El llamado - Korven

Minutos más tarde de haber recibido la carta, Korven fue a su habitación a dejar unas cuantas cosas. Se encontró a Jyrki, ahí, postrado en su cama. Esta vez estaba dibujando algo, pero no le puso mucha atención. A Jyrki no le gusta la atención.

Salió de la habitación y caminaba por los pasillos de Srad, saludando a unos cuantos otros alumnos que se encontraba en su camino. Ya nada sorprendía a Korven en realidad. Cualquier otro de sus cinco años en el instituto, un llamado así lo hubiera enloquecido, pues el llamado de un maestro no siempre era cosa buena, siempre y cuando no fuese el profesor con el que uno entrenara, y con Kodran no era el caso. Korven nunca entrenó con alguien en particular, le gustaba el aprendizaje por sí mismo, y a final de cuentas no le salió tan mal. Una entrevista con el vampiro lo hubiera puesto de nervios con anterioridad, pero los hechos recientes le dieron un cambio absoluto del crepúsculo al amanecer a la vivencia y convivencia dentro del instituto. No le dio mala espina, pero intuyó que se podía tratar de un entrenamiento especial o algo así.

Korven ya tenía unos cuernitos asomándose, la verdad es que le gustaba no tenerlos ahora que ya había sido destituido como el próximo líder de su tribu. Korven se retoca el cabello antes de entrar, así como sus ropas. Si bien Kodran no era el tipo que se preocupaba al cien por ciento por las apariencias, si se dio el tiempo de invocar un pergamino tan bonito, lo menos que podía hacer era aparecer presentable.

Korven toca con los nudillos tres veces.

-Korven Pålsson, sexto grado de la fraternidad de Srad.

Cuando Korven llamó a la puerta, hubo un silencio por algunos momentos que fue quebrantado por un leve sonido que el nahual no pudo identificar y luego de eso la puerta se abrió lentamente mientras el vampiro tomaba asiento y encendía un cigarrillo.

En el corto trayecto que hizo el joven para ocupar su lugar, el oscuro hizo un recuento mental de todas las cosas que pudo acerca del alumno, desde su llegada a la casa hasta ese día, sobre todo de lo ocurrido en los últimos meses. "Nervioso en ocasiones, iracundo en otras. Pero entrega resultados" fue el análisis final con lo que tras una bocanada de humo se dirigio a su protegido

Korven sudó la gota gorda. Normalmente no suele hablar mucho de sus problemas, pero desde la muerte de Gustav tuvo muchos, y aunque él estuviese de regreso, hubo cambios. Korven evade la mirada de Kodran.

-Emmm... profesor Kodran... Académicamente voy muy bien, como debe saberlo y como puedo verlo en mi expediente. Me vi en dos situaciones un poco incómodas: la destitución de mi título como el futuro líder de mi tribu decidido por los darkkas y la muerte de Gustav. Ambas situaciones me llegaron como bomba y no supe afrontarlo. Lo bueno es que está de regreso, pero seamos realistas, normalmente los seres queridos que uno pierde no regresan de la muerte tan fácilmente... La cuestión de la jefatura no está ligada al poder, sino al compromiso. Toda mi preparación estuvo ligada a eso, a ser alguien cuerdo, poderoso, capaz de proteger y coordinar la tribu en caso de cualquier emergencia.

Korven se da la media vuelta.

-Algo pasó en mí, profesor. Tuve una herida muy grande en mi alma, me sentí completamente abatido. Quise matar a Hazel por ser tan imprudente, haber matado a Gustav y no haber pensado en nuestras vidas. Si bien mi compañero de cuarto Jyrki Aittomäki no le gusta. Estos chicos que no valoran su vida por sentirse héroes no valoran la de los demás. No le tengo miedo a la muerte, pero quiero vivir. Ya no tengo un futuro fijo, como el que tenía comprado cuando entré al instituto, pero aún soy joven y sigo tratando de dilucidar quien soy. Primero estaba lleno de miedos, pero después me llené de ira, que debo decir que en combate me ayudó a estar enfocado y a descubrir y redescubrir un montón de cualidades que poseo ahora: perseverancia, valor, control de mi fuerza, trabajo en equipo...

El cuarto comienza a enfriarse.

-Sin embargo... no tengo control de mis emociones. Si solo una de las dos cosas hubiera pasado, hubiera podido manejarlo, pero de repente, me sentí tan solo. Tan alejado de todo mundo. Lo único que tenía era el instituto. Debo decirle que confío plenamente en los profesores como primera línea de defensa, pero yo estoy dispuesto a pelear por ustedes también. Quizás no lo sepa, y quizás no deba decirlo, pero tengo un pacto con Jyrki: tenemos nuestras familias, pero el instituto es nuestra segunda familia, y estamos dispuestos a hacer lo que sea por defender el instituto.

Korven voltea y mira a Kodran con una mirada de desesperación pero una sonrisa torcida.

-¿Qué quieren esas personas? ¿Por qué quieren hacernos daño? ¡Tan solo somos niños! ¡Por ellos murió Gustav! Y me llené de rabia y odio y cuando regresó Gustav me dio mucho gusto, pero la obscuridad no se fue. Como nahual místico, me maldije a mi mismo, estoy condenado a no ser nunca feliz, pero la felicidad es un concepto muy abstracto, ¿no? Yo fui criado para ser productivo y dar resultados, que a su vez darían felicidad. Me veía en una cabaña en Laponia, cuidando y protegiendo a mi gente, pero si mi gente no hizo nada por defenderme, ¿ahora por qué tengo que defenderlos yo? ¿Y a los darkkas? Los humanos han estado tomando el poder de este mundo y ahora nos tratan a nosotros como habitantes del mundo de segunda clase. Si ni siquiera entre ellos mismo se respetan, ¿cómo podemos esperar nosotros que nos respeten? Ellos metieron presión para mi tribu y a las demás otras para institucionalizarnos como una sola nación, occidentalizarnos, quitándole así el control a los nahuales. ¿Y los ataques al instituto? ¡¡¡Seguro ellos están detrás de todo esto!!!

Korven se da cuenta de lo que pasa, la temperatura regresa a la normalidad y su expresión cambia totalmente.

-¡Profesor Kodran! ¡Lo siento mucho! Usted sabe que sería incapaz de lastimar a una mosca por mi propio deseo... es solo que estoy muy dolido y a la defensiva por las cosas que han pasado recientemente. Que todo lo que conozco y quiero se derrumbe por delirios de poder de alguien más... Soy un reno místico, lo mío reside en defender a mi manada con mi propia vida, pero tampoco sin arriesgarla en vano.

Korven sigue parado... sentía que Kodran lo iba a reprender.