The Real Folk Blues (privado Korven)

Ya había sido bastante tiempo desde el funeral... poco más de un mes. Había pasado por un juicio, y habían ocurrido muchos, muchos cambios en su vida. Había perdido a su mejor amigo por mano propia, su novio y cómplice de toda la vida se había ido, ahora tenía "padres", no podía usar magia, se había acabado el mugby y estaba enfrentando una condena penal. Como si eso fuera poco, media escuela (o más) le sacaba la vuelta cuando lo veían.

Y sin embargo, parte del viejo Hazel no se había ido, ni lo haría jamás, y las pocas veces que había visto a Korven, aunado a lo que le dijo Nick, habían hecho que el pelirrojo se preocupara por el que alguna vez había sido su amigo y compañero. El haberlo visto reir como psicópata en la clase de combate sólo había hecho que se preocupara más... ese no era Korven Päalson. Y Hazel sabía exactamente qué le pasaba, aunque fuera algo muy difícil de afrontar. Aunque probablemente el mayor lo odiara, quería buscar una forma de ayudarlo a seguir adelante, como él estaba intentando hacerlo, o de mínimo hacer las paces.

Como una sombra, el pelirrojo vagó por los pasillos de Srad hasta la habitación del Venao', pero no lo encontró ahí. Decepcionado, dio la vuelta y volvió a la suya propia, pero cuál fue su sorpresa al encontrarse al viejo Paalson en las escaleras. Se detuvo al verlo subir, y se quedó frío por un momento, pasando mil cosas por su cabeza sobre qué podría decirle.

Tal vez debía haber pensado eso antes de intentar cualquier cosa.

- K-Korven...- dice el pelirrojo antes de que el otro pudiera pasarlo de largo, para llamar su atención. No supo qué más decir.

Korven se encontraba ensayando en la sala de danza. A pesar de que Rhia había pasado por un mal rato con sus poderes, eso no fue suficiente para tomar ventaja sobre ella y ser el mejor de la generación. Él también se encontraba en un mal tiempo por haber perdido a Gustav, y al parecer, eso no solo le afectó en la escuela, sino en sus interacciones sociales y su autopercepción. La plática con Furukawa le abrió mucho los ojos, y le ayudo bien a comprender que él no era el único en estar sufriendo al respecto, pero era bien cierto que algo dentro de él había pasado una barrera en la que ya no había regreso, ahora que había recibido una importante carta de casa.

Korven tenía su bufanda blanca cubriéndole muy bien su cuello. No tenía frío, pero necesitaba un poco de calor para sustituir la carencia de cariño por la que estaba pasando. Solo quería ir a tomarse unos días a Laponia y quedarse con sus papás, hablar con los renos de los granjeros, que un curandero lo ayudara... Todo lo que lo hacía sentir en casa. Ahora, había muchas cosas en cuanto a la autonomía de los pueblos sami que lo hacían sentir completamente innecesario y sentía que de a poco su mundo se transformaba, aunque esa era otra historia.

Korven venía caminando por las escaleras, cansado y murmurando una melodía sami que hablaba del padre sol y la relación con que tiene con el alma de todo lo que hay en el mundo. De repente, lo ve, ahí, viéndolo. Era Hazel. A pesar de todo, en todo este tiempo, nunca se lo había topado frente a frente y a solas. Su corazón latía a mil por hora, como el de un animal del bosque que necesitaba correr para huir de un cazador. Lo que fue un segundo de contacto visual fueron mil milisegundos vividos uno a uno y en todos se preguntaba qué era lo que tenía que hacer. Esa clase con Kodran pudo haber limado todo o haberlo empeorado... era difícil decir.

Korven solo sonríe. La sonrisa amistosa que siempre solía pintar en su rostro.

-Hola, Hazel.

De repente, todo se torna mal en su rostro. Su sonrisa se desdibuja, cierra los ojos y frunce el ceño.

-Ugh... ¿a quién quiero engañar? Aunque... ven...

Korven toma a Hazel del brazo y lo sienta a fuerza en las escaleras. Korven se sienta junto a él, dejándose caer desanimado, como si tuviera que estar ahí por obligación.

-¿Hay algo que me quieras decir?

El nahual estaba siendo directo, quizás no era el momento de querer congelar la sangre de Hazel pero tampoco como para pretender que no pasó nunca nada. Tenían que resolver sus problemas y volver a ser amigos o declararse enemigos, pero no podían seguir en ese limbo, porque sentía que ese día no solo perdió a Gustav, sino que también a Hazel, y le daba gusto que hubiera sido declarado culpable y aunque su castigo estaba aún inconcluso, las autoridades ya habían decidido que era culpable, y eso era lo importante. Sería algo que lo perseguiría el resto de su vida.

[color=#ff3f3f]-Oop~-]/color] fue lo único que alcanzó a decir el pelirrojo mientras el reno lo sentaba en las escaleras, luego se le quedó mirando un poco y soltó un suspiro con una mueca de incomodidad. Iba a ser una plática rocosa, ya se lo esperaba...

-Bromeas? Estoy preocupado por ti, Korven...- escupe el pelirrojo sin pensarlo demasiado - No es que espere que todo sea igual que antes, no... de hecho no te culpo si me odias y quisieras verme clavado en una estaca por lo que hice, pero...- el chico hace una pausa levantando un poco la mirada para ver la ventana junto a la escalera. -...no sé... te he visto demasiado mal desde, tú sabes... ese día... antes siempre te veía ayudando a todos y sonriendo... y no pienso que las cosas simplemente te pasen de largo y debas estar feliz siempre... sólo que, no sé, te ves como si te hubieras vuelto loco. En las clases parece que estás a punto de matar a alguien... y tal vez esté siendo un estúpido egocéntrico, pero algo en mí quería pensar que podía hacer algo al respecto...- por impulso, una de sus manos viajó hasta su nuca para rascar su cabello.

- Probablemente no sirva de nada... pero sé que cometí un error, Korven. Y sé que lo que sea que haga no va a traer a Gustav de vuelta, pero... al menos quiero que sepas que no evadiré mi culpa, no lo he hecho hasta ahora y jamás lo haré. Sé lo que hice y es algo con lo que tengo que cargar, y el día que me muera voy a ir yo mismo a buscar a Gustav al otro mundo y a pedirle perdón personalmente... - El pelirrojo deja ir un suspiro, para luego bajar la mirada y fijarla en los peldaños de las escaleras.

-Sabes? No le he dicho esto a nadie, pero... después del funeral vi a Gustav. No sé si era una ilusión... o si estaba alucinando, pero lo vi, y me dijo que dejara de ser una niñita y que dejara de estar sufriendo como un mocoso llorón, hah...- una media sonrisa se dibuja en la boca del australiano mientras recordaba esa última vista que había tenido de su mejor amigo. Un nudo había empezado a hacerse en su garganta, pero no lo dejaría salir. -Le prometí que iba a seguir adelante y que iba a seguir cuidando a todo mundo como lo había hecho hasta entonces... y lo he intentado... lo he intentado con todas mis fuerzas...- suspirando fuertemente de nuevo, el chico finalmente voltea a ver a Korven para buscar su mirada, fijando sus ojos en él con seriedad -Por eso... no sé... quisiera que hubiera algo que pudiera hacer para ayudarte a ser el mismo de antes... el mismo que ayudaba a todos siempre y que nos hacía reir... está bien si no quieres volver a hablarme, si quieres golpearme y dejarme medio muerto, lo que sea... sólo quería que supieras todo eso, y que no te dejes consumir por la tristeza, Korven..-

La voz del pelirrojo sonaba sincera, tal vez demasiado sincera. Estaba hablando desde el fondo de su corazón. Ver al que alguna vez fue su amigo en ese estado hacía que no pudiera concentrarse cada que lo recordaba.

Korven escucha atentamente todas las palabras de Hazel. Sabía que le buscaba la mirada, así que tímidamente lo volteó a ver a los ojos pero inmediatamente le volteó la mirada.

-Entiendo lo que dices, Furukawa me ha dicho casi lo mismo... pero pasan muchas cosas por mi cabeza. Extraño mucho a Gustav, o al menos eso es lo que parece. A veces me da la impresión de que cada día que pasa lo extraño menos, y por eso estoy tan enojado, porque no puedo aceptar que estoy superando su ausencia. Gustav... yo... yo... bueno...- Korven solo exhala y se detiene unos segundos. -Gustav era un buen tipo, tan inocente, tan lleno de hambre de conocimientos... era buen chico... ve tú a saber todo lo que sufrió cuando era nahual. Ya no sé si es su ausencia lo que me pesa o que he llegado a idealizarlo ahora que no está. Pero bueno... creo que ya no importa.

Después, Korven se para frente a Hazel y lanza una carta al lado de él.

-Me acaba de llegar esta carta, al parecer el poder de los samis dharkas se está infiltrando en los samis mágicos. El consejo noruego parece que se puso de acuerdo con el sueco, el finlandés y el ruso y al parecer todos los grupos samis están politizando el poder, ahora hay alcaldes elegidos por el pueblo y no hay elegidos. El elegido actual ahora es solo un chamán y es lo único a lo que puedo llegar a ser. Muy pocos samis aún conservan las creencias animistas que tenía nuestra cultura, pues muchos se hicieron luteranos o rusos ortodoxos.

Korven se voltea y empieza a envolverse en mana negro, mientras que empieza a hacerse una capa de hielo en todo el pasillo y se empezaba a engrosar, lenta pero peligrosamente.

-Quisiera regresar a casa y descansar, pasarla bien, pero he venido a entrenarme al instituto solo por ellos, para ofrecerle protección a mi tribu, y así es como pagan... a veces me dan ganas de ir y romperle la cara al consejero noruego ese, o bueno, al consejo completo, hihihi... o a todos los samis!!! Parece que disfrutan más siendo escandinavos que indígenas!!! En qué momento perdieron de vista quiénes eran?! En qué momento!?- empieza a levantar el tono mientras observaba a Hazel con locura. -Y encima, tus imprudencias vienen a quitarnos a Gustav. ¡Y te paseas por la escuela como si nada hubiera pasado!

Los enormes cristales de hielo se rompen. Al ser de mana rojo, desaparece. La respiración de Korven pasa de agitada a tranquila, aunque lentamente.

-Algo me pasa... y no sé que es... y es que ya no puedo más. Necesito de algún pilar para apoyarme porque siento que todo se me viene encima. Me pesa la ausencia de Gustav como... mmm...

Korven se sienta una vez más junto a Hazel y apoya su rostro contra su manos, con una expresión de decepción y aburrimiento. Le hace una última pregunta a Hazel, sin siquiera verlo a los ojos.

-Dime... ¿extrañas a Sebastyan?

Antes de que el nahual terminara la palabra "Sebastyan", el puño de metal de Hazel se impacta con mucha fuerza contra la mejilla de Korven, tumbándolo al piso con el golpe.

El pelirrojo ya estaba de pie, con los dientes apretados y una expresión enfurecida. -REACCIONA DE UNA MALDITA VEZ!!- le grita el pelirrojo. Había intentado contenerse para no golpearlo mientras hacía su demostración de demencia, pero el que se hiciera el martir con impulsos de destrucción después de la forma en que había estado tratando a los demás alumnos de su fraternidad, sobre todo después de la clase de combate, hizo que el pelirrojo no pudiera contenerse. En su espalda, la hoja de Sinmara brillaba más y más en su funda.

-Desde cuando eres un maldito enfermo que se deja consumir por la tristeza y empieza a lastimar a los demás, Korven?! Desde cuando eres un psicópata que disfruta destazando a niños de grados inferiores como un loco?! Cómo esperas volver a tu tribu a ser su líder si estás arrojándote a ti mismo a tu propio mar de locura?!- el pelirrojo se lleva una mano a la frente para calmarse, sin mucho éxito.

-Me llamas imprudente? MÍRATE!! Tu odio te está haciendo perder la razón, te estás dejando manejar por la ira y al final el único que va a terminar destruído vas a ser tú!! Y a quiénes vas a arrastrar contigo, Korven?! A QUIÉNES?!- para este punto, una par de lágrimas se empiezan a formar en los ojos del pelirrojo. -Qué no viste cómo yo arruiné la vida de todo mundo por no dejar de lado mi orgullo? Tú eres mejor que eso, Korven... siempre has sido mejor que eso...- el chico empieza a bajar el volumen de su voz mientras se dejar ir hacia atrás para apoyar su espalda en una pared -Eres más fuerte que eso... tú puedes controlarte... no eres como yo... por favor, no seas como yo...-

Lo último lo dice mientras lentamente va dejándose caer resbalando por la pared, hasta quedar sentado (más bien tirado) en el piso. -No importa si extrañamos a alguien, Korven... no importa si sientes que no hay ningún pilar del cuál sostenerte... tenemos que sostenernos solos primero si queremos servirles de algo a los que tenemos que proteger... pero tienes que seguir hacia adelante... no mirando hacia atrás.- después de sorber la nariz, el pelirrojo se limpia las lágrimas que logró contener en sus ojos con su brazo izquierdo, para luego mirar al nahual una vez más. - Y si vas hacía allá, de seguro a ti también te está esperando... pero por favor, Korven... no te dejes caer...por favor...-

Korven recibe el puñetazo en la cara y por la fuerza del cazador cae al piso. Ni siquiera uso meter las manos, aunque afortunadamente cayó de lado. Korven voltea a ver molesto a Hazel y piensa de todo en lo que escucha las palabras de su viejo amigo. Inclusive pensó en usar el Ice bending, quizás su técnica más mortífera, capaz de congelarle la sangre en segundos. Pero no. Su vida se acabaría. Despues con las palabras de Hazel se da cuenta que en realidad se había transformado en un monstruo. Korven se lleva la mano a la cara, sobando suavemente.

-Eso no era necesario...



Korven se levanta y se pone frente a Hazel viendolo a los ojos y le comienza a hablar con su usual voz suave.

-La verdad, Hazel... Es que ya no se quien soy...

Korven se deja caer junto a Hazel.

-Dices que me aferre a mi futuro pero... ya no tengo futuro. Trato de aferrarme al pasado porque al parecer, mi tribu ha olvidado el suyo. Al parecer les gusta mas la idea de seguir los modelos escandinavos que simplemente acudir y respetar a la naturaleza... Suena hipócrita que lo diga yo, pues no puedo superar la muerte de Gustav... Aaahhh Gustav...... No puedo mirar al futuro ahora porque... porque... yo siempre quise que el estuviera ahí...- dicho esto, el nahual reno se hace chiquito y se ruboriza mucho.

Korven respira, tratando de contener las lagrimas, pero al final no puede. Korven abraza a Hazel y se aferra a él.

-No quiero convertirme en un monstruo, Hazel! Si es asi, te pido que me ayudes, por favor!!! Quiero morir siendo un héroe, no un villano!!! Extraño mucho a Gustav y no quiero olvidarlo jamás, porque significaría que no lo quise lo suficiente!!!

Korven hunde su cabeza en el hombro de Hazel, llorando lagrimas que se convertían en hielo apenas se despegaban de su rostro. Estaba en llanto.

El pelirrojo deja ir un suspiro mientras Korven se dejaba llevar hundido en su hombro. Hazel simplemente lleva una mano a la espalda del nahual, y empieza a intentar consolarlo con un abrazo. Con su mano humana, ni más ni menos.

-No tienes que convertirte en un monstruo, Venao'...- le dice de forma suave y tranquila -Sé que todo es muy difícil... pero puedes salir adelante, tú y tu tribu y todos los demás...-

Después de abrazar con algo más de fuerza a Korven por un momento, Hazel lo toma de los hombros y lo separa un poco de él, para buscarle la mirada - No entiendo muy bien todo lo que pasa en tu tribu, pero... estoy seguro que puedes arreglarlo, puedes arreglarlo todo, por eso eres tú quien va a ser su líder y no alguien más. Tal vez las cosas no se queden siendo como siempre lo han sido, pero no sé...- el pelirrojo mira hacia la ventana una vez más, dejando escapar un pequeño suspiro.

-Creo que las cosas pasan por una razón, Korven... ahora todo es horrible y es difícil verlo así, pero puede que todo esto te haga encontrar esa forma de sacar a tu tribu adelante. Pero no puedes rendirte, tienes que seguir. el chico vuelve la mirada hacia la del nahual, sonriendo de lado - Tienes razón, ahora no tenemos futuro, pero sabes por qué? Porque no está hecho. Porque sólo tú puedes construirlo. Si desde ahora decides que no lo tienes, no podrás hacer nada ni por ti ni por nadie...-

Finalmente, Hazel jala a Korven una vez más para abrazarlo de nuevo, hablando en un tono más quedo en su oído - Y... no olvidarás a Gustav. Pero si él te viera abandonado todo por llorarlo... qué crees que te diría? Honra su memoria viviendo tu vida, Korven...

El último abarazo de Hazel fue tan reconfortante, Korven se da cuenta de que ya no está solo y ese chico al que tanto odió por haber matado a Gustav, de repente se volvió, una vez más, en su mejor confidente. De ninguna manera podría hablar de ésto con Adele o Rhia sin habérselo contado primero a alguien como Hazel.

Korven se aferra al abrazo de Hazel y empieza a respirar un poco más despacio, tratando de calmarse.

-Creo que ya es un poco tarde para mí... el daño ya está hecho y tengo una enorme marca obscura en mi alma... solo puedo esperar que el mundo no se me venga más encima, seguir adelante y seguir con mis estudios. Ya no tiene sentido regresar a la tribu y pretender que voy a ser una especie de líder espiritual. Quién sabe, quizás me pueda quedar en Furukawa como un profesor o el asistente de alguno... No tengo idea de qué hacer, pero tienes razón, no me puedo rendir... yo soy quien construye mi futuro.

Korven se despega de Hazel y se seca las lágrimas. Un bao frío sale de la nariz del nahual mientras respira.

-Me hubiera gustado que Gustav también hubiera ido a visitarme... pero siempre hay prisa por ir al otro mundo...- dice sonriendo.

Korven había hablado acerca de él mismo, pero le interesa saber muchas cosas acerca de Hazel.

-Y tú... ¿cómo estás?...

Un pequeño suspiro algo triste se escapó del pelirrojo al escuchar las palabras resignadas del nahual. Tal vez sonaba algo deprimente lo que decía, pero al menos parecía que empezaría a hacer un esfuerzo por seguir su vida de ahora en adelante. Tal vez lo único que le faltaba era lo que acababa de hacer, dejarse ir y llorar en el hombro de alguien que estuviera dispuesto a escucharlo sin juzgarlo. Al fin y al cabo, quién era él para juzgarlo con la carga que tenía sobre los hombros?

Una pequeña sonrisa se dibuja en los labios de Hazel cuando Korven preguntó por su estado, desviando la mirada un poco hacia el piso.

-Pues... pasándola.- responde suspirando. No quería decirle a Korven que estaba mejor, que estaba sobrellevando las cosas lo mejor que podía. Sentía que específicamente frente al nahual no tenía derecho de expresar ningún tipo de calma o tranquilidad... no hasta que lo hubiera perdonado.

-Con la condena encima he tenido que aplicarme más en las clases... ya no está Sebastyan para jalarme las orejas, hah... pero he hecho mi mejor esfuerzo para salir bien con todo. Y pues... voy bien. Saqué A+ en Filosofía, puedes creerlo?- no pudo evitar contener una pequeña risita. Le había presumido esa A+ a todos los que podía... que en realidad sólo eran como 3 personas, pero bueno...algo era algo.
-Creo que lo bueno de que ya nadie me hable por los pasillos es que tengo menos distracciones para estudiar, así que supongo que no me va tan mal...- dice regresando la mirada a la del nahual con una sonrisa apenas un poco melancólica. -Estoy haciendo todo lo posible por salir adelante... aunque todo haya cambiado tanto.

-Hihihi, A+ en filosofía, eso sí es ser demasiado nerd.- dice Korven entretenido con la noticia- Yo saqué A al final, la verdad es que los modelos filosóficos de occidente se me hacen demasiado aburridos, no era una materia que me interesara tanto, pero tú, dingo, eres un completo nerd por aprenderte eso de golpe, porque seguramente no lo has comprendido en lo absoluto.

Korven se queda en silencio por un rato mientras hace pat pat en la cabeza de Hazel.

-Esto vino a cambiar nuestras vidas drásticamente para siempre, ¿no? Ninguno de los dos volverá a ser el mismo... jamás...-dijo Korven, resignado, aceptando la realidad de ambos, sin optimismos ni pesimismos, solo la simple realidad en su estado más natural.

Hazel rió un poco junto con Korven. - La verdad es que soy tan nerd que SÍ los entendí!- dice riendo. La verdad es que sí había entendido los libros (o eso creía 8U). Los exámenes de Fado siempre eran de "echate un choro mareador". No tenían opción múltiple ni nada así como los de Furukawa , así que si sacó esa A+ debió haber sido por algo.
Cuando Korven siguió con esa plática más densa, el pelirrojo suspiró y recargó su espalda en la pared de nuevo, mirando perdidamente la pared de enfrente.

- No... pero tenía que pasar...- dice el pelirrojo pasando una mano por su cabeza para relamer el cabello de su frente, que volvió a su lugar lentamente. -Yo... yo escogí esta vida.- dice con la voz perdida también - Una vida de conflicto innecesario, con culpas y remordimientos, que sé que no va a terminar. Para eso he entrenado todos estos años, y aún así...- suspira levantando la mirada al techo, sonriendo de lado con ironía -Es tan abrumador...-

Hazel se queda en la misma posición por unos segundos, guardando silencio, y con los ojos cerrados. Si lo veía de cierta forma, estos momentos, por más difíciles que fueran, serían su único descanso. El único descanso que tendría antes de que volvieran a atacar, antes de que encontrara la forma de entrar a la brecha, antes de que se convirtiera en el guardián de esa mujer...

Por un momento, por su cabeza pasó la pregunta de por qué. Por qué hacía eso? Por qué se dejaba guiar por esa vida de conflicto que lo abrumaba tanto? Pero la respuesta no tardó mucho en llegar. Al voltear a su lado y ver a Korven, recordó a todos los demás: Naami, Rhia, Noah, Nick, Clementine, Raynor, todos ellos. Y Sebastyan...

Todo era por ellos, cierto? Porque si no había un mundo en paz para que ellos pudieran vivir, no valía la pena.

-Probablemente se ponga peor, Korven... lo sabes, verdad?- dice sin quitar la vista de los ojos del nahual -Esto es una guerra... y estamos metidos justo en el centro de ella...-

Korven se queda callado. ¿Ya qué podía pasar? No estaba dispuesto a morir, pero era ese el peor de los escenarios. A pesar de que tenía lazos emocionales con muchos de sus compañeros, nada le sabría igual después de la muerte de Gustav.

Korven se para rápidamente e invocando con mana índigo, saca una enorme espada vikinga y la encaja en el piso, justo al lado de Hazel, y lo ve con cara de loco.

-¡ENTONCES LO MEJOR SERÁ ENTRENAAARRRR!!!- dice emocionado, aunque de repente se da cuenta de su error. Hizo una grieta en el piso y se agacha mientras que con mana amarillo intenta repararla. -Ay... ay no... ay...

En lo que reparaba el piso, sigue hablando con Hazel.

-Estoy consciente de hecho, por eso quería crear una Elite Force, para defender a la escuela, pero al parecer a nadie le pareció buena idea. No importa. Confío ciegamente en los maestros que ahora ellos están más conscientes de la situación, tenemos de nuestro lado a gente como Kodran, Sloan o Fado. Y lo de entrenar es en serio, quizás mi fuerte no sea la fuerza, pero me gustaría entrenar un poco el físico. Tengo que tener un plan B para cuando se me acabe el mana. Ya viste lo que pasó en clase con Kodran...

Al final, la grieta ya no estaba más. Era un excelente trabajo.

Seré restaurador de arte, pensó para sí, aunque era una broma.