarlo. Dejó salir un suspiro, algo nervioso. Planchó la camisa un par de veces con sus manos, acomdó su copete una vez más, y finalmente caminó con paso seguro hacia la puerta del baño, abriéndola y saliendo a la habitación.

-Ya! Ya estoy listo, lo siento. Nos vamos? c:- dice al ver al rubio esperándolo. Normalmente nunca se tomaba la molestia de vestirse diferente o peinarse, pero esta era una ocasión especial. Al menos para él...

Sebastyan estaba emocionado por aquel día. No sólo porque Hazel cumpliría su promesa sin tener que invitar a media escuela o tener que cancelar porque un niño se le entumió el dedo gordo de la vecina de su mama. Sino porque podría salir a canterbury y comprar tantas cosas que le hacían falta. Siendo madre de tres Srads hay que estar preparado y Sebas era un hombre realmente preparado. Organizó en el iphone (cosa que si aprendió a utilizar con maestría) el iOrganizer que le sirvió para enumerar por orden de importancia algunas cosas como especias, libros y demás.

Había elegido su abrigo purpura obscuro, que le serviriá para llevar ropa ligera en aquel domingo. Se acomodó el pelo y amarró su pelo en una cola dejando solo dos mechones de frente que le molestaban. El Falsum Flammei protegería sus oidos de cualquier cosa. Esta vez, usaba los lentes con armazón negro que utilizaba para salir. Eran de menor costo y era menos dificil perderlos. Caminó hasta donde quedó con Hazel y al verlo vestido vió que había hecho un buen trabajo.
- Como siempre, algo campirano pero bien - responde el francés acomodandose los lentes - ¿Nos vamos?

"Campirano? :C" piensa el australiano algo desilusionado. Tal vez no le había gustado tanto su vestimenta después de todo... Intentó no prestarle mucha atención al comentario, y sólo le sonrió al rubio.
-Claro!- dice caminando hacia la puerta, abriéndola y dejando pasar a Sebastyan. -Después de ti...

Caminaron juntos por los pasillos del instituto, el capitán, no... por hoy no era el capitán, era sólo Hazel, el niño australiano que había crecido junto con el francés. Hazel llevaba las manos dentro de las bolsas del pantalón campantemente. No había mucha gente fuera de los dormitorios. Casi todos usaban los Domingos para caer en coma en sus cuartos después de la dura semana de clases, pero los que sí salieron se les quedaban viendo al pasar. El pelirrojo no pudo evitar pensar si se veía algo diferente en ellos esta vez.

Después de un rato salieron finalmente de los campos del Instituto, pasando de largo la puerta enmarcada por las estatuas de los héroes de guerra.
- Por cierto... te conté que volví a leer El arte de la guerra?- comenta Hazel mientras caminaba. Le había contado al rubio que Kodran le había regalado su viejo libro para que hiciera su tarea (aunque no le contó bajo qué circunstancias lo había hecho). -No sé por qué, pero me gustó mucho... creo que aprovecharé hoy para buscar algún otro libro que se le parezca. Qué raro que me interese leer algo, no? XD- dice riéndo un poco. Casi siempre se le veía con el DS o el iPod en la mano, en vez de un libro, como a su amigo.

Pronto, llegaron a la parada del autobus. Aún no estaba listo para salir, así que se sentó en una banquita techada puesta ahí para los que tuvieran que esperar, invitando al rubio a sentarse a su lado.

- Ironico - responde el rubio aun metido en su iphone - Y yo te... iba a decir que si no pasabamos tambien a la tienda de videojuegos...

El enemigo más acerrimo de Silvari eran los videojuegos (jerarquicamente realmente era la tecnología en sí, pero los videojuegos eran aun más infálibles a la hora de fallar). Desde que comenzaron a comprarlos y a reunirse el se ha abstenido de tocarlos para evitar apagarles la diversión, la ultima vez de un susto jaló el cable tan fuerte que terminó desmembrandolo y no quería que pasara eso frente a sus compañeros.

Esta vez había sido diferente. Había visto en un sitio de internet un juego llamado Cooking Mama para la Nintendo Wii, consola que Hazel y demás utilizaban con el juego llamado Smash Brothers. Podía recrear cada anecdota de ruidos extraños que brotaban con ese juego. Él aprovechaba esas tardes para hacer pruebas de platillos y snacks para sus compañeros. Una de las delicias de la vida era la cocina, al menos para él.

- Me dijeron de un juego llamado... Cooking mama.. no se de que se trate - se autointerrumpe seguido de una cortante y fingida tos - Pero vi unas imágenes y me da curiosidad...

La verdad era otra. Además que le interesaba saber como se cocinaba en una Nintendo Wii, de cierta manera había planeado dar un poco su brazo a torcer y "compartir" un juego menos agresivo y tecnico que el Smash Brothers para comenzar a jugar.Probablemente con lentitud, calma y menos histericismo podría lograr jugar algo eventualmente...
- Pero si no tienes ganas esta bien...

Hazel no pudo evitar dejar salir una pequeña risa molestona. - HAHA EN SERIOOO?! Cómo no voy a querer ir!? El verte comprar tu primer juego va a ser como si tú me vieras comprar mi primera enciclopedia de botánica!- contesta el pelirrojo emocionado. Realmente le había sorprendido el comentario. -Sí he escuchado del juego. Dicen que están divertidos... de hecho el primero salió para DS, la portátil que tengo en el dorm. Si quieres puedo conseguirlo también, y así podrías jugar cuando quieras c:

El hecho de que a Sebastyan le interesara un videojuego era algo totalmente nuevo para Hazel. No sólo eso, era algo emocionante. La verdad es que el Cooking Mama jamás le había interesado demasiado (claro, no hay violencia en él), pero el simple hecho de poder compartir algo así con Sebastyan era suficiente motivo para hacerlo buscarlo, comprarlo, y jugarlo hasta vencerlo. De hecho, probablemente tendría que jugar él para enseñarle al rubio a jugarlo con las mañas y técnicas que cualquier juego debe tener. Al menos en eso era mejor que él dentro de las cosas mundanas de la vida...

- Podemos pasar a la tienda de juegos ya que terminemos de hacer lo demás... no creo que tardemos mucho en comprarlo.

- De hecho... - agrega el francés enseñandole su iOrganizer y todas las cosas que necesitan. Sería alrededor de unas 5 horas de busqueda por todo el centro de Canterbury, terminando cerca de la central donde venden unas orquideas necesarias para una poción de tarea que dejaron. - Ya agregué la ida a los videojuegos y tres comidas.. porque sé que no puedes comer solo 2 veces en menos de 4 horas.

Observó el paisaje por un momento. Se dió cuenta que el clima a veces variaba en la inestable Inglaterra. Extrañaba los días de lluvia para poder sentarse a leer un buen libro. Recordó la platica antes del Cooking Mama y viró a ver a su amigo.
- Me decías que leiste otra vez ese libro - murmura - Sólo porque le temes a mis libros, pero hay unos que en verdad te gustarían, como "Ciclopes de la Guerra Francesa" o "Mana Verde; El Color de mi Bandera". Muy probablemente el primero te guste porque viene con hechizo de visión. .

La ventaja para algunos lectores perezosos era que los libros venían ahora con un pequeño hechizo que materializaba ciertas escenas. Era como los libros para niños... pero de grandes.

El pelirrojo sólo rió rascándose la nuca ante el comentario de la comida. Sebastyan siempre se preocupaba por sus horarios de comida y todo lo tenía arreglado y preparado siempre. Al momento en que su amigo desvió su mirada para ver el paisaje. Le gustaba mucho cuando el cielo estaba tan iluminado y azul. No había ninguna nube, y todo estaba cubierto por el sol. Esos días hacían que el pelirrojo se sintiera más vivo. Echó sus brazos hacia atrás y se recargó ambas manos sobre el asiento de la banca mientras esperaban el camión, quedando holgado y relajado sobre ella.

Cuando Sebastyan volvió a hablar, el pelirrojo lo escuchó atento con una sonrisa - Hahaha, sí me gustaría, pero ya sabes que los hechizos de visión me distraen y se me olvida qué estaba leyendo...- responde apenado. -Tal vez si me consigues una copia sin hechizo lo lea... el libro de Tsun Tzu no es una novela... pero tal vez podría gustarme alguna que trate de guerras. O de peleas! Hahaha. Siempre y cuando no sean de esos ensayos filosóficos que hablan de la nimiedad de la vida.- dice mientras hace un ademán con los brazos de cómico desprecio. Pasa un segundo en silencio, y luego añade -Nimiedad es una palabra? XD No sé a quién se la escuché.

Justo en ese momento pudieron observar al conductor del camión subir, quien les hizo una seña desde la puerta, después de voltear a todos lados para buscar más pasajeros. Al parecer, eran los únicos que habían decidido ir a Canterbury a esa hora. Tal vez era algo temprano.

Sebastyan se dió cuenta que Hazel parecía hablar mejor cuandoe staban solos. Le hacía recordar el porque su amistad era tan trascendente.
- El saber a quien se la escuchaste, ESO es una nimiedad - responde con una sonris pequeña y discreta.

Al ver al conductor comenzar el recorrido se dió cuenta que irían solos. Eso era mejor porque a veces las chicas que los atacaban eran demasiadas y normalmente iban platicando con Hazel. Un pequeño brote de celos tal vez, pero ese día era SU día, SU paga por la vida de Gustav.

Eso ultimo le había provocado algo de gracia. A veces no se daba cuenta de su mal humor, sobretodo con el contacto fisico. No era como que odiara al defender, al contrario, probablemente gracias a él iría de portier el próximo año, pero era algo mas alla de su ser.
- Eh... crees que Gustav siga preocupado por lo de aquel día? - pregunta de repente el frances sin voltear a ver a su amigo - A veces creo que si no fuera por tí nadie se me acercaría...

No era muy fan de expresar lo que sentía, menos al carrier, pero esta vez necesitaba una opinión externa.

-Eh? Por qué?- pregunta el pelirrojo mientras dejaba subir a Sebastyan primero al camión. Luego trepó él por las escaleritas. -Aaah, ya! Dices lo del entrenamiento? Naaah... no te preocupes, está bien que Gustav es sensible, pero no creo que le haya afectado tanto. Digo, con la mirada que le echaste asustarías a cualquiera XD, pero ya se le pasará, no es como si no te hubiera visto lanzarme rayos antes, y henos aquí :'D

Habló mientras recorría el pasillo del camión, guiando a Sebas a los asientos del fondo y dejándolo pasar para sentarse antes. Le gustaban irse hasta el final... cuando el camión llegaba a pasar por baches era donde más se sacudía y le parecía divertido derrepente saltar del asiento.

-Aparte... él se lo buscó >_>. Si ya sabe que no te gusta que te toquen mucho, y todavía va y te carga como si fuera, no sé...

"Como si él fuera yo..." quiso decir, pero no logró que las palabras salieran de su boca. En un segundo buscó cómo evadir esa idea sin dejar de hablar -Si no hubieras sido tú el que le hacía algo, hubiera sido yo, por andar de ocurrente. Pero creo que con el susto tuvo para portarse bien por todo el mes- agrega riendo. Ese penúltimo comentario sobre hacerle algo a Gustav lo había dicho entre en serio y entre en broma. Podía no parecer gran cosa, pero le había molestado un poco el que hubiera abrazado tan confianzudamente al rubio, y sin permiso. No, no. Esa era la regla dorada, y él la rompió.

Escuchar a Hazel lo tranquilizó, esbozó una pequeña sonrisa y agradeció al pelirojo.

Se mantuvo templado todo el camino, era hipnotizante pasar por los campos hacia Canterbury. Eran hectareas y hectareas de areas verdes y una que otra casita en el camino. Por alguna razon los vehiculos y sus viajes lo mareaban si ejercía algun esfuerzo a los ojos (como leer o checar su iphone) por lo que mejor se distraia en otras cosas.

El olor de Hazel se le impregnaba, en realidad era un olor muy suave aun para el torpe carrier, pero eso le gustaba. Observó de reojo a su compañero y pensó en todo el tiempo que llevaba juntos. Un momento de interrupción distrajo sus recuerdos al escuchar en su cabeza el odio a los elfos y como eventualmente todo acabará en eso. Su rostro cambio de uno tranquilo a uno nostalgico.

"Cuanto más va a durar esta obra de teatro... eh? Hazel?"

La conversación murió un poco después de eso, pero las minúsculas sonrisas que dejaba escapar el rubio de vez en cuando eran suficientes para hacer que Hazel sonriera de oreja a oreja. Después que el rubio se volteara para ver el panorama, el pelirrojo se quedó mirando sólo un momento hacia el frente, viendo el camino pasar.
No pasó mucho tiempo antes de que volteara a ver al rubio de reojo. Se le quedó viendo a sus finos cabellos que parecían brillar cuando el sol los golpeaba, y que revoloteaban con elegancia cuando una corriente de aire entraba por alguna ventana del camión. Todo eso enmarcaba con fineza su blanco rostro, incluso la línea que formaba su perfil era... muy linda.
Vio que los ojos de Sebastyan voltearon a verlo discretamente y el posó su mirada al frente del camión, como si no hubiera estado viéndolo. Entonces se dio cuenta de lo que estaba pensando y de cuánto tiempo debía haberlo estado mirando así... no pudo evitar sonreír de lado algo divertido.

"Vaya... quién lo diría?" pensó para sí volviendo su mirada al rubio una vez que se hubo volteado de nuevo. "Me pregunto qué es lo que sientes tú..." pensó con incertidumbre. Después de tantos años juntos... no era estúpido pensar que Sebastyan también pudiera sentir algo parecido?

Bueno... por ahora eso no importaba demasiado... se había dado a la tarea de conocer a su amigo de otra forma, y al menos por el día de hoy, intentaría hacerlo. Con ese último pensamiento, el australiano aclara discretamente su garganta y como si fuera lo más natural del mundo empieza a levantar su brazo izquierdo para ponerlo sobre el respaldo del asiento en el que iba Sebastyan, como si fuera a abrazarlo, pero sin tocar realmente al rubio.
"Ojalá te des cuenta de algo, lo que sea." pensó. En unos minutos más llegarían a Canterbury...

- Estaba pensando - dijo Sebastyan volteando a ver de golpe a Hazel, acercandose un poco a su cuerpo - Que podriamos utilizar un hechizo de gravedad para mejorar los entrenamientos de combate!

Habia estado pensando eso un poco y le habia gustado la idea. Los hechizos de gravedad aumentada no eran dificiles, pero si para el. Odiaba que el Mana Spectrum funcionara con contra habilidades por lo que el azul era su debilidad.
- Tambien estaba pensando que probablemente deberiamos comenzar una dieta para aumentar un poco tu masa muscular - Dice poniendo su pequenia mano sobre el bicep de Hazel. - Has mejorado desde el anio pasado, pero necesitaras mas musculo si quieres hacer tus hazanias de heroe.

El pelirrojo se queda expectante ante las primeras y suspensivas palabras del rubio, y luego su gesto se cae cuando empieza a hablar del entrenamiento.

"Oh, por favor!" piensa mientras escuchaba la explicación de su amigo. No pudo evitar sonrojarse un poco al sentir el ligero apretón que dió Sebastyan sobre su brazo, pero lo intentó disimular aclarando su garganta y mirando hacia otro lado.
-Eso de la gravedad suena bien... pero lo otro... significa que voy a poder comer más carne? * v * Porque si sí, ya estuvieras planeando la dieta de cada semana :'D.- responde emocionado. Mientras hablaban, el camión llegó a su destino, y fueron alertados por el conductor.

Hazel se pone de pie, teniendo cuidado de no rozar al francés con su brazo, y finalmente tendiéndole una mano para ayudarlo a parar. -Pero a ver... espera, espera. Osea que aumentaríamos la gravedad para hacernos más pesados? Eso no afectaría tu puntería un poco? Digo... no sé cómo se haga para que una flecha evada campos de gravedad más alta... tienes que apuntar más arriba o qué?

Recordaba ese tipo de cosas de algunos juegos shooter más recientes. Las balas eran afectadas por la gravedad, por lo que una distancia muy larga las hacía caer más abajo del blanco. Supuso que con una gravedad más alta pasaría lo mismo pero de cerca. De pronto, su instinto creativo hizo que se le ocurriera algo curioso...
-AUNQUE...si le ponemos un hechizo amarillo de super velocidad a tus flechas, tal vez podríamos bardear esa gravedad para que pasaran más rápido... de hecho si dispararas eso sin la gravedad aumentada sería como un disparo de una magnum, hahaha. Tú crees que se pueda? O ahora sí me fui muy lejos?- dice mientras recorrían el pasillo del camión para finalmente salir de él, justo a la plaza central de Canterbury...

((Describame el lugar <: no tengo idea de cómo sea (W) ))

Sebastyan observa detenidamente a Hazel. Jamas penso que fuera a creer que el estaria pasando por el entrenamiento de gravedad. Sonrio un poco y solto una pequenia risilla, probablemente una de las pocas veces que "se reia".
- Hazel! Eso era para combate cuerpo a cuerpo! Obviamente las flechas no van a poder con la gravedad, jajajaja

Le habia parecido muy inocente y no habia podido evitar contenerse la risa.
- Tu inocencia es tanta que hasta es lindo a veces, disculpa que me haya reido - dice quitandose una lagrimita del ojo. - Estaba pensando mas como en un entrenamiento de distancias para mi... tengo que mejorar mi punteria, estoy muy acostumbrado a la distancia del campo de Mugby.

El pelirrojo abre los ojos ligeramente de más al ver a Sebastyan reir, no pudo evitar sonrojarse un poco ante el comentario de Sebastyan, llevándose una mano a la nuca y sonriendole tontamente.

-Oohh, bueno... yo sólo decía, hahaha :'D- dice algo apenado, riendo un poco también. "Entonces... crees que soy lindo?" piensa para sí mientras una enorme sonrisa se dibujó sola sobre su rostro. Aunque el rubio hubiera dicho "a veces", eso le dio a Hazel un poquito de esperanzas de que tal vez esta cita saliera mejor de lo que él temía que saliera.

-Bueno...- dice bajando del camión y empezando a caminar hacia la plaza de Canterbury. Ya tenía que alzar un poco más la voz, para que pudiera distinguirse entre el bullicio del pintorezco pueblo. -Podemos intentar poner en práctica nuestras especialidades esta semana. Sigo pensando que usar mana amarillo para hacer que vayan más rápido sería brillante.- Tal vez el hecho de que habían estado practicando mana amarillo durante la semana había dejado al pelirrojo con muchas posibles ideas al respecto. Había redescubierto lo versátil que era esa afinidad y ahora su mente volaba pensando en mil combinaciones nuevas. -O qué te parece si les enseño a hacer armas rojas a todos? Así podrías calar tus propias flechas para que tú controles totalmente el peso que tengan y esas cosas. Por más duras y fuertes que me salgan las armas, creo que sólo tú podrías hacer tu flecha perfecta, hahaha. Siempre haces todo perfecto~- dice el pelirrojo agachando un poco la cabeza para acercar la cara a la de su amigo, sonriéndole.

Cuando escucho a Hazel decir la palabra "perfecto" el frances sintio sus mejillas calentarse casi de inmediato. Desvio la mirada y mordio su labio inferior como un reflejo. En su mente, algunas cosas comenzaban a surgir entre buenas y malas causando un torbellino de emociones.
-No soy perfecto... - murmura discretamente - Solo hago lo mejor para no quedarme atras...

Apreto un poco la mano al decir eso. No le gustaria que Hazel supiera que una de sus motivaciones mas grandes era siempre estar a su lado. Fue entonces cuando se dio cuenta lo mucho que planeaba cosas del entrenamiento. Por un momento se impregno de confusion y titubeo un momento al recordar el por que lo hacia. Empleaba tanta energia en ese plan para satisfacer a su amigo, no, a su persona especial, su Nirvana, que no se daba cuenta que estaba perdiendo la oportunidad de socializar con el. Un doble estandar de la vida cotidiana...
- Lo lamento, de seguro de lo ultimo que quieres escuchar es de la escuela. Sera mejor olvidarnos de eso y relajarnos. Un dia de esparcimiento nos llenara de energia para las proximas semanas... tienes que dar lo mejor de ti "Cap'n" - dice con un dejo de burla en su ultimo comentario - mucha gente confia en usted...

Camino un poco al bajarse del camion. Estiro los brazos y guardo su iphone poniendolo en vibrador. Nadie podria arruinar aquel dia en Canterbury con su Nirvana.
- Bueno, comenzemos la cita, va? - dijo sin pensar y comenzando a caminar - la cita... je, que romantico no crees?

Hazel se quedó frío cuando escuchó eso último salir de la boca de Sebastyan, casi como si lo hubiera dicho en cámara lenta. Se detuvo un segundo en su pasos, y luego siguió su andar torpemente -Hahaha!! Síii~ cof... Hahahaha, em... podemos hablar de lo que tú quieras, es tu día especial... responde rascando tanto su nuca que podría sacarse un apostema.

Siguieron caminando rumbo a la librería, el camino no era muy largo, puesto que Canterbury era un pueblo pequeño. Era fácil recorrerlo de pe a pa en menos de una tarde. -Oye...- dice el chico tímidamente, casi susurrrando, sin despegar la mano de su cabello. -Tenías... pensado ir a comer a un lugar en especial? Es que... me dijeron de un lugar que me gustaría probar. Leí que tienen comida del mar, así, con especias de esas de nombre raro que te gustan XD.- Había leído de un restaurante llamado Café du Soleil. Era un lugar algo caro... pero desde el Lunes que le había prometido ir a la librería a Sebastyan había intentado gastar lo MENOS posible para llevar a Canterbury todo el dinero que pudiera para pagar por la cena. En verdad quería que fuera un día especial para el francés...

El frances voltea a ver a Hazel una vez mas. La delicada brisa de Canterbury habia hecho que algunos de sus cabellos le cubrieran parte de ellos. Por que estaba tan servicial con el? Tal vez era parte del pago, pero aun asi, normalmente no tenia tanta concentracion en una sola cosa, al menos no sin cebolla y especias arriba y un plato abajo.
Asintio ante la propuesta del pelirrojo. No siempre tendria la oportunidad de probar los deliciosos mariscos que se conseguian en Canterbury y haciendo caso omiso al itinerario decidio seguirlo.
- Veamos que tal esta, me sorprende que hayas estado leyendo de eso...

Comenzo a caminar un poco, dando pasitos y luego volteando a verlo.
- Sabes? Tambien me gustaria un postre de chocolate. Ahi es donde entro yo... - dice sacando su iphone e intentando abrir la aplicacion de los mapas. Eventualmente no seria tan dificil - Aqui esta... "El chocolate de la colina" se llama. Dicen que venden unas tartas de chocolate y banana deliciosas. Te gustaria?

Hazel sonríe ampliamente al escuchar la disposición tan buena de Sebastyan. El que estuviera tan... accesible era una buena señal. O eso creía...

- Eso suena rico D:... Qué te parece si vamos a almorzar a donde te digo y de ahí vamos a la librería... y lueeeego vamos por el postre ya que hayamos hecho espacio... hahahaha. Suena bien?

Mientras hablaba, el chico ya había cambiado su curso para dirigirse al Cafe du Solêil. No sólo había decidido llevar a su amigo a ese lugar por la buena comida, sino que también tenía un detalle especial que esperaba fuera del agrado de Sebastyan.

Después de caminar unos minutos llegaron al lugar. Era un restaurante céntrico, al cual para acceder tenías que cruzar un pequeño puente que cruzaba el río. Por dentro era un lugar acogedor, algo campirano, pero con ese toque cálido de la cocina mediterránea. Hazel no conocía el lugar por dentro, así que al entrar (después de dejar pasar a Sebastyan) se queda volteando a todos lados, viendo todo lo que colgaba de las paredes y el techo. Un mesero los recibió en la entrada y los hizo pasar para acomodarlos en una mesa, para luego llevarles la carta. El restaurante estaba ambientado por una tranquila canción de los Beatles.

-Qué piensas pedir? C:- pregunta sonriendole al francés. El pelirrojo levantó la vista un poco, como buscando el origen de la música. Lo encontró exactamente detrás del rubio, al otro lado del cuarto, y se formó en su cara una media sonrisa. Eso era justo lo que buscaba...

El frances respiro con fuerza mientras entraba al cafe. Era como una especie de ambiente muy conocido para el. Tanta finura lo impregnaba y lo hacian sentir como en los viejos tiempos, cuando era ninio y visitaba aquellos lugares impresionantes con gente sofisticada y discusiones elocuentes. Observo cada detalle del lugar y se dio cuenta que era bastante humilde, pero comodo y hogarenio.

De cierta manera, le recordaba a Hazel... y se dio cuenta que estaba volviendo a ser una obsesion.

Las palabras del australiano interrumpieron su nube de tormenta y sonrio.
- Pues... quiero unos camarones al vino blanco para iniciar, tambien quiero dos camarones grandes empanizados y un plato de camarones con coco en salsa bechamel. Mientras esta eso listo puede traerme una mariscada por favor... ?

Al terminar, observo al pelirojo y saco LA tarjeta de credito. Probablemente la iban a necesitar, pero estaba bien... la venta de fotografias de Korhonen a las fans le habian pagado esta lujosa comida.

"A veces creo que seria buen empresario..."

Hazel se queda con la cara en blanco mientras Sebastyan pedía y pedía y pedía cosas. El chico sonreía huecamente mientras alternaba la mirada entre los labios del rubio y la libreta del mesero, que no dejaba de pasar la hoja después de anotar. Intentó revisar la carta para ver qué rayos estaba pidiendo Sebastyan, pero no logró encontrar los platillos. De verdad iba a comerse todo eso?! El camarero preguntó si sería para ambos y el francés asintió, a lo cual el australiano suspiró con alivio.

Se sintió un poco desilusionado al ver la tarjeta de crédito en la mano del rubio. Él estaba necio con que esta vez pagaría con su propio dinero por los dos. Aunque... considerando todo lo que había pedido... tal vez ni siquiera le alcanzaría.

Una vez que el mesero se retiró, Hazel se estiró un poco en su asiento y puso ambos codos sobre la mesa, recargando su barbilla sobre sus manos.
- Hmm... me das un segundo?- dice sonriente -Tengo queee... ir a... em...- "Piensa en algo, rápido imbécil!!" -EL BAÑO! Sí, el baño, tengo que ir al baño... ya vengo sí?- dice levantándose algo apurado de su silla y caminando tontamente dejando al rubio atrás.
Cuando encontró el baño del restaurant, simplemente se escondió detrás de una pequeña pared para asomarse y asegurarse de que el rubio no estuviera viendo.

"Bien... no debe ser tan difícil..." pensó saliendo sigilosamente de su escondite, y caminando lentamente hacia el aparato en el que había posado sus ojos desde que encontraron su mesa.

Una rocola...

El pelirrojo empezó a buscar entre los repertorios de canciones de la máquina, cuidándose de vez en vez que Sebastyan no estuviera viendo. Afortunadamente, su silla le daba exactamente la espalda. Después de unos momentos, por fin encontró un nombre que le había sonado de entre las señoras que le gustaba escuchar a Sebastyan, y para su fortuna, también era una canción que conocía:

"Bette Midler - Wind Beneath My Wings"

Hazel sonríe mientras selecciona la canción, viendo de reojo hacia la mesa con una sonrisilla pícara. Luego se apresura al pasillo y retoma la caminata de forma casual al mismo tiempo que la canción empieza a inundar el lugar. La chica de la caja registradora voltea para arriba y lo ve pasar, haciéndole una mueca de curiosidad, a lo que el chico responde haciéndole una seña de que no diga nada algo sonrojado.

-Listo~- dice tomando asiento de nuevo -Yyyy.... qué tal? Todo bien?- dice intentando hablar bajito para no apagar la música con su voz.

Sebastyan quien leia el menu una vez mas comienza a tararear la cancion de Bette Midler que sonaba en todo el lugar. Un suspiro de nostalgia lo invadio al momento que sintio a Hazel volver. Asintio a la pregunta del australiano y siguio tarareando. Probablemente nunca habia tenido la oportunidad de hacerlo en publico, pero si algo mas podria agregarse a la enorme pletora de habilidades del frances. Su voz era delicada pero no femenina, ni siquiera en ademanes, pero no podia considerarse una voz grave. Muchas veces lo habian confundido con una mujer ruda.
Al momento del coro, sin haber caido en la idea de que probablemente tenia un espectador.

"Did you ever know that you're my hero..." canta suavemente como el sonido del viento. Siguiendo la melodia y dejandose llevar.

Al final de la cancion, el frances abre los ojos y observa con una sonrisa y un sonrojo en sus mejillas a Hazel.
- Perdon... - dice intentando desviar su mirada de su companiero - Es que es una de mis canciones favoritas... y.. pues... que?

Hazel se sentó a la mesa, esperando que su amigo respondiera con... algo. Realmente no esperó que se quedara tarareando. Cuando Sebastyan cerró los ojos, el australiano no pudo evitar quedársele viendo, al principio algo sorprendido. No pasó más de un segundo antes de que su gesto se transformara en una sonrisa, que pronto se volvió una tonta sonrisa embelesada.

Recargó su mentón sobre una mano, sin quitarle los ojos de encima. Jamás lo había oído cantar. Tal vez tararear un par de veces mientras cocinaba, pero no así.
Se río un poquito cuando el francés por fin habló. -Sip. Lo sabía...- dijo sin dejar de sonreir. -Ahaha, es que... cantas más bonito tú que ella...- dijo casi susurrando.

Quiso reirse de lo estúpido que debía sonar, pero no lo haría. Cuando tomaron ese camión en la mañana no se imaginó que se sentiría así de idiota. No se imaginó que este asunto llegaría tan lejos.

Y sin embargo, se sentía muy extrañamente tranquilo.

Sebastyan se queda con la boca abierta al escuchar los murmullos de Hazel . Sintio como todas sus emociones estaban comenzando a burbujear dentro de el. Un menu de varias opciones se desplegaba en su mente, ya que era el momento de dejar salir una o morir de una embolia por tanta tension.

"Eres lo mejor que me ha pasado"

"Deja de ver a Rhia asi... mirame a mi! "

"No quiero que te lastimen... por favor... deja la idea de la guerra..."

"Sacame de aqui... y enseniame a besar..."

"Soy un elfo... perdoname... nunca supe como decirtelo... por favor no me odies..."

Al pensar eso ultimo un escalofrio recorrio la espalda de Sebastyan junto con una cubeta de agua fria recorriendo hacia el lado opuesto. Sus ojos se fijaron en Hazel y apreto la mano sobre la mesa.
- Hazel... yo.. -

Sin embargo, su declaracion es interrumpida por la llegada de varios platillos a la mesa y las voces de los asistentes quienes agradecian tal despliegue de elecciones.
- Estoy seguro que dos jovencitos tan guapos y tan habiles para elegir comida no tendran problema para conseguir novia pronto! OHOHOHOHO. - dice el Chef alejandose de la mesa, dejando al par de estudiantes con un monton de camarones y una declaracion ahogada en lo mas profundo de su alma.
- Hazel... - dijo antes de soltar un suspiro y rendirse - Hay que comer y no tardarnos mucho. Se nos acaba el dia y hay muchas cosas que conseguir...

No aguantaba el silencio. No aguantaba esa mirada. "Di algo. Por favor. Lo que sea, sólo abre esos labios bonitos tuyos y DI ALGO POR FAVOR" pensaba el pelirrojo con desesperación al sentir todo lo que expresaba la mirada de Sebastyan. Era la primera vez que veía algo... así en sus ojos.

Su voz timbró. Por fin diría algo y lo sacaría de sus dudas. Ahí por fin entendería qué era todo lo que sentía. Por fin sabría si era cierto, si no se estaba volviendo loco o...

Miró a los meseros con una extraña combinación entre sorpresa y enojo. Quería gritarles, decirles que se largaran y que los dejaran hablar, que quién diablos se creían para interrumpir ESA conversación. Pero nada salió. Su enojo fue mitigado casi inmediatamente por las frías palabras del rubio. Una sonrisa triste se formó en sus labios mientras clavaba sus ojos en la comida...

-Sie... supongo...- dijo desganado, tomando un tenedor y picando un poco uno de los camarones.

La duda se quedó flotando en el fondo de su mente... Qué era lo que diría Sebastyan? Una parte de él esperaba que fuera lo mismo que él sentía, otra simplemente tenía miedo de lo que pasaría si era así, otra sólo seguía repitiendo "eres el imbécil más grande del mundo si crees que te quiere de esa forma".

"Korhonen... ya es hora que te decidas... qué es lo que sientes?"


En ese momento... sentía como si la balanza de su corazón se estuviera inclinando más hacia un lado... podría ser que la respuesta ya empezaba a tomar forma en su cabeza.