Alivio ~ Gustav

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Dicen que el dolor físico se olvida pasado el efecto. ¿Por qué será que las heridas emocionales son tan difíciles de sanar? La temperatura normal de verano parecía demasiado fría para la piel de la nahual, que se mantenía recargando la espalda en la cabecera de la cama y las piernas pegadas al pecho. Su cabello estaba enmarañado y se notaba en sus ojos el llanto previo, tal vez demasiado constante. El mentón yacía encima de sus rodillas y sus brazos rodeaban las piernas para poder mantener el calor corporal. Se había negado a ver a alguien desde que el profesor Fado la hubo asistido para llegar a su dormitorio. Inclusive su compañera de habitación se mostraba temerosa tras haber sido atacada por ella. Se había lanzado convertida en mamba negra para hacer un falso intento de morderle un brazo, liberando así la tensión.

Luego de eso el Director le había hecho un llamado a la nuker, pero ella simplemente no tenía intenciones de volver a clases normales. ¿Cómo podría hacerlo, sabiendo que todos la mirarían como la idiota que fue engañada con ilusiones estúpidas y luego hubo salido corriendo? Al recordar lo acontecido su semblante se volvió triste de nuevo y recargó la frente en las rodillas para comenzar la labor de llanto. Se había duchado tres veces cada día para intentar acomodar su aspecto, pero apenas salía del baño y se miraba al espejo, todo se volvía a repetir. Recordaba el líquido carmesí recorriendo desde su frente hasta sus mejillas. Recordaba el calor bajo sus pies.

Sus hombros comenzaron a temblar y el nudo en la garganta tomó su sitio como ya era costumbre. Se mordió el labio inferior y pisó el pie izquierdo con el derecho, pegándolos más a su cuerpo en un intento de protegerse. Las clases normales habían terminado, pero su compañera de habitación sólo volvía a dormir, desde el incidente. Naami era consciente de que era jueves, de que los muchachos del equipo la habían visitado, pero ella no quería ver a nadie. ¡Menos a ellos! Se hizo bolita en su sitio y los sollozos brotaron con más intensidad.

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El defender del equipo de Srad habia estado al pie de la puerta de su amiga todos los dias despues de clases, todos habiamos ido en cuanto hazel y sebas se pudieron parar y andar... la compañera de cuarto de Naami les conto como habia estado desde ese dia. Era cierto que los 3 amigos se preocuparon por la salud y estado de su amiga. La visitaron constantemente Sebas y Gustav, eventualmente cuando se recupero iba Hazel... pero ella no deseaba vernos, a nadie. Aun asi, el defender se quedaba un rato mas afuera del cuarto de su amiga. Se recargaba en la pared, volteando a la puerta, como esperando que la dulce y atrevida Naami de siempre saliera y dijera: -"ya grandote, estoy bien"-

La forma falsa de Gustav expresaba bastante resignacion y vergüenza. En verdad se habia sentido como un inutil en ese dia:
Hazel golpeado (aunq no fue tanta novedad) al grado de despertar hasta dias despues. Y el sin hacer nada...
Sebastyan poseido por ese maldito ser. Y el sin hacer nada...
Y Naami... enfrentandose a algo desconocido... sola... aterrada... sin que pudieramos hacer nada...
Gustav estaba enfurecido por no haber hecho nada por ninguno, y peor, haberse dejado casi destrozar solo por que no podia hacerle frente a alguien que el queria... -de que me sirve ser defender en un juego, si a la hora que me necesitan mis amigos no puedo hacer ni nada...- No se perdonaba eso de si. Ellos eran la familia que tiene, lo mas importante ahora en su vida. Y la idea de haber sido "inutil" ese dia lo irrito bastante esos dias.

Ese jueves, Gustav le dijo a Sebastyan que se adelantaria a ver a Naami, y que los veria a el y a Hazel mas al rato en la practica de combate... No estaba de humor como para ponerse a entrenar, no era lo mismo sin aquella chispa que Naami daba en las practicas. Fue a la cafeteria, y compro unos muffins de chocolate y nuez que sabia que eran de los favoritos de la nuker. Como de costumbre se dirigio a su cuarto, no habia mucha gente a esa hora en los pasillos, todo se veia bastante solitario en el lugar. Ya enfrente de la puerta de naami, el Djinn se detiene un momento antes de tocar la puerta... -Vamos... atrevete- Toco con un par de golpecillos en la puerta. -Nam... ehmmm oye vine solo.- Hablo ligeramente fuerte para que pudiera escuchar con claridad que era Gustav. -No puedo ayudarte si no me dejas verte...- Apreto los puños los cuales se iban descubriendo en su forma metalica, poco a poco el cuerpo entero de gustav se revelo. -Dejame ver que al menos estas... alli.- Se paro con la cabeza agachada mirando el borde de la puerta, epserando, al menos un -"VETE"

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Los golpes en la puerta hicieron que la castaña pegara un salto y sin pensarlo se transformara en mamba, enrollándose en su pijama antes de escuchar la voz del mayor. Al escucharle, la cabeza de serpiente se asomó entre las prendas y en un rápido movimiento se deslizó hasta la entrada, levantándose para escuchar más atentamente tales palabras. Los ojos verdes se notaron vacilantes antes de que el reptil regresara a la cama para transformarse en humana y se acomodara un mechón de su despeinado cabello tras la oreja. Se arropó con la manta y la apretó con ambas manos. -¡Estoy bien!- Gritó desde su sitio, mirando bajo su espalda las prendas que antes hubo llevado. Se mordió el labio inferior antes de dudar en qué hacer a continuación.

-¡Estoy bien, Gustav! Pronto volveré a los entrenamientos...- Aseguró, dudando de ello. Se llevó una mano a la frente y limpió los restos de lágrimas que yacían en sus mejillas. No quería verlos; a ninguno. Pero...tal vez estaba siendo muy injusta. Ellos eran los últimos que la juzgarían, siempre habían demostrado lealtad y compañerismo para con ella. Largó un suspiro y en un rápido movimiento se colocó la ropa, bajando de un salto de la cama para abrir un cajón pequeño y buscar entre un montón de pequeños artículos de chococat y otros dibujos japoneses una liga para sujetarse el cabello. Al final la encontró y se hizo una coleta alta medio chueca para usar un poco de mana y arreglar las mantas.

Jugó con las decoraciones de su pijama de Kuromi antes de atreverse a avanzar hacia la puerta. Sus pies estaban descalzos y no pudo evitar llevarse la mano derecha a los labios para mordisquear el dedo pulgar. ¿De verdad estaba preparada para enfrentarse a ellos? Aunque tal vez la palabra enfrentar era demasiado agresiva. Finalmente con la mano izquierda abrió e inclinó la cabeza para cerciorarse que iba solo. Sonrió dulcemente al ver a su amigo. Todas las vacaciones sin verlos y ahora era ella quien ponía distancia. -Hola, grandote.- Saludó con voz delgada y algo avergonzada antes de dar un paso atrás para abrir más la puerta ya ofrecerle entrar.

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Gustav escucho movimiento dentro del cuarto, y luego de escuchar que le decia que estaba bien. Conocia bastante bien a su Nahuala favorita como para saber que no lo estaba, al menos se oia mejor que antes, Gustav puso su frente en la puerta... -Que estoy haciendo...? debi venir con Hazel y Sebas. tal vez asi ella...- Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la manija de la puerta moviendose, la enorme armadura dejo de recargarse, aun viendo un poco hacia el suelo, pero tenia que reflejar seguridad y compañerismo para con ella.

Inhalo y exhalo aire y se mantuvo erguido. "-Hola, grandote-" Fue lo primero que escucho de sus bonitos labios. Gustav estaba aliviado de ver que Naami salio a verlo, a el. -Hola, pequeña.- le contesto, en un tono muy suave, al ver que daba un paso hacia atras, Gustav cerro los ojos y reverencio muy levemente, solo era con la cabeza mientras cerraba los ojos, en ese momento, el soulbound se sentia Honrado de que su amiga le dejara entrar a ese caos que habia sido su semana. -Gracias - Gustav entro con cuidado y lentitud, al ya estar completamente adentro, Gustav vio su habitacion con un aire de pesades, esperaba que pudiera hacer un cambio por este ambiente.

-Ehmmm.- Gustav se rasco a la derecha de su casco. -Esta bien si me siento en tu cama, te traje algo.- El chico uso una voz un poco mas animada, venia a verla y animarla y eso se empezaba con una actitud positiva a ella.

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Al escuchar de cerca la voz del más alto las esmeraldas de Naami se volvieron cristalinas y se llevó el dorso de la mano derecha al rostro para quitar los restos de las lágrimas que pudiesen salir. En cuanto su ahora acompañante hubo entrado, ella cerró la puerta y recargó la frente en ella, sintiéndose demasiado indefensa en ese instante. Estaba acompañada de otro jugador de su equipo de Mugby, siendo tan débil.

Giró su cuerpo lentamente antes de recargarse en la puerta, sintiendo lo frío de esta contra sus brazos y parte de la espalda desnudos. Se quitó un mechón de cabello que le tapaba la vista y lo acomodó tras la oreja, suponiendo que su aspecto en ese momento era totalmente desaliñado. Entrecerró los ojos sonriendo nostálgicamente al escuchar la pregunta de su amigo, asintiendo una vez con la cabeza para indicarle que podía tomar asiento si así lo deseaba. Se llevó el dorso de la mano a los labios, sabiendo que si eso continuaba de esa forma terminaría desmoronándose.

-Gracias, Gustav...siento que...- Agachó la cabeza, rodeando con el brazo izquierdo su estómago. -Que tengas que verme así.- Y sin poder evitarlo sus hombros comenzaron a temblar antes de que terminara resbalando hasta quedar sentada sobre el suelo, encogiéndose de piernas antes de comenzar a sollozar. -Fue tan horrible...- Murmuró con los dientes apretados, escondiendo el rostro entre los brazos, colocando los mismos sobre sus rodillas. Necesitaba hablar con alguien. Quería desahogar todo el resentimiento que tenía contra sí misma en ese momento.

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Ya sentado en la cama, Gustav veia a su amiga, no se veia bien... aparte de verse un poco desarreglada, el ambiente que la rodeaba era de una pesadez tremenda. Casi casi tenia algo de dificultad en respirar... aun sin, ehmm pulmones, era un acto reflejo que no se quitaba, y en ese moemnto sentia dificultad de hacerlo.

El jugador miro a Naami de espaldas en esa pijama que la hacia ver... bueno, muy linda para el... al ver que empezaba a darse vuelta, el joven desvio la mirada sutilmente, de hecho la miro a la cara, esperando que la visita pudiera darle una sonrisa. La nahual apenas dio unos pasitos cuando Gustav la vio caer sentada. No era cosa de risa, su amiga estaba llorando, un llanto de dolor que el "Grandote" no pudo aguantar escuchar, no queria oirla asi, le lastimamaba mucho ver a esa chica tan especial para el, apenas iba a sacar los muffins pero los dejo dentro de su mochila la cual avento a un lado de la cama.

De un salto se arrodillo a Naami y le puso una mano sobre su hombro, en ese momento, el chico tenia muchos deseos de agarrarla sin miedo y poderla abrazar, pero no queria lastimarla mas... -Naami, ya paso..- Le dijo sobandole el hombro con suavidad... -Vamos... no llores... sabes que estamos para ti; Sebas, Hazel... y pues yo.. no te dejari...- Gustav aclaro su garganta como apra ocultar el hecho de que por poco decia algo de mas -no te dejaremos, pase lo que pase- El djinn se sento en frente de su amiga y le acaricio los brazos. -Aqui estoy, todo ya paso, y no dejare que vuelva a pasarte nada. Te lo juro.- Su boz se habia entrecortado levemente mientras decia esto ultimo, por mas que quiso ser fuerte por ella, se le ahcia dificil, MUY dificil.

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El frío metal en que consistía la mano del mayor hizo a la nahual pegar un leve saltito no muy notorio cuando hubo entrado en contacto con su hombro desnudo, pero eso solo ayudó a que ella elevara un poco el rostro. Gustav siempre le había parecido alguien muy dulce en muchos ámbitos, desde su ingreso al mugby, Naami se había identificado con él, encontrando una imagen de hermano mayor que tanto tiempo escaseó en su vida. De pronto la mención del capitán hizo que la castaña cerrara con fuerza los ojos. No quería hablar de él, no quería ni escuchar su nombre; pero tampoco podía decirle a Gustav, pues le pediría explicaciones de ello.

Las caricias a sus brazos eran frías, pero sabía lo cálido que era el grandote por dentro, por lo que logró arrancar una sonrisa suave de los labios de la más pequeña. Siempre, cuando el equipo de Mugby caminaba junto por las instalaciones de la escuela, Naami tenía una apariencia menuda e insignificante comparada con sus compañeros, por eso su actitud era tan fría y venenosa. Siempre había buscado protegerse tras una muralla de hielo que aminorara el daño de las palabras o comentarios ofensivos.

-Es que no entiendes...- No pudo evitar encogerse más y en un impulso esconder el rostro en el pecho del mayor, mateniendo los brazos sobre su propio pecho en un intento de autoprotegerse. Necesitaba apoyo, pero pedirlo, con lo orgullosa que era, sería una osadía. -Me engañaron demasiado fácil...siento que no puedo jugar de nuevo. Siento que no puedo seguir aquí. Nada de lo que me han enseñado me ayudó a defenderme de esa ilusión...- Se quejó entre sollozos. Unos mechones del cabello escaparon del agarre que ejercía la liga y le fueron cubriendo el rostro, sin que ella quisiera salir de su escondite.

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Gustav estaba realmente atonico al ver la reaccion de Naami, siempre la vio como alguien fuerte, en los partidos cumplia como nadie en su lavor de nuker, reflejaba tanta firmeza y seguridad, pero aquella pequeña que tenia recargada en su pecho, era docil, podia sentir una que otra lagrima de ella en su ser. Gustav cerro los ojos por un momento, escuchando los sollozos lamentos de ella, y su pensamiento de no jugar. -"Al carajo todo"- penso mientras en un movimiento rapido, el djinn abrazo a Naami, ya no le importo en ese momento.

La distacia que el mismo se habia auto-impuesto le era algo insignificante, era un limite para no perder lo que hasta ese dia habia logrado tener con ella; una infranquable amistad, y un sentimiento que no podia revelar, menos ahora que estaba muy vulnerable. El penso que, como en muchas peliculas que veia y series, era ahora el momento para "hacer su movimiento" pero el no pensaba asi, de hecho sentia que seria una bajeza aprovecharse, cuando ella en verdad lo necesitaba.

Entre sus brazos, Gustav miro a Nam, no a la cara, por que la tenia oculta. -Yo se que no fue algo sencillo lo que paso ese dia, nosotros, el capt y yo, tuvimos por un momento a Sebas en nuestra contra, el tambien fue timado, y... y yo- Gustav volteo la mirada, no podia ver a Naami recordando esa... vergüenza- Y yo no hice nada mas que ser un maldito blanco para ese demonio.- El gigantesco Gustav se sintio muy mal por decirle tan directo, no queria ni buscaba hacerla sentir mal por eso, sino todo lo contario, hacerle ver que aunque tuvieron un mal momento, estarian para ella. -No se que tanto sepas de lo que a nosotros nos paso.- Un Gustav con una voz suave, casi susurrante se dirigia a Naami.- Pero ven, vamos a sentarnos en tu cama, aqui te vas a ensuciar esas bonitas pijamas-

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Un quejido doloroso escapó de los labios partidos de la nahual, dañados de tanto llorar y ser mordidos. El sentir el abrazo de su amigo la desmoronaba aun más. No quería verse frágil frente a él, pero poco a poco dejó de luchar contra eso. Tal vez quebrarse era lo que necesitaba para liberar todo el dolor. Se llevó una mano al rostro para quitar las lágrimas que no paraban, sin salir de su cómodo escondite. Gustav estaba atrapado entre paredes de frío metal, pero Naami podía sentir la calidez de su alma abrazándola e intentando reconfortarla.

Sus sollozos se detuvieron cuando la voz del mayor se dejó escuchar. Al principio se negó a escuchar sobre Hazel y pensó en deshacer el abrazo, pero lo siguiente la dejó petrificada. Solo se escuchaban sus hipeos, porque era imposible evitarlos. En su contra. Pensó mordiendose el labio inferior sin querer abrir los ojos. Eso, pensó, era peor que lo que a ella le hubo sucedido. El solo pensar en haber tenido que luchar contra ellos era simplemente horrible. Recordó los cadáveres y no pudo evitar extender los brazos para rodear el torso de Gustav e intentar aferrarse a él.

-Me hizo creer...que ustedes estaban muertos; por mi culpa.- Susurró recuperándose un poco, pero estaba aun aturdida por el llanto, sospechaba que tendría de nuevo dolor de cabeza. -Y luego aparecieron brazos que me hacían daño...- Musitó apretando los dedos contra el frío metal que era el cuerpo ajeno. -Me arrancaron piel...- Continuó, recordando el tormento de aquello.

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Gustav habia pensado en levantarse junto con Naam y sentarse mas comodos en la cama, pero al sentir que su pequeña anfitriona se aferraba a su metalico cuerpo, el joven dejo de moverse, si bine antes la habia abrazado, el no esperaba que ella lo abrazara de tal manera, Gustav se quedo perplejo, sin parpadear y sin soltarla, el chico mantuvo el fraternal abrazo de su amiga

Mientras ella hablaba de su horrible y parece ser, muy traumatica experiencia, el djinn no dejaba de cerrar un puño, mientras el otro abrazaba a su amiga. El chico penso en muchas cosas mientras ella le platicaba: - Lograron engañarla, grrrr vaya canallas.- El instinto Nahual latente de su vida pasada lo hacia llenarse de ira; pero no podia dejarse influenciar por esos sentimientos que ya habian sido algo oprimidos.

Aun asi, Gustav, no soltaba a su amiga. -Y es por eso que no quieres regresar a vernos? - Gustav tomo de los hombros a Naami y le dijo -Te amenazaron o alguna cosa asi? -El queria ayudarle como fuera, no sabia ni que hacer, de nuevo; era el inutil que no podia ayudar en nada a sus amigos. Poco antes de acabar sus preguntas, Gustav sello sus labios, como para no decir mas y no empeorar la sitaucion, viendo a naami en ese estado, Gustav veia hacia la puerta, y volvia la mirada a la pequeña cabezita de Naami.- Perdoname... perdonanos por no estar ahi para cuidarte. - Su voz expresaba tanto remordimiento, como si sintiera culpa de que la lastimaran. -Donde te arrancaron piel.- Trato de simualr una voy como tranquila, como sonando si fuera el mismo, pero se le oia muy frozado. - fue en algun lugar que no deba ver.-

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¿Era por eso que no quería regresar a verlos? Se mantuvo pensando en ello y la acosaron miles de preguntas. Si había podido ser manipulada tan fácilmente, tal vez no era una fuerza importante para el equipo, como había pensado que era desde tercer año. La pregunta siguiente la descolocó un poco. ¿Amenazas? No pudo evitar llevarse una mano a la frente abriendo los ojos. Numero 79, Schwan. La voz resonó en su cabeza de nuevo y sintió un temblor imposible de frenar. Naami era consciente de que Gustav estaba ahí para hacerla sentir mejor, pero estaba demasiado delicada; todo era borroso y había demasiado impotencia.

-Fue una ilusión.- Respondió secamente antes de colocar la palma de su mano derecha en el pecho del mayor para alejarse de él suavemente y ponerse de pie, caminando hacia la cama. -Todo fue una ilusión, no tengo ni un rasguño.- Aseguró. Técnicamente ella misma se había hecho una cortadura muy insignificante en el vientre al quitarse la falda con una daga, pero era una herida ya cerrada. -Ya no quiero hablar sobre ello...- Musitó apretando las manos contra los brazos contrarios en un intento de contener las ganas de gritar.

Quería decirle que ella no necesitaba ser cuidada, que siempre había podido salir adelante, pero era demasiado horrible recordar lo acontecido y saber que seguramente los otros chicos de cuarto se burlaban de ella en su ausencia. Había muchos rostros que no quería ver en aquel lugar, sin mencionar que no deseaba sentir la lástima de nadie. Pensó que tal vez los muchachos siempre habían pensado en ella como "alguien a quién proteger" y se odió por darles razones ahora para hacerlo. -¿Cómo han estado las clases?- Preguntó antes de subirse a la cama y acomodarse en posición de flor de loto con las manos sujetando los tobillos. -¿Algo interesante que deba saber?- Se llevó el dorso de la mano al rostro para quitar rastros de lágrimas y se acomodó mechones de cabello suelto tras las orejas.

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-Ohh, que bueno... al menos no te dejaron ninguna marca visible.- Para Gustav, eso era un verdadero alivio, si hubiera visto una marca en la linda piel de su amiga, no lo hubiera soportado, habia enloquecido de ira, pro que seria un eterno recordatorio de que les fayo a todos como su "Defender". El le asintio con la cabeza, mientras se incorporaba, el tampoco queria hablar mas de esto, simplemente se terminaria sintiendo peor a fin de cuentas. -Yeah! no quiero hablar de esto por un rato- Una torpe sonrisa sale de su armadura, poco a poco, el gigantesto djinn empieza a ocultar su forma metalica. En su ya usual apariencia humana. -Veamos pues...-

Naami empezo a preguntarle acerca de las clases. Cuando la vio ya sentada en la cama, el chico ya habia tomado su apariencia de chico. -Nahh todo esta igual, yo creeria que los maestros estarian alterados o algo... pero para nada. Solo no eh sabido que fue del señor Gallahan.- En realidad habia escuchado un par de cosas de el, nada muy concreto pero pues quedaba en segundo termino por el momento.- El nos dio la primera clase Razz

- Rio un poco, para olvidar la tension de recordar que esa respuesta podria lelvar a retomar el tema de lo que paso ese dia. -OHHH es cierto, te compre algo. solo... ehhhmmmm dame un minuto.. La sonrisa de Gustav era bastante burlona, metio las manos a su mochila, y agarro los brownies que le habia comprado, no tardo ni un segundo, en poner sus manos envueltas en aura roja.

Los 4 pastelillos empezaron a tomar una forma de cachorritos de 4 razas diferentes. Un rotweiler, un san bernardo, un pastor aleman, y un sabueso.

- Te traje unos panecillos, se que te gustaran.- sacandolos y mostrandole los decorados panes a su amiga. -ojala te gusten.- Very Happy

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Agradecía mucho el hecho de que el grandote hubiese aceptado dejar el tema de lado, pues no quería desahogarse por completo sobre eso. Lo mejor era que ella decidiera qué acción tomaría sobre el asunto. Tal vez pudiese consultar con el profesor Kodran en unos días, tampoco era probable que se animara a soltarlo todo de pronto, pero ese hombre siempre había sido alguien que ella admiraba mucho; por múltiples razones. Ahora, sin embargo, no estaba segura de nada. Presionó los dedos contra sus tobillos antes de volver a observar la figura humana de Gustav. Era un ruso muy atractivo, a decir verdad. Naami siempre miraba de reojo cómo las chicas giraban para verlo cuando de casualidad iban los dos juntos por los pasillos. Aquello le molestaba principalmente porque no quería que nadie lastimara a su amigo.

Entrecerró los ojos con curiosidad al escuchar las palabras ajenas y asintió, aprovechando para volver a sujetar el cabello con la liga como antes. Tenía un poco de sudor entre la frente y el inicio de su cabello, pero no le hizo mucho caso; apenas se fuera Gustav, tomaría una ducha. -¿Qué compraste, grando...?- Sus palabras se quedaron pendiendo de un hilo cuando observó los panecillos hechizados, sonriendo felizmente. ¡Eran tan bonitos! -¡Eres único, Hemsworth!- Exclamó antes de extender los brazos para coger con cuidado la caja transparente que contenía aquellos deliciosos postres. -¡Son tan, tan, tan bonitos!- Comentó antes de reír un poco y de pronto tronando los dedos de la mano derecha.

-¡Oh, tengo algo de leche en el frigorífico!- Comentó dejando con cuidado la caja sobre la cama para escurrirse sobre ella y pegar un salto hasta acercarse al frigorífico pequeño que tenían en la zona que hacía de cocina. -¡Eres mi héroe, Gustav, moría de hambre!- Aseguró sacando el cartón para luego buscar un par de vasos plásticos. Los que tenían decorados eran de ella. Uno de Chococat café y otro de Hello Kitty negro. Sirvió la misma cantidad en ambos, casi llenos, pero la leche se terminó antes de llegar al tope. Tiró el cartón y regresó con ambos vasos hasta donde él.

-Vas a comer dos tú.- Normalmente hubiese dicho que él tres, pero tenía mucha hambre. Desde el incidente no se alimentaba muy bien. Y era extraño porque ella solía comer en grandes cantidades un día y un par de ellos solo picotear la comida. Ahora llevaba varios días sólo picoteando. Extendió el brazo para ofrecerle el vaso café y se volvió a sentar cómodamente en la cama, abriendo con su mano libre la cajita. -Quiero el Rottweiler y el San Bernardo.- Sentenció tomando primero el segundo que hubo mencionado, mirándolo muy divertida, esos hechizos hacían todo más bonito y pasable. Por esos momentos, olvidó todo lo malo para concentrarse en disfrutar la compañía de su detallista amigo.

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Las mejillas de el enorme defender se pintaron levemente de una tonalidad rojiza al oir la emocion que Naami expresaba, su sonrisa le hizo sentir aliviado. Ya no queria tocar el tema, estaba aliviado de verla sonreir aunque sea un moemnto, sintio que ya le habia ayudado, tal vez poco, pero con eso, Gustav estaba ya mas que satisfecho.

-Hey! ya te he dicho que no me llames por mi apellido X/D- Solo ella y Sebastyan lo llamaban asi, y e sentia entre confortable y regañado cuando se dirigian a el de esa forma. En realidad, todos los panecillos iban a ser para la dama, pero el ofrecimiento de ella era demasiado tentador para dejarse ignorar. Very Happy -Va, pero yo... - Antes de poder decir algo, Naami ya habia escogido, en verdad el queria comer el San bernardo y el sabueso, pero era sus panecillos. -Razz me leiste la mente.- El chico tomo el panecillo de Sabueso y lo deboro con bastante alegria, recostandose en la cama.

-Oye, los entrenamientos han sido bastante aburridos, vas a tener que ir, nadie juega bien sin ti, ni el capt.- Los entrenamientos, en realidad casi casi se habian suspendido, con Sebas y con Gustav cuidando por el bienestar de Hazel y de Naami, apenas si habian podido checar una o dos veces las horas de entrenamiento. -realmente son casi de quedarse dormidos ahi, y bueno, sin entrenador aun, nadie nos dice nada tampoco >Razz- Su voz era bastante confianzuda, penso que con eso, ella se animaria a ir a entrenar con ellos, mas que nada para que no "tiraran hueva" en algo tan importante. El chico miro a su amiga sentada a un lado de el, y le pokeo el las costillitas levemente. -No hay nada nuevo en el equipo o interesante- Al ver que la joven lo miro, Gustav le sonrio mostando los dientes, bastante burlona.

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La castaña soltó una risa divertida cuando el mayor soltó aquel comentario. ¿Así que le había leído la mente? ¡Mentiroso! Ella lo conocía bien. Sin embargo lo siguiente sí que fue sorpresivo, no se esperaba que el entrenador ya no estuviese. -¿Qué tiene el entrenador?- Preguntó confundida. Ella no estaba al día de casi nada. Recordó haber escuchado algo sobre el conserje, pero no había ni siquiera revisado Spellbook por miedo a encontrarse con algo sobre ella. Por lo mismo; estaba fuera de noticias sobre el Instituto.

-¿Nada interesante? Es obvio; ¿qué sería interesante sin Naami Khöler?- Bromeó antes de reír y soltar unas mordidas pequeñas a su panecillo. Bebió leche y luego colocó el vaso sobre la mesa de noche para acercarse a Gustav y colocarle el panecillo sobre el rostro. -Sé que te mueres por la oreja del San Bernardo.- Soltó divertida, ofreciéndole una mordida de su panecito. Realmente era muy divertido poder tener tanta confianza en sus amigos cercanos. -Pero no te vayas a comer mis dedos.- Pidió inflando la mejilla derecha y mostrando una expresión amenazadora en su infantil rostro.

Se podría decir que Gustav era el único que veía por completo esa faceta aniñada de la nahual, pues Sebastyan era alguien con intentaba ser menos inmadura, y con Hazel, bueno... -Estaba pensando volver mañana a clases.- Hizo saber tras un momento para luego comer lo que hubo quedado de su muffin. -Creo que ya son muchas tareas las que debo tener pendientes.- Se encogió de hombros antes de estirarse para coger la leche y darle un trago largo. Sin duda tenía hambre.

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Un leve suspiro salió de Gustav. -Pues ni se bien que paso con el maestro.- El chico decidió omitir algunos detalles que había escuchado, principalmente la que desapareció el mismo lunes. -Solo se que se fue.- Bajo la mirada un poco, y viendo que lo único abajo era una pierna de Naami, desvió la mirada a un lado. -Ay tampoco es para ta...a~ - Gustava iba a bromearle a Naam hasta que vio que el panecillo de San Bernardo en su boca. El chico se le quedo viendo al panecito y luego al rostro de la Nahuala. -a-antu, y descuida, no te mordería, tan duro.- EL chico le saco la lengua, luego mordió el panecito, guiñándole el ojo bastante sonrojado por el evento. Tenía su mano tan cercana, no se atrevió a hacer algo.

-Genial!- Con un pedacito de pan en la boca, Gustav contesto alegre a la afirmación de su compañera. -Qué bueno, me aburría de venir todos los días a sacarte a clases.- :/P El chico aun seguía sonrojado, y para evitar decir alguna cosa, que no debería decir, Devoró el otro panecillo que le quedaba. Solo la miraba sonreír, era algo que extraño de los últimos días. Se le había hecho eterno el tiempo desde que la vio sonreír.

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La castaña tomó el otro panecito viendo cómo su compañero deboraba el pobre cachorrito que restaba. Tomó de nuevo leche y luego se colocó de rodillas para morderle la oreja del muffin. Eran unos panecillos adorables, la base era como un muffin normal, pero la parte de arriba era la cabecita del cachorro con decoración adorable, como los peluches que ella tenía regados por ahí. Cuando dormía los metía todos bajo la cama, en un cajón especial, luego, al levantarse en la mañana los acomodaba sobre la cama tras arreglarla.

-Pues si me muerdes puede que te lo regrese, Gustav.- Gruñó la muchacha, antes de extender una pierna para patearle suavemente las costillas a su amigo. -Y yo tengo veneno.- Amenazó mostrando los dientes y dejando a la vista sus dos colmillitos algo más alargados de lo que los demás. En su colmillo derecho yacía una manchita de chocolate por los muffins comidos. -Además, tú me comes media mano, pero yo te paralizo un buen rato.- Aseguró divertida.

-Hey grandote, ¿qué hiciste en vacaciones? ¿Te cargas nueva novia de Rusia?- Preguntó moviendo las cejas de forma insinuante mientras movía el torso de su amigo con el pie para molestarlo por ello.

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Al oír la audaz respuesta de la Nahuala, el chico solo sonrió mirándola retadoramente, -Dejare el tema como cerrado, ya que, como sabes, soy de metal...- el chico puso su brazo alzado y golpeo con su otra mano este para hacer el sonido de metal hueco, y descubriendo su rostro, mira a la chica con una ceja enarcada. –So, tu argumento es inválido.-

Luego de bajar los brazos y sentarse en forma de loto el chico miro fijamente a la cara a Naami, cubriendo su rostro en una tonalidad roja, no hizo nada malo en las vacaciones, bastante parte del tiempo allá la pasó entrenando combate de armas, y algo pensando en su amig... sus amigos. Pero su imagen no podía verse mermada, así que una vez que trago saliva y se calmó miro a la chica, y en un tono burlón le dijo -OWW vamos! Tan mala imagen tienes de mí. - Gustav le dio un dedazo no muy fuerte en el hombro. -No deje ningún corazón roto... esta vez- Se rio levemente mientras se acostaba. -Qué hay de ti jovencita... que hubo de interesante en... - ehmmm Gustav empezó a quedarse callado, al recordar que ella saldría a Alemania, y siendo vacaciones, solo significaba una cosa "Me desconecto". Lo que lo tenía así, era el hecho de que aunque ella le dijo bien a donde iría, el jamás se preocupó por comunicarse en ninguna forma con ella, aun en su estado de "desconexión" debió comunicarse o algo.

-Ibas... a un lugar mega raro pro Gales o algo parecido, ¿no?- No estaba confiado en su misma respuesta, y ya no le quedaban panecillos para cerrarse la boca solo. -Un lugar con un nombre bastante extraño, como se llamaba ese lugaryan... llanfair.- Gustav se rascaba la cabeza, el complicado nombre del poblado de "llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch" era demasiado para recordarlo fácilmente, y mucho más para pronunciarlo.

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Se dio por vencida asintiendo al caer en cuenta que Gustav tenía toda la razón, y se mantuvo expectante ante lo siguiente, riendo un poco. Ya estaba acostumbrada a ese tipo de reacciones por parte del grandote, pero ella seguía creyendo firmemente que él era todo un galán en Rusia. Aunque no podía confirmarlo de cualquier forma. Soltó un suspiro negando con la cabeza mientras comía de su otro panecito antes de que el mayor soltar aquel comentario que hizo toser a la nahual. Recordaba eso, había bromeado diciendo que había ido a un poblado Galés de nombre larguísimo.

Soltó una risa antes de beber otro trago de leche. -Oh, sí.- Soltó recordando bien el nombre. -Se pronuncia Llan-vire-pooll-guin-gill-go-ger-u-queern-drob-ooll-llandus-ilio-gogo-goch.- Sentenció haciendo espacio entre cada parte para decirlo bien, sin estar segura del todo. Lo había aprendido un par se semanas antes de las vacaciones para molestar a Gustav con eso, pero ya no lo recordaba con claridad. -Es asombroso.- Comenzó. -Las casas son de chocolate con galleta y las mascotas de la gente están hechas de caramelo maciso.- Soltó antes de reír divertida.

Podía imaginar aquello en su cabeza sin muchos inconvenientes. -Tienes que ir algún día, las nubes son de algodón de azúcar y cuando llueve caen gotas de jarabe de fresa. ¡Cuando neva todos podemos comer granizado de sabores! Es muuuuy bueno ese lugar.- Soltó una risa divertida negando con la cabeza. Ella esperaba con ansias que su madre volviese a la normalidad para invitar al equipo a unas vacaciones en su casa de verano, era enorme y seguro todos lo disfrutarían mucho. Pero de momento era imposible.

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-HEY!- Hasta el final el defender reacciono, luego de tratar de aprender/memorizar la pronunciacion del pueblo. -te estasbas burlando. D:>!- El chico mimagino cada palabra que la nucker dijo. -Dime que eso es real.- Saco la lengua y lamio sus labios, mirando al techo. -Me encantaria estar ahi~ - Dijo en un tono melodico.

-Yo tengo que llevarlos a mi hermosa ciudad, Urús-Martán.- Gustav saco la caja donde traia los panecillos, y le empezo a dar vueltas balanceandolo sobre su dedo. -Se que el aire frio y fresco les encantara a todos en el equipo. Mi tribu esta bastante cerca de esa ciudad, y no es tan grande pero el rio es precioso en verano.- Una sonrisa nostalgica se pinto en su rostro. -Tengo una casota enorme para mi solo ahi :3 seria agradable tener gente con la cual pasar en vacaciones.-

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La nuker largó una carcajada al escuchar el reclamo, y negó con la cabeza ante el pedido del mayor, pero sin duda alguna ella realmente hubiese querido que todo eso fuera real. Le gustaban mucho las cosas dulces, sin duda viviría feliz en un sitio como ese. Luego, las palabras de Gustav la llevaron a la realidad. -Wow, ¿un río?- Preguntó entusiasmada. Eso sonaba muy bien, a ella le fascinaba el agua. -¡En mi casa...!- Detuvo sus palabras bajando la mirada un momento. Nunca antes había hablado de su hogar o su familia, pero se había emocionado tanto con la idea de pasar un verano en la casa de su amigo que no pudo evitarlo. -Tenemos varias piscinas.- Terminó de hablar, encogiéndose de hombros y moviendo los pies.

Tenía las rodillas flexionadas para darle espacio al mayor. -Tal vez pueda invitarlos también.- Soltó finalmente, dando por cerrado el tema de su hogar. No tenía intenciones de decir más. No estaba preparada para ello, pero sin duda quería invitarlos en algún momento. Había notado un progreso grande en su madre, tal vez estaba cerca de terminar con toda esa tortura. -¿Tu tribu recibe extraños?- Preguntó con curiosidad, no recordaba haber conversado de eso antes.

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-Apenas... XDu- La sonrisa de Gustav no se quitó de su rostro, aunque el hecho de que la nuker preguntara eso, no era del todo cómodo para el. Su tribu no recibe visitas desde que la mitad del pueblo fue arrasado por la gente del exterior, por medio a su poder. Gustav por un tiempo se considero un extranjero, ya que llego un día y controlado por su "creador" destruyo parte del poblado; no fue hasta que entro a Furukawa, que el Djinn pudo retomar su lugar como parte de una familia de nuevo.

-Si me costaría un poco llevarlos, pero no le hace mi estimada Naami.- Despeino a la nuker levemente, y se impulsó para dar salto y pararse de la cama. -Pero no me negarían llevarlos, pobre del que lo haga.- La sonrisa de Gustav se hizo muy grande, imaginando llevar a sus amigos a su fría comunidad. -Y hay enormes lugares donde podríamos entrenar al aire libre- Sus ánimos de hablar de su lugar de origen le empezaban a dar un sentimiento muy fuerte de nostalgia, no quería que la plática se tornara en tristeza una vez más. -Y nadie te dirá nada por comerte animales pequeños, mi tribu es de animales grandes ;D- Le dijo sacando una risa, sabiendo los problemas que le ah ocasionado ese... instinto de la chica por cazar pequeños animales y comerlos, seguro si fuera aun Nahual, Gustav haría lo mismo de ratos.

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Le sorprendieron las palabras ajenas, ella imaginaba que las tribus de ese tipo eran casi sagradas. Su abuelo le contaba cuando era niña los inicios del clan de Mambas Negras. No habían iniciado en Alemania, pues en esa región no eran demasadas, si no que venían de otro lugar más pequeño pero inmensamente hermoso. Recordó las narraciones de los rituales que realizaban y que, cuando era niño, su propio abuelo llegó a ver. A él le tocó la peor parte, el cambio. Parte de la tribu viajó tras un atentado a ella por parte de varios demonios, por lo que al final él , sus padres y hermanos llegaron a Alemania, donde poco a poco comenzaron a realizar diversos negocios. En eso pensaba la joven serpiente cuando la voz de su amigo la sacó de su ensimismamiento. -¿Cazar?- Rió. -Eso suena bien.-

Terminó finalmente su muffin y el resto de la leche para colocar los vasos y la caja sobre su mesa de noche, volviendo a colocarse con las piernas en posición de loto en la cama. -En Alemania, cerca de donde vivo; hay un bosque. Es extenso y hermoso, y ahí nadie me puede prohibir cazar. A mi abuelo no le gusta que lo haga, dice que un animal salvaje me confundirá con una simple serpiente y me atacará.- Comentó riendo un poco, acomodándose un mechón de cabello tras la oreja antes de notar que estaba hablando demasiado sobre su hogar. Era la primera vez que hacía mención respecto a algún miembro de su familia enfrente de algún alumno. Pero tal vez, sólo tal vez era hora de ir mostrándose tal cual era.

-Ya es tarde, Gustav.- Comentó mirando de reojo su reloj digital de Kuromi para arrugar la nariz. Tendría que ir a la cafetería, y tal vez a darse una ducha antes de eso. Pero al menos se sentía un poco mejor ahora. O al menos eso creía. -¿Nos veremos mañana por los pasillos?- Le sonrió intentando darle ánimos e indicarle que se encontraba mejor.

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-¿Qué? ¿Tarde?- Gustav había dejado un par de alarmas en su BB para avisarle de un par de clases. Pero con tanta plática ni siquiera se dio cuenta cuando estos sonaron. -NOOOOOooooOOO ME LLEVA YA NO LLEGUE.- Dijo el djinn lamentando el haber faltado a su clase.

-Pues XDD ya es más de lo que pensé, pero sabes - Gustav se levantó de la cama apoyándose en el hombro de su amiga. -Valió la pena faltar a clase por verte esa sonrisa.- Le devolvió la sonrisa con una propia. Se sintió como si la misión hubiera sido un excito. Aunque el valor había sido mitigado, como siempre había sido así.

-Sera mejor que así sea, tenemos que entrenar a los novatos. Y pues clases y ajap...- Gustav se estiro y torció, hasta que el rechinidos de sus articulaciones se hicieron presentes. -¡Ohh, tenemos que ir Londres! Tiene como 1 mes que no voy Razz

te late?- El djinn empezó a echar andar sus ideas, y en un segundo se percató que lo que hacía sonaría como una cita. -CLARO QUE .. - disque tocio un poco al sentir que su voz sonara exaltada - con todos los del equipo.- Bajo la mirada levemente mientras se daba la vuelta y abría la puerta del lugar. -¿Si o no, pequeña?-

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Al ver al más alto cerca suyo, diciendo aquello y sonriendo, ella no pudo más que asentir y sonreírle suavemente. Él siempre era tan dulce con ella, por eso lo quería tanto. Lo miró luego, al hablar sobre Londres. -Pues para ir a Londres supongo que podemos ir los cuatro. Pero igual y vamos tú y yo a Canterbury el próximo fin o así.- Se encogió de hombros restándole importancia a aquello. Desde que había comenzado a hablar con Gustav siempre había sentido que la trataba con cariño, como a una hermana, por lo que sencillamente no podía ver aquello como una cita.

-Oh, nos ponemos de acuerdo por spellbook.- Comentó para luego bajar de un salto de la cama. -Anda, grandote, quiero ducharme y dormir.- Se estiró como gato, dejando ver sin querer su ombligo al levantarse la tela de la blusa. -Mañana nos veremos, ¿vale?- Aseguró finalmente, sonriendo ampliamante para esperar que se fuera. Aun se sentía aturdida y deprimida, no iba a mentirse a sí misma, pero él había aminorado mucho la sensación.

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