Predicciones ❤ Noah

No estaba seguro de por qué seguía ahí aún cuando las clases se había terminado, pero no podía detenerme. Habíamos tenido que hacer una escultura libre, unas figuritas en barro mágico que se adaptaban bien a nuestras instrucciones mentales, pero se requería mucha concentración y mana, por lo que la práctica se obtenía con los años. Todos habíamos dejado la escultura secándose mientras íbamos a almorzar, pero cuando terminaron las clases matutinas no pude evitar escabullirme en ese lugar para continuar lo que había dejado, según yo, inconcluso.

Mi escultura intentaba representar un ángel, por alguna extraña razón, pero uno triste. El tamaño era apenas de medio metro, pero conforme pasaban los minutos los detalles eran más exactos. Poco a poco tomaba forma. Se me antojó un ángel muy triste, y a cada instante añadía detalles extras que iban llegando a mi cabeza. Primero alargué su cabello, luego cambié su túnica y para mi sorpresa, mi concentración fue tal, que el ángel fue tomando color, a pesar de estar fresco.

Me detuve finalmente cuando, a medio pintarse, supe que no era cualquier ángel. ¡Sabía quién era! Y al saberlo la escultura por alguna extraña razón se endureció totalmente y se tiñó en sus tonos rosas y blancos. La tomé firmemente entre mis dos manos y la miré fijo; sentí miedo. No por la escultura, si no por lo que pudiese significar. Di un paso atrás, moviendo la silla y haciendo que se cayera, pero no quité mis ojos de la pequeña figurita hasta que escuché ruidos cerca de la puerta y, sin poder evitarlo, la figura terminó resbalándoseme de los nervios, quebrándose en trozoss al caer al suelo.

-¡Noah, eres tú!- Comenté en cuanto vi sus cabellos plateados, observándole acomodar los trozos de barro seco sobre la mesa. Dejé mi mirada azúl sobre ésta unos instantes antes de negar con la cabeza. -No...la seguiré mañana, me entenderán.- Aseguré rascándome la nuca. No estaba segura de que a un docente de artes le gustara tener que esperar a un alumno y retrasar así a los demás, pero por alguna razón no quería continuar. Había algo en el diseño que había tomado la estatuilla que me tenía algo preocupado. Mi garganta se secó un poquito y me llevé la mano derecha a mi coleta de ese lado para acomodarla un poquito, sin notar que me había manchado las manos con pintura y ahora mi coleta era rosa y no pelirroja.

-Mejor vámonos. ¿Dónde andabas? La clase se terminó hace rato...- Comenté buscando mi mochila, dándome cuenta hasta entonces que mi mano estaba sucia y limpiándola con un mandil que estaba por ahí. Luego me puse la mochila al hombro esperando que el hechicero tomase sus pertenencias. Estaba algo distraído, pero Noah no parcía mucho más concentrado que yo. ¿De dónde vendría? Creí haber escuchado que había ido al baño. -¿Vamos a tomar agua? Me dio sed la clase.- Posiblemente mi garganta seca tuviese otro motivo, pero de igual forma necesitaba beber agua rápido.