Práctica de combate (exclusivo alumnos de Srad)

- Veamos quien será el primero en llegar... - dijo mientras continuaba con su espera.

Mientras caminaban hacia el gimnasio subterraneo la nahual jugaba con sus dagas entre los dedos, haciéndolas girar y moviendo los brazos para lograr otro ritmo. Por lo mismo se mantenía un poco alejada del pelirrojo. Conforme pasaban los días y la tristeza se volvía nostalgia, había notado que su estómago volvía a moverse mucho cuando se acercaba al otro lo suficiente para percibir su perfume. Por lo mismo realizaba cosas como esas para mantener la distancia. Después del tercer día de compartir la habitación con él habían cesado los abrazos y las muestras demasiado íntimas de afecto. Aunque tampoco lo evitaba o ignoraba, simplemente volvía un poco a ser como antes. Porque sus emociones así se lo imponían. Bajaron por el elevador viejo y se dispusieron a acercarse a los compañeros. En cuanto estuvieron a unos metros de Korven y Alison la Nahual dejó en paz las dagas y las guardó en su porta-armas que yacía ceñido al muslo derecho, sobre sus ajustados pantalones negros deportivos que hacían juego con su blusa sin mangas y sus zapatos deportivos verde oliva.

-Hoy estaba pensando en...- Pero antes de que sus manos tocaran las armas que había tenido en mente escuchó la dedicatoria de la pelea que podría acaecer ese día. Sonrió de lado bajando la mirada y deseando haberse dejado el cabello suelto para que éste cayera y cubriera sus mejillas tenuemente rosadas. Aún usaba un poco de rubor, pero ese día no se había delineado los ojos ni colocado brillo labial, no le gustaba hacerlo en clases de combate. -Entonces más te vale que ganes por mucho.- Sentenció tomando finalmente las tonfas negras que se encontraban entre las armas variadas. Dio unos pasos atrás y de reojo miró a Kodran. Sabía que no tendría piedad con Hazel por su condición y, aunque eso de alguna forma le haría bien a la autoestima del pelirrojo, le temía a los daños físicos que eso pudiese generar en el australiano.

-Hola, profe.- Saludó con media sonrisa cómplice al adulto antes de mirar de reojo a Alison y Korven. A ella ni la saludaba, nunca se habían llevado bien y últimamente le daba más igual que nunca. A él...bueno. Comenzó a realizar movimientos con las armas mientras se dedicaba a pensar en qué técnicas podía especializar con ésa arma.

- Señor Paalsson, cuando usted era un infante de "brazos" y aún mojaba sus pañales yo ya estaba capacitado para dar clases de combate a grupos élite, asi que mejor sigua practicando y mida sus amenazas.

- Muy bien niños, los he reunido porque creo que es necesario que tengamos una pequeña sesion de combate, tengo algo para algunos de ustedes al finalizar el encuentro. La cosa es simple -uno a uno comienza a arrojarles los brazaletes que se utilizaban en el Mugby, omitiendo a Hazel-, muchos conocen las habilidades de estas "joyas", para los que no las había visto, son los brazaletes que permiten a los jugadores de mugby tener un cuerpo falso durante los juegos, solo que en esta ocasión no tienen una cantidad ilimitada de retornos, solo podrán volver una vez, luego de eso se quedarán fuera del ejercicio, solo uno de ustedes debe quedar de pie. Quien lo logre obtendrá una recompensa: Deben darlo todo pues no hay reglas excepto por unas pocas clausulas. Primero; nadie puede atacar a Hazel Korhonen. Segundo; Hazel solo me puede atacar a mi y yo a él, tercero; el resto, si desea hacerlo, puede atacarme. Si tienen preguntas ahora es el momento, luego de iniciar esto no tendré consideración con nadie y todos seran considerados mi enemigo así que hablen ahora o "mueran" después.

En cuanto recibió su brazalete lo tomó con cuidado, mientras la otra mano sujetaba las dos tonfas y antes de colocarlo en su muñeca esperó pacientemente a que le entregasen el suyo a Hazel. Esperando aparentemente en vano, pues éste jamás apareció para su compañero. Apretó los labios uno contra otro observando al pelirrojo antes de que él soltase el comentario que acabó de molestar a la nahual. Sí, entendía que el australiano no fuese a utilizar mucha magia a partir de ese momento, pero también sabía que era excelente en los combates y que tal discapacidad no le impediría llevar una buena pelea con, por ejemplo, los niños de tercero. Sin embargo como era de esperarse no dijo nada. Simplemente le dedicó una mirada de solidaridad al cazador.

Luego, mientras escuchaba su pedido, miró con atención al mayor de los alumnos presentes activando su brazalete con una escandalosa armadura, rodando los ojos. Korven nunca le había sido molesto, de hecho llegó a respetarlo como jugador de Mugby y estudiante de grado superior, pero ahora por alguna razón sentía mucha hostilidad hacia él. Sabía la razón. Inclinó la cabeza hacia su amigo para escuchar su propuesta final y, sin notarlo ella, sus mejillas se encendieron ligeramente. Por alguna razón sentía que de cumplir ese trato, esa cena sería especial. No sería como todas las veces que llegaba ella de pronto, no, sería especial.

Sin poder evitarlo sus ojos brillaron con intensidad y sus manos que sujetaban las armas y el brazalete comenzaron a emitir una intensa aura oscura. El mana negro cubrió las tonfas antes de que se colocase el brazalete, riendo divertida por el gruñido del perro pulgoso, y, principalmente por darle contraria al exagerado reno ella misma optó por un atuendo totalmente opuesto al del otro.

El mana amarillo que la cubrió se fue dispersando mientras dejaba ver un traje nada exagerado y aparentemente de poca protección. De abajo hacia arriba se fueron mostrando unas botas tipo militar pero con cinturones en vez de cintas en color negro, igual que las medias largas que llegaban hasta la mitad de sus muslos. Diez centímetros arriba terminaban los pantaloncillos cortos color olivo y en el torso llevaba apenas un top negro ajustado. En los brazos llevaba una especie de mangas que iban desde las muñecas hasta arriba de los codos en color negro. Con una sonrisa de autosuficiencia comenzó a mover las tonfas que se volvieron dagas con el mismo diseño de las armas. Éstas adquirieron el brillo oscuro del mana de combate y los ojos verde intenso de la Nahual se dirigieron inmediatamente hacia Alison.

-Te gusta empezar por el plato fuerte, Korven. Pero a diferencia tuya yo prefiero iniciar con un aperitivo.- Comentó ladeando la cabeza antes de mirar de reojo al perro pulgoso. Ella definitivamente no quería gastar mana innecesariamente al principio, prefería juguetear un poco antes de dedicarse a la batalla que le costaría. Por otro lado pensaba impedir que los más pequeños atacaran a Kodran, pero suponía que el único que intentaría atacar al vampiro podría ser Korven, dada su naturaleza. Ella también lo habría intentado, de no haber recibido el pedido de su amigo.

Se desconcentró unos segundos observando el Husky de Korven, y para cuando volvió en sí Alison ya se encontraba recitando un hechizo. Pero no por nada Naami era nuker titular de Srad, sin contar que como mamba negra su naturaleza le daba la ventaja de ser bastante rápida en sus movimientos y se había acostumbrado así a que sus reacciones fueran igual. Cerró un ojo al dar un paso hacia atrás para recuperar el equilibrio tras el aullido del Fenrir. Así que quieren jugar. Pensó. Entonces jugaremos. Lo que no se esperaba era que la demonio lanzase un hechizo en conjunto con el pequeño Fenrir, eso, si bien no lo consideraba trampa, era una estrategia que se le antojaba cobarde. -Mana Negro+Gris: Venomous Thorn.- Una barrera grande apareció alrededor de su cuerpo, se encontraba fabricada por sólo enredaderas llenas de espinas venenosas. Eran tantas enredaderas que no se podía ver hacia adentro, pero el hechizo le permitía a ella ver hacia fuera.

Sin embargo antes de poder preguntarse lo que vendría, en cuestión de segundos sintió cómo su propia barrera era aplastada por la gravedad. Así que van a jugar rudo… Una sonrisa se dibujó en sus labios antes de que comenzara a hacer más y más pequeña la barrera. Seguramente fuera los otros dos pensarían que la fuerza de gravedad iba venciendo la barrera. Cuando la barrera era tan pequeña que apenas cabía hincada sonrió con un poquito de malicia. A diferencia de los otros dos que parecían querer acabar todo a prisa, ella pensaba disfrutarlo. Recordó las tres veces que la expulsaron de partidos por usar crueldad innecesaria contra los otros jugadores.

-¡Mana Negro: Poisonous Fire!- El fuego negro e intenso rodeó la barrera que, con mucho trabajo se volvió a expandir para dejarla pararse. Si bien el hechizo de gravedad era intenso, la barrera funcionaba muy bien, al menos para protegerla a ella, y con gran esfuerzo podía expandirla, aunque eso la desgastaría físicamente. Una vez expandida intensificó las llamaradas del fuego negro y venenoso, con la finalidad de que éste derritiera las estacas de hielo, convirtiéndolas en agua venenosa. Mantener la barrera de protección le quitaba considerable energía, pues por el hechizo de Alison era más complicado mantenerla arriba, pero estaba acostumbrada a esos desgastes.

-Mana Azul: Teletransportación.- Soltó en voz baja manteniendo la barrera en su sitio para telentransportarse justo frente a Raynor y de un segundo a otro acercársele al rostro a milímetros de los labios. -Mana Negro: Poisonous Breath.- De sus labios escapó un intenso veneno convertido en aliento que buscó rápidamente el sistema de Raynor. Tal hechizo era mortal sólo a una distancia tan corta. Si bien quería que el juego durara, no quería que Raynor interfiriera en su batalla con Alison.

En cuanto lanzó el hechizo se alejó dando saltos rápidos hacia atrás. -Mana Gris+rojo: Thingummy!- Una serie de espejos la cubrió mientras se convertían en un escudo que repelía los ataques del enemigo regresándolos al doble de daño.

- Si... en eso estoy... debes entender que no es fácil con la seguridad en este lugar de hoy en día... No estoy diciendo que no sea posible, solo por ahora no es fácil... Estoy a mitad de una clase ahora, luego te confirmo la ubicación, pero debes esperar mi llamada.

- Perdona la interrupción, pero debía atender esta. Ahora - saca la espada y mantiene la saya en su mano de nuevo y le dice al alumno-, continuemos.