(Cap 4) Reencuentro (Privado Hazel)

Hazel había tomado bastante habilidad por las clases tardías como para que nadie pudiera verlo desde el edificio central hasta la cafetería. En aquel momento estaba todo apagado como nunca. Probablemente Mae Damme ya no estaba o probablemente la OMST ya se habia encargado de ella. Cualquiera que fuera el caso, Hazel estaba a pocos minutos de llegar al area medica y cumplir su "favor" con Furukawa.

Todo iba bien, no parecía ver ningun peon de la OMST cerca. Pero había algo en él que le decía que no estaba solo. Fue entonces cuando un rayo de luz pasó cerca de su rostro. Fué tan poco el tiempo de reaccion que pareciera que su cuerpo trabajaba por si solo. Al voltear a ver, una flecha de luz comenzaba a desvanecerse mientras permanecía clavada en la pared de la cafetería. Al voltear hacia el otro lado, estaba ahi, un hombre delgado con la cara cubierta y un arco de mana en sus manos.
- Muere - dice el hombre lanzando tres flechas de luz en dirección a Hazel..

La mente del pelirrojo trabajó en un segundo para distinguir ese ataque. Sólo conocía a una persona que peleaba de esa manera, y aunque fuera tonto pensar que era el único que lo hacía, no pudo evitar pensarlo al instante. Al voltear y ver las siguientes 3 descargas de luz viniendo hacia él, Hazel se tira al suelo con un rápido impulso, dando una marometa e impulsándose en un ágil salto, esquivando dos flechas para que la otra se clavara en la barra de la cafetería, tras la cual tomó cubierta después de pasar sobre ella con su brinco.

No. No podía ser él. Por qué lo atacaría de otra forma? El pelirrojo se mantiene pegado de espalda junto a la barra, expectante de otro ataque y respirando pesadamente. Por qué estaba tan nervioso?
No debió haber entrado a la cafetería, ahora estaba acorralado y si quería salir tendría que correr hacia la otra puerta, la cual estaba cruzando un amplio campo abierto. Después de años y años de entrenar contra el mejor arquero de la escuela, Hazel sabía los "dos y don'ts" de ese tipo de combate. Sintiendo una gota de sudor frío correr por su mejilla, el pelirrojo pone las manos por debajo de la plancha para preparar los alimentos y se levanta de golpe, saltando encima de la barra y quedando en cuclillas. En el impulso, alza la plancha consigo, improvisando un escudo que lo cubría casi en su totalidad en esa pose.

-IMPULSE!- grita después de haber tomado impulso con las piernas, para salir disparado en dirección a su atacante sin soltar su defensa improvisada. Ni hablar, tendría que intentar knockear a ese guardia si quería llegar a Noah.

Al ver que su oponente había entrado a la cafetería comenzó a seguirlo. Tal como esperaba aquel lugar era tan reducido como siempre. Algunas de las cosas de la cafetería se habían quedado así, como si la hubieran abandonado. El peón siente un ligero disturbio en el mana de su oponente y rápidamente logra distinguir el tipo de ataque que venía hacia él.

«Mana Gris: Voile de Soie»

Y tocando su cuerpo, todo este se torna ligeramente transparente, dejando que la plancha y su oponente pasen atravéz de él. El hechizo no dura mucho por lo que gira y da dos o tres pasos parecidos a un gracioso corcel trotando para volver a apuntar a su oponente.
"Déesse du ciel, descend avec une force tranquille et la terre avec votre manteau de lumière~" - murmura el tipo apuntando una flecha de luz hacia su oponente. Lentamente esta comienza a reventarse en pequeñas chispas electricas que chocan con las partes metalicas de las mesas alrededor.

«Mana Negro: Déesse Doigt»

Al soltar la flecha, un enorme rayo comienza a zizaguear con gran velocidad por el cielo en dirección al australiano, como si el arco fuera una frondosa nube de tormenta que acabara de descargar su furia.

-Tch!- fue lo único que salió de boca del pelirrojo al traspasar a su oponente. Cayó al piso con una marometa, quedándo de espaldas a él, y estaba a punto de incorporarse cuando escuchó el recitar en francés de esa extraña pero a la vez familiar voz.

No.

No, no no no no no, no podía ser. El pelirrojo se quedó congelado por un segundo, sintiendo como sus rodillas se hacían gelatina al escuchar el cantar de ese hechizo. Su sangre se fue hasta los talones y un escalofrío recorrió su espalda. La realidad lo golpeó de imprevisto.

"Muévete. Muévete! MUÉVETE!!" piensa el australiano desesperado apretando los dientes al sentir como sus piernas no respondían y su frente y pecho se empapaban de sudor.

"Vas a morir." pasa por su cabeza al mismo tiempo que las últimas palabras del hechizo enemigo terminaban de ser pronunciadas. El ensordecedor estruendo del rayo inundó el lugar, empapando a su vez las formas de las mesas y los dos contendientes en luz blanca. Un grito fúrico se dejó ir desde lo más profundo del pecho del australiano al momento que se impulsaba hacia atrás para quedar sobre su espalda, ahora viendo de cabeza a su oponente. Poniendo en menos de un segundo la plancha de la barra bajo sus pies, el pelirrojo la patea fuertemente para lanzarla hacia el rayo, impactándose este contra la gran placa metálica a un par de metros del chico y provocando una explosión blanca, destruyendo la plancha y mandando a Hazel volando por los aires en dirección contraria.

El chico se estrella de espaldas contra la pared, pero no duró un segundo en el piso cuando ya estaba de pie de nuevo,respirando pesadamente y viendo al peón disfrazado por entre su cabello mojado por el sudor, sus ojos casi refulgiendo de rabia.

-Tú.... tú... TÚ!!- grita fúrico. -ESTO ERA LO QUE QUERÍAS?! AYUDAR A ESTOS MALDITOS?! BIEN!!- dice sin bajar la voz mientras desenvainaba de un movimiento rápido a Sinmara, cuya hoja empieza a brillar al rojo vivo. -Pero NO te irás de aquí limpio, elfo. Rocíalo, Sinmara!!- agrega dando un sablazo al aire, al mismo tiempo que el espíritu en su espada sale disparado hacia el contrincante.

"Qué es esto? No es poder mágico... qué es esta energía que está fluyendo de su alma...? Es enojo? No... es otra cosa... es... es dolor..." piensa la espada al dirigirse con velocidad hacia su blanco. Aunque fuera el amo más débil que pudiera recordar, su misión era protegerlo después de todo. Independientemente de la fuente de ese poder, el espíritu mueve un brazo rápidamente y espolvorea chispas alrededor del peón, las cuales explotan inofensivamente, pero con sonoros y deslumbrantes estallidos.
Mientras la espada cumplía su trabajo, Hazel corre a toda velocidad hacia el peón, pero tomando un camino que ponía las mesas entre él y su oponente. Al haberse acercado lo suficiente se detiene en seco y dando una vuelta patea una de las mesas con fuerza hacia el soldado para intentar golpearlo con ella.

Al ver la nueva espada de Hazel, el peon no logra describir lo que estaba a punto de pasar sintiendo gran ardor en sus ojos. Inmediatamente cubre su rostro que comenzaba a quemarse ligeramente por la mascara que portaba para luego recibir el impacto de la mesa haciendolo caer.

El dolor era agudo y no tuvo mas remedio que despojar su mascara para luego levantarse, al parecer, con unos cuantos dedos rotos.
- Una espada espiritual.. eso es nuevo - dice el peón quien era un joven pelirrojo, al parecer, demonio bastante joven - Es una lastima que su usuario tenga tan poco poder mágico en este momento.

Con un delicado movimiento de sus manos y recitando «Mana Blanco: First Aid» los dedos del peon comenzaban a regenerarse lentamente. Habia quedado bastante lastimado por el impacto pero al menos podria utilizar su mano.
- Te sorprende ver este rostro? Parece que el "elfo" que tanto odias no estaba detras de la cortina numero uno... ¿Como te sientes al respecto?

«Mana Negro: Impulse»

Usando la misma tecnica, pero con más poder magico, una de las mesas vuela con gran fuerza hacia Hazel.

Hazel no pudo evitar quedarse pasmado. No era Sebastyan... entonces... qué demonios? Por qué conocía sus mismos hechizos? Por qué hablaba como si lo conociera? Que le dijera que lo odiaba sólo lo hizo enojar, pero el que su adversario usara su mismo hechizo ((que es de mana rojo, no negro 8U)), lo tomó por sorpresa, intentó esquivar la mesa haciéndose a un lado pero el intento tuvo un peor resultado, golpeando la esquina de la mesa en su costado. Había salido volando con muchísima velocidad y pudo sentir como algo dentro de él se rompió, probablemente una costilla.
Con un grito de dolor, el chico cae al suelo, apretando el lugar del impacto con su mano libre mientras que Sinmara regresaba en su auxilio.

- Inútil!!- grita la espada posándose sobre su hombro. -Estás bien?- pregunta preocupada, sintiéndose algo sobrecogida por la conexión emocional que tenía con el australiano.
- Tú... tú no sabes nada...- dice el pelirrojo no notando la presencia del espíritu a su lado. Con trabajos, el chico finalmente se pone de pie, aún aferrado a su costilla, pero sin bajar la pose de batalla con su espada, que ahora yacía en su mano metálica. -No sé quién eres... pero nunca. Te atrevas. A decir. Que lo odio. Me escuchaste?!- dice apuntando su espada hacia el enemigo.
Cómo es que sabía esas cosas sobre él? Su archivo dentro de la OMST no podía ser tan detallado como para que se supiera nada sobre los elfos ni sobre su relación con Sebastyan. Sería tan malo pensar que el idiota de su novio se había aliado con los mismos que habían intentado matarlos en el pasado y le hubiera enseñado sus hechizos a los soldados infiltrados?
-Tendría que matarte aquí mismo, pero te dejaré vivir sólo para que le lleves un mensaje a ese elfo.-- dice al final con tono amargo y apuntando el filo de su espada hacia el soldado. De pronto, su severa expresión se torna más triste y suave mientras su boca escupe las palabras con una voz llena de nostalgia - Dile que lo estoy esperando... Siempre...-

Después de dar un suspiro, el enojo y la determinación vuelven a su rostro, y se prepara para seguir peleando. "Aún tienes que llegar a Noah, Hazel... tienes que salir de aquí pronto. Vamos, vamos!!".

El peon observa detenidamente el rostro de Hazel mientras este da su mensaje. Al final no le queda mas remedio que rendirse cerrando los ojos con una sonrisa dibujada en su rostro.
- Mensaje recibido... Mon Capitaine...- dice al momento que sus manos comienzan a soltar poderosas descargas electricas para inmediatamente alcanzar el brazo mecanico de Hazel soltandole un potente impacto. El danio no era el suficiente para lastimarlo, pero si para darle una sacudida que lo hizo volar a las mesas cercanas.

El hombre se levanta, adolorido y jadeando como si le hubieran dado la paliza de su vida. Probablemente el tiempo en ese cuerpo comenzaba a terminarse y el gasto de mana habia sido exagerado. Apunto inmediatamente con el arco en direccion a Hazel con el rostro serio. Una flecha blanca que emanaba todo menos agresion.
- Tomalo como un regalo de despedida... - dice al momento de soltar la rapida flecha, tan rapida que ni siquiera la habilidad nata de Hazel fue suficiente para poderle seguir el paso, incrustandose en el pecho del australiano.

Una intensa punzada se sintio en el corazon de Hazel al momento de que su mente comenzaba a plagarse de imagenes, recuerdos que no le pertenecian. Le mostraba una enorme maquina y un sin fin de hombres en tunica roja, el simbolo que ya Hazel conocia del Dogma Crucis y un hombre, Lumiere Brandorff hablando sobre la paz del futuro que se avecinaba. Vio como usaban la maquina en el y su mente viajaba de su cuerpo hacia otro, el cuerpo de un miembro de la OMST... todo era tan rapido que Hazel sentia que comenzaba a asfixiarse.

"Esta es la verdad... transmigran almas hacia cualquier ser vivo como si fuera un virus de computadora... dominan el alma residente y la encierran en el subconsciente, el cuerpo se libera de limites, haciendolo potencializar su fuerza, habilidad y poder magico... sin importar las consecuecias de esforzarlo al maximo... esa es la verdad del plan del dogma crucis... te lo encargo..."

Los ojos del australiano se abrieron grandes al escuchar las palabras en francés. Su corazón empezó a latir tan rápido como un tren, y el chico, pasmado, no pudo hacer más que levantar una mano, intentando alcanzar al que le había parecido tan lejano por lo que habían parecido décadas.
- Seba...- fue lo único que alcanzó a decir cuando el rayo impactó su apropiadamente levantada mano, como si las intenciones del que parecía un soldado hubieran incitado esa reacción en él.

La descarga lo hizo gritar de dolor, y aunque no hubo daño real, no pudo evitar caer de rodillas una vez se hubo estrellado contra las mesas. Levantó la mirada a tiempo sólo para ver el halo de luz viniendo hacia él. Quiso decir algo, pero las palabras se ahogaron en su garganta y la flecha lo tumbó de espaldas, haciendo que en el piso se arqueara en espasmos como si se estuviera convulsionando.
Con los ojos bien abiertos y los dientes apretados, recibió todas esas imágenes, sintiendo como su mente se sobrecargaba con el repentino flujo de información.
Entre la perturbadora experiencia, el chico no sabía qué sentir. Sólo sabía una cosa. No quería verlo irse, no de nuevo. Lo único que pudo hacer fue, una vez más, extender su mano hacia el guardia que lo veía impasible, aunque con postura cansada.
- E...espe-- espe...ra- alcanzó a decir con la voz ahogada, mientras su mano temblorosa intentaba alcanzar al elfo.
- Por...favor...-

El soldado se acerca hacia el cuerpo arqueado del australiano y lo observa tranquilamente. Sus ojos llenos de serenidad y compasion. Como si quisiera decirle algo pero lo unico que logra es levantar su palma y ponerla en su cabeza.
- No se de que hablas... - le dice seriamente al momento que un impulso sale de su mano haciendo que Hazel reciba un fuerte shock y caiga completamente inconsciente.

- Lo lamento.. Mon Capitaine...será en otra ocasión... - murmura tomando el cuerpo de Hazel y llevandoselo en dirección al area medica. Donde parece que la diversion apenas comienza....