¿Desayunamos? ⌠Hazel⌡

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Había dormido poco, pero se encontraba con misteriosas y renovadas fuerzas. Era como si volver a su habitación le hubiese devuelto algo que tenía extraviado desde el momento que puso un pie fuera del Instituto con intenciones de no volver pronto. Y a pesar de que no habían sido demasiados los meses que estuvo fuera, sentía como si hubiese sido un milenio. Ella misma se sentía distinta. Por lo que cuando se puso su falda roja y sus botas y blusa negras, se sintió una extraña. Torció los labios frente al espejo, sin detenerse demasiado tiempo, y tomó de la mesa de noche su cartera negra con grabados abstractos.

Al salir de su habitación pensó ir al comedor a conseguir algo de desayuno sin más, pero se le revolvió el estómago. No. No podía volver a su vida normal sin haber visto a sus hermanos. así que caminó al área de habitaciones masculinas y se dirigió rápidamente hacia la de Hazel. La que Hazel había compartido siempre con Sebastyan. O al menos desde que ella tenía memoria. Torció los labios y tocó dos veces, mirando su reloj negro sin decoraciones, para comprobar que eran las ocho. Seguramente él aun estaría dormido. Así que tocó dos veces más, por si no le había escuchado.

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Uno de los ojos de Hazel se abrió por entre sus cabellos y su almohada. Bueno, se abrió a medias, y lentamente giró para ver la hora.

8:00 a.m.

¿Por qué? ¿Por qué les gustaba despertarlo a esa hora en Domingo? ¿Por qué nadie podía ser considerado y dejarlo dormir después de sus maratones de la Doctora Jin? Se había perdido dos temporadas completas, y estaba intentando ponerse al corriente para su regreso triunfal. Pero noooo, tenían que levantarlo y hacerlo madrugar.

El pelirrojo, entre refunfuños, se paró de la cama, dejó la laptop a un lado (que yacía prendida y con el Media Player abierto con un capítulo terminado), y en boxers y camiseta sin mangas caminó descalzo y tambaleante hasta la puerta, haciendo a un lado con el pie la ropa que se había quitado la noche anterior. De seguro era Noah que venía a decirle alguna cosa sobre Sócrates o a traer chocolates o algo así.

Bostezando, el chico abrió la puerta, aún con los ojos cerrados por la boqueada.

-Ya te dije que los Domingos me levanto tarde, Noaah. ¿Qué pas--

Pasó un segundo en silencio. Una vez que vio de quién se trataba, el pelirrojo abrió los ojos enormes. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, y con los brazos abiertos rió estruendosamente, lanzándose para darle un abrazo a su hermanita preferida. -¡¡NAAAAAMIIIIIII!!- No pudo contener su alegría, y al paretarla fuerte fuerte la cargó del piso sin muchos trabajos, dándole unas vueltas en la puerta de la habitación. -¡¿Es en serio que eres tú?! ¡¿Qué haces aquí?!

Detrás de él, el cuarto yacía ligeramente desordenado, y eso era narrativa sin sarcasmo alguno, para la sorpresa de la chica. Fuera de algunas prendas de ropa tiradas en el piso y la cama sin tender, la habitación estaba bastante limpia. Todo estaba en su lugar, la ropa estaba colgada en el closet, los platos de la cocineta estaban lavados y hasta los libros del escritorio cerrados y apilados derechitos. Era como entrar a un mundo totalmente diferente. Hasta olía bien.

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Torció los labios cuando el pelirrojo tardó en responder a su llamado, pero se quedó de piedra en el momento en que el más alto abrió la puerta. Hacía mucho que no veía jóvenes desaliñados, por lo que sus mejillas se encendieron furiosamente al instante, casi sin escuchar lo que él decía como excusa, y trató de mantener la vista en el rostro adormilado del otro, tarea no muy sencilla pero que fue auxiliada por la enorme emoción de su hermano mayor. Medio sonrió y cuando él gritó su nombre y esos fuertes brazos la rodearon no pudo evitar soltar una risotada de felicidad. ¡Cómo los había extrañado! Sacó los brazos del encierro que él había provocado al apretarla y le rodeó el cuello para sujetarse bien, riendo más al sentir las vueltas, pero sintiéndose realmente emocionada.

Entre risas le dio golpecitos en los hombros para que dejara de darle vueltas, pues se marearía si seguía así. Sin embargo en medio de su emoción, miró sobre el hombro de él la habitación. ¿Eh? Parpadeó un par de veces porque si no fuera Hazel quien la sujetaba estaría segura de que se había equivocado de habitación. – ¡Qué ordenado! – Exclamó entre risas al saltar del abrazo para reacomodarse la falda que se le había subido un poco por todo el movimiento. Pero estaba tan sorprendida admirando el orden que no se acomodó la blusa que mostraba un poquito de su panza. – ¿Es que compartes habitación con Kyle? – Bromeó antes de mirar de nuevo al pelirrojo y soltar una risita divertida.

– Vine a buscarte para ir a desayunar juntos. Así que cámbiate, porque así no pienso llevarte, Capitán. – ¡Qué bonito sonaba eso! Y es que una de las cosas que más había extrañado (obviamente) eran los entrenamientos de Mugby. Se moría por ponerse en forma para patear el trasero de todos los demás. Después de todo, este año tenían sí o sí que ganar las internacionales. No era una opción.

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Ante las palabras de Naami, el chico miró hacia abajo para ver su, em, casi desnudez. Algo sonrojado sonrió y se rascó la nuca, riendo nerviosamente. - Ay, pero si Sí, sí, pero pasa mientras.

Sostuvo la puerta para que ella entrara, y una vez adentro la cerró sin llave. Miró alrededor dados los comentarios de la chica. Vaya, es cierto, cuando ella se había ido ese cuarto había quedado como una total pocilga. Cuántos meses habían sido? Dos o tres? Cuando lo decía de esa manera no parecía tanto tiempo, pero todo se había sentido como un año y medio de diferencia. -Oye, pero ¿cuándo volviste? ¡Sin un aviso ni nada!- el chico camina hasta la cama, recogiendo la ropa sucia en el camino y arrojándola a un cesto junto al clóset. - ¿Vienes de visita, o...?- Mientras habla, él estira un poco las cobijas después de haber quitado la laptop, para que al menos pareciera que estaba un poco ordenada. A pesar de que sólo había "fingido" hacer la cama, una vez hecho eso el cuarto parecía el de una persona normal y centrada. Definitivamente no lo que Naami recordaba. Del todo.

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