Última oportunidad... (Privado Sebas y Clemsans)

La reja trasera estaba abierta como de costumbre, tendría poco trabajo evitar cualquier problema de no ser detectado por el maestro Montau. Todos estaban muy ocupados adorando una estatua vacía, viendo llorar a Hazel.

El pensamiento del pelirrojo estaba presente en él. Sus ojos se fruncían al solo pensar en él. Sus orejas habían sido descubiertas y era solo lo que le quedaba. Un recuerdo de todos esos días a su lado.
- No espero que me perdones... - murmura caminando hacia la reja - Espero que sigas adelante y vivas... yo haré el trabajo sucio de los dos.

Tocó aquel portón de metal que era frio y fresco por la ligera lluvia densa de aquel momento. Unos pasos se escuchaban y el elfo se mantuvo en silencio.
- ... Si esta buscando detenerme, doctora, le aviso que no será facil...

- Vaya, se ven bien esas orejas - dice la doctora cruzada de brazos, con aquella vestimenta y pelo negro que la adornaban en esa lugubre mañana. Sus ojos denotaban lo poco que había dormido, pero a diferencia de otros días, esta vez había sido por lo atormentado de su alma y una infinidad de sueños que la lograban despertar.

Caminó lentamente hacia él, teniendo cuidado de cualquier reacción del pequeño francés que siempre se había portado con calma y frialdad. Soltó un suspiro y lo observó detenidamente.
- No puedo detenerte Sebastyan - dijo fríamente - pero, si tan solo te dieras una oportunidad, si nos dieras una oportunidad de demostrarte que esto que sucedió no volverá... y que tanto el Director como todos nosotros estamos haciendo lo que podemos...

Realmente no tenía armas para detenerlo, mas que exponerle su alma. Decirle lo que en verdad ella creia y esa fé ciega que le tenía al Instituto...

No podía creer que una de las pocas personas que creia diferente le estaba diciendo eso.
- COMO PUEDE SIQUIERA PENSAR ESO? - dice el elfo volteandola a ver con los ojos completamente rojos y humedos. Aquellos lentes caen al piso mientras que los puños de Sebastyan se aprietan con toda su fuerza- Gustav no fué una "casualidad". Todo fué una idiotez de adolescentes que terminó mal... no debí aportar a la causa.. yo no quería...

No queria escucharla, no quería doblarse. El solo pensar que era solo una marioneta de ese hombre le hacia asquearse. Que era solo el juguete de algo que decidió que su existencia no era suficiente. Justo como aquellos que mataron a su hermano y erradicaron a su familia.
- Usted no sabe nada, doctora, solo es un ciervito mas en el bosque de Furukawa... no la culpo, pero yo no puedo seguir aqui. No tengo nada más que hablar, esta conversación llegó a su fin.

Sebastyan da media vuelta, no quería darle paso a dudas en su corazón y Clementine sabría llegar hasta lo más profundo. Caminó intentando dejarla atras, a su vida feliz y su persona más importante. Si el sacrificio era necesario para que Hazel y Schwanhild puedan vivir, justo como hubiera disfrutado Gustav, tendría que ser el que se sacrificara...
- Hasta nunca, Doctora Clementine...

- Ciervito? Soy más como cuero viejo, querido - le dice con una sonrisa cansada. En verdad comprendía aquella actitud pero había sobrevivido a hombres como Kodran, alguien tan amable no era problemas.

- Piensas que alejandote de aqui vas a ganar algo, Sebastyan? - pregunta ella sin moverse- Cuanto tiempo crees que Hazel tardará en seguirte los pasos?

Hubo un silencio gobernado por la ligera lluvia casi imperceptible que bailaba entre ellos. Clementine necesitaba entrar en su corazón.. tenia que evitar que se fuera.
- Probablemente en pocos días llegue la OSMT... dictará un juicio a Korhonen aun cuando sea un asesinato culposo... ese chico se va a derrumbar...

Bajó la mirada un momento, no podía contener el llanto pero no podía romperse. Se lo debía a Hazel, a todo Srad... a Furukawa
- Probablemente estés tu tambien bajo custodia.. ¿Sabes lo que causará que te vayas? Yo puedo decirte. Causarás más problemas... aun cuando seas el más inteligente de toda la escuela, la ley es la ley y si queremos que todo salga bien, necesitas quedarte... ¿Que no lo ves? No vivías regañando a Korhonen por ser siempre impulsivo? Estas haciendo algo igual o peor que él... estas huyendo...

- ¡No me importa! ¿Que sigue después? Furukawa utilizará sus contactos y les hará un lavado de cerebro a todo Srad. ¿Apoco no es capaz? Ese hombre parece estar en una guerra y no tiene la sutileza de siquiera avisarnos que seremos sus peones...

La ira de Sebastyan comenzaba a crecer. Era casi ya imperceptible ese dejo de culpa de querer responderle a su superior.
- No, Doctora, yo no caigo en esas idioteces.. he visto la muerte frente a mis ojos y ahora perdí otro ser querido... Si me quedo lo unico que haré sera ver a Schwanhild morir, a ese niño Noah y luego.. luego él se irá ... él se ira...

Un vacio comenzó a invadirlo y se abrazó solo. Bajó un poco la cabeza sintiendo todo el dolor de todos ellos hasta que las lagrimas comenzaron a salir. Sus uñas estaban tan aferradas a sus brazos que hilillos de sangre comenzaban a correr por ellos mientras todo su cuerpo temblaba.

- NO!! YA NO PUEDO MAS!! - grita mientras su cabello cae y cubre su rostro. Los sollozos comenzaron a salir con fuerza, empujandose por su garganta y ahogandolo. Aquel hombre siempre tranquilo estaba quebrado, destruido.. todo aquel sufrimiento que sus hermanos le entregaron comenzaba a invadirlo, era mas que él.

Sin más que decir, el frances se da la vuelta y comienza a caminar, debilmente fuera. Ya no podía mas..

Clementine se sorprende al ver lo fragil del niño, intentó acercarse, pero al ver que comenzaba a irse decidió correr hacia él. Tenía que detenerlo, tenia que evitar que otra alma se fuera de Furukawa..

- Sebastyan! No! - dice dando algunos pasos, acercandose a él y tomandolo de los hombros - No puedes! No arruines tu vida por una mala decisión! Debes de-

La mujer se interrumpió en aquel momento, cuando sus ojos no podían entender lo que pasaba frente a ella...
- Sebastyan...

Aquel rostro quebrado ahora era frio una vez más. No podía detenerse, no podia dejarse llevar por el sufrimiento. Aquellas manos estaban firmes, apuntando con un arco de luz al pecho de Clementine. Su rostro estaba cubierto de lagrimas y sangre de sus propias manos.

El elfo observó a la doctora por un instante, para luego negarle con la cabeza.
- Lo siento... Doctora...

Dice al momento que suelta la flecha en dirección a Clementine.. atravezando su corazón...

Clementine abre los ojos al ver a su estudiante apuntarle. Tragó saliva al ver que aquella flecha de luz iba directo a su corazón. Observo los ojos del elfo en todo momento al sentir ese terrible ardor en su cuerpo. La flecha había sido enviada...

Lentamente Clementine cae de rodillas, aun impactada por aquello y sin quitarle los ojos, sintió como sus fuerzas comenzaban a alejarse mientras lo veia irse.

- Se.. Sebastyan... no te.. no te vayas..

Poco a poco la obscuridad invadió su cuerpo y lentamente fue cayendo hasta no recordar nada...