Celos? BAH! (Privado)

Había sido un buen día. Algo largo, con una mezcla de emociones a veces, pero a pesar de todo, había encontrado la forma de pasarla bien y se había olvidado del trago amargo de la mañana gracias a Sebastyan, Noah y su amigo. En realidad, se había divertido mucho en el festival, y habiendo caído la noche, todas las carpas empezaron a cerrarse. Clementine lo vio de lejos y le pidió ayuda para que llevara sus cosas a donde pertenecían, por lo que les dijo a Sebastyan y los demás que se adelantaran a los dormitorios, ahí los alcanzaría.

Por fin hubo terminado de ayudar a la doctora, así que era tiempo de retirarse a dormir. Aún traía el traje de mana del broche, y las sandalias lo habían empezado a cansar. Con paso tranquilo, Hazel empezó a cruzar los jardines de la escuela dirigiéndose a los dormitorios. En realidad estaba caminando sin fijarse a dónde iba... ya quería llegar a su dormitorio y tirarse en su cama, y tal vez dejar que él...

La visión de una figura lo sacó de sus pensamientos. No sólo eso, lo hizo parar en seco. Se encontró frente a quien había estado evadiendo todo el día, y se golpeó a sí mismo mentalmente por no haberse fijado que estaba tomando justamente la ruta que pasaba por el lugar donde Rhia había puesto su casilla de besos con Luke. Volteó a los lados dudoso por un instante, pensando qué hacer. Dio un paso hacia atrás, con la intención de retroceder y tomar otro camino, pero sus piernas se trabaron cuando se dio cuenta que la chica ya lo había volteado a ver.

"Ooora sí..." pensó con una mezcla de irritación y nervios, mientras levantaba una mano en señal de saludo y empezaba a caminar hacia la peliplata con paso lento.

Sonrió algo nervioso al escuchar la efusiva voz de Rhia llamar su "nombre", y alentó sus pasos hasta detenerse cuando vio que ella se apresuraba para abrazarlo. Algo incómodo respondió el abrazo, aunque no pudo hacer que sus brazos la rodearan con la misma emoción de siempre. De cierta forma, esperaba que cuando ella lo viera no se pusiera contenta, esperaba que le dijera "eres un idiota" o algo así, para tener una razón de verdad por la cual sentirse molesto.

Cada palabra que salió de la boca de ella fue como un mazazo al pecho.

- E-eh? No...! Bueno, pues... es que, estuve por ahí... tú sabes...- dice rascando su nuca y desviando la mirada para ver lo que fuera en el horizonte. -Te vi muy ocupada... pensé que sería mejor dejarte, no sé, trabajar, hah...

"Wow... ahora sí ni TÚ te puedes creer que estás fingiéndolo bien, y normalmente eres el ÚNICO que lo cree. Felicidades, tarado, eres el tipo más incómodo del mundo 8U" piensa para sí después de repasar en su cabeza lo que acababa de decir. Por más que lo intentó, no pudo ver a Rhia a los ojos, se quedó con la mano rascando su cabello, intentando disimular que había algo interesante a lo lejos.

La misma expresión del pelirrojo se empezó a descomponer un poco al ver la cara triste de Rhia. Maldita sea, por qué tenía que tener esos ojos tan profundos y expresivos? Por qué su boca tenía que arquearse de esa forma cuando estaba triste? Por qué sus cejas tenían que enmarcar su mirada tan emotivamente cuando hacía cualquier gesto hacia él? Esa mirada podría derrotar a un ejército completo... incluso al mejor de los soldados podría llevarlo a sus rodillas.

Dejó salir un largo suspiro cerrando los ojos. - Tú no hiciste nada malo... sólo soy yo siendo un completo estúpido, sí?- dice desviando al piso su mirada. Muy bien... y ahora qué le diría? Que estaba enojado porque la había visto tener una casilla de besos? Y por qué se enojaría entonces? La carta de "soy muy protector" era una baratija. No era suficiente para evadirla durante todo el día, al menos no a ELLA...

- Sólo es que... nngh...- apretó los dientes un poco, intentando evitar que las palabras salieran de su boca. Si se lo decía... hasta dónde llegaría? Realmente quería hacerlo ahora que estaba con Sebastyan...?
- No sé... no me gustó verte... en... tú sabes... ahí. En tu casilla...- soltó finalmente bajando la voz. De besos...

El pelirrojo siguió a la chica y se sentó a su lado, tomando un poco de distancia, puesto que aún se sentía algo culpable por haberse molestado por tal estupidez. Después de todo... no tenía por qué, ahora estaba en una relación, cierto? No era como que fueran celos que tuvieran algún propósito...

La escuchó con atención, viéndola con gesto preocupado mientras le contaba de su viaje a la enfermería. Cómo que casi se desmayaba!?! Intentó escuchar atentó el resto del relato, pero le costó un poco de trabajo. Sin embargo, la explicación fue suficiente para hacerlo sentir aún peor por la molestia que había sentido en la mañana...
Una razón más para intentar reprimir su estúpida ira.

-Rhi... qué tienes?- pregunta Hazel con la voz llena de inquietud. Aunque estuviera "medicándose y tomando las medidas necesarias", le preocupaba que algo le estuviera pasando. La tontería de la casilla de besos podía esperar. Sabía que la peliplata se extralimitaba echándose responsabilidades como pan caliente sobre los hombros, pero no pensó que pudiera llegar a tal grado...

Hazel puso una cara triste ante el relato. Según él, la anemia aimanática no era TAAAN poco común, puesto que lo había escuchado de varios alumnos (de sexto, de hecho) durante la época en que casi vivía en la enfermería. Dejó salir un suspiro. A pesar de que en verdad le preocupaba, sabía que mientras siguiera las órdenes de Clementine estaría bien, así que simplemente se hizo un poco para atrás y puso su mano derecha sobre la frente de Rhia cariñosamente. Lo que más triste le parecía era que no podría hacer sus demostraciones repentinas de mana de colores. Ver eso siempre había sido tan grato y feliz para él... la idea de que eso fuera a faltar hizo que sus hombros decayeran.

De pronto, el pelirrojo voltea a ver a Rhia con cara seria, pero esa seriedad cómica e infantil que lo caracterizaba. - Ya sé que dirás que no tengo nada que ver... pero perdona por no haberte cuidado mejor... pero ya no te dejaré en paz! Ahora te traeré cortita para que no estés sobrepasándote y estés comiendo bien >>... voy a contratar un mejor plan de celular o algo así para estarte llamando todo el tiempo... y me voy a aprender tus dietas! Y todo eso...-
No podía evitar sentir algo de culpa. Empezaba como un año difícil, sí... pero después de todo, si no cuidaba él a los suyos, nadie lo haría mejor, cierto?

-Perdona por preocuparte hoy...- dice viendo al cielo también. -Supongo que deberé ir a agradecerle a Luke yo también...

Hizo una pausa de varios segundos mientras acariciaba el cabello de la peliplata con suavidad, y sin dejar de mirar las estrellas en el firmamento.

-Oye... no vuelvas a poner una casilla de besos :c...- dijo algo avergonzado y en tono infantilmente triste. No quería imponérsele... y aún no terminaba de entender por qué la idea le seguía molestando tanto. Sólo no quería que lo hiciera. Lo entristecía la simple idea de que lo hiciera.

El pelirrojo sonrió con nostalgia al ser golpeado por esos recuerdos de la infancia. Recordaba bien esa carita triste que lo había empujado en un principio a sonreir cada día, aunque sólo fuera para sentirse fuerte dándole fuerza a esa niña que había llegado con el corazón desgarrado.

- Hehe, pues... ya te hice comer más de una vez. No veo por qué tendría que ser un reto <:- dice dulcemente el carrier acostándose a un lado de la chica para mirar el firmamento juntos, evocando en su cabeza la enorme sonrisa de aquella niña al ver el yoyo subir y bajar por arte de magia. Fue entonces que notó que su corazón había empezado a latir un poco más fuerte que lo normal...

...Uh oh.

Volteó discretamente a ver el rostro de la chica, perdida aún en las estrellas.
Por qué era que su rostro le seguía pareciendo tan fino y artesanal? Bajo la luz de la luna y las estrellas, la piel blanca de Rhia parecía brillar, y sus ojos violetas centelleaban un poco. Aunque no eran sus ojos. No recordaba cuándo había sido la última vez que había visto el color verdadero de esos bonitos ojos miel, y de ese pelo rubio tan fino y lacio.

Aunque sus ojos violetas tampoco le desagradaban...

Dejó salir un corto suspiro y volvió su mirada a las estrellas... de pronto fue asaltada su mente por la imagen del rostro de Sebastyan viéndolo sonriente, con sus mejillas sonrojadas y su mirada clavada en el piso por estar invadido por una alegre vergüenza, y su corazón dio un vuelco. No pudo evitar contener en su rostro una sonrisa.
Pero... era el mismo sentimiento? El pelirrojo cerró los ojos para intentar calmar una ansiedad que poco a poco se había ido arrastrando por sus piernas hasta llegar a su corazón. No podía ser el mismo sentimiento, cierto? Ya había tomado una decisión... no había marcha atrás.

Una chispa en su cabeza finalmente le explicó lo que había sentido en la mañana al verla en la casilla de besos.

"Sí, grandísimo estúpido, son celos." dijo brutalmente su mente "Y sí, felicidades, Blake, lo hiciste de nuevo. Saltaste al abismo sin pensar las cosas... estás tan seguro ahora de que la balanza se haya inclinado totalmente a un lado?"

-Oye... entonces, si ya no podrás usar mana con tanta regularidad...- pregunta intentando alejar las dudas de su cabeza -Volverás a...tú sabes...traer el pelo normal?- pregunta casi susurrando el pelirrojo. Estaba empezando a pensar que iba a tener que teñir hasta la comida de arcoiris para que no extrañara esos despliegues de color que tanto le gustaban a su amiga...

Hazel se embelesó por completo mientras los ojos de Rhia volvían a su forma normal... el brillo de su cabello al recuperar su tono rubio hizo que el pelirrojo se perdiera en recuerdos alegres de años atrás. No había visto ese marco alrededor de la cara de Rhia desde que eran pequeños... y ese refulgente color dorado en sus ojos fue suficiente para hacer que el codo sobre el que el chico se había apoyado para mirar a su amiga casi cediera.

La expresión del capitán se quedó perdida mientras la chica hacía su transformación. Sin embargo, sus palabras lo jalaron de vuelta al momento actual. Sonrió ante su agradecimiento inicial, apretando también la fina mano de Rhia. Sin embargo, cuando ella detuvo sus palabras el pecho y el estómago del pelirrojo se contrajeron y su respiración se cortó. Sus ojos se abrieron grandes y sus labios se separaron, como si su boca quisiera deletrear las palabras que él por varios años había deseado salieran de la de su vieja amiga.

Sonrió con algo de desilusión al ver sus ojos alejarse, no pudiendo evitar dejar ir un suspiro. Pero, había sido un suspiro de resignación o de alivio?

-No necesitas estarlo...- dijo suavemente apretando un poco más la mano de Rhia - Con que me quieras un poquito es suficiente, hahaha.-

Se acercó un poco más a la ahora rubia, y sin pensarlo, su boca empezó a moverse por si sola -Yo...- una pausa enorme detuvo las palabras del pelirrojo mientras pensaba qué era lo que su corazón había planeado escupir sin su permiso. Era una confesión? Ultimadamente, qué era lo que quería confesar? Un viejo amor o el surgimiento de uno nuevo? Suspiró para poner su mente en orden... ya no era tiempo para esas cosas -...creo que jamás te lo dije, pero... así como tú siempre dices que sin mí no hubieras vuelto a sonreir... fue por ustedes que pude sonreir de verdad, Rhi. Así que, yo también te agradezco mucho todo lo que hiciste por mí <:...

El eco de las palabras de Rhia retumbó en su cabeza mientras veía su rostro acercándose, con esa expresión suplicante en sus ojos, y ese brillo maravilloso envolviendo su cara.

El paso de los segundos empezó a suspenderse lentamente al mismo tiempo que los sonidos que adornaban la noche en el Instituto se apagaban y se escondían en la lejanía. Pronto, el sonido del imparable latir de su corazón fue lo único que el pelirrojo pudo escuchar. Sentía por la mano en su mejilla el correr de la cálida sangre de Rhia correr por sus venas en un pulso acelerado. Miró sus labios separados, ansiosos, y sin darse cuenta, los suyos propios se abrieron un poco también, pidiendo a gritos eso que había querido desde tercer grado...

Sus pensamientos se nublaron por completo, su mente se hundió en sus impulsos y se dejó llevar. En ese momento, el mundo alrededor de ellos dejó de existir. No pudo evitarlo, no pudo detenerse. Por más que su cerebro golpeaba desesperadamente las paredes de su consciencia mientras gritaba a todo pulmón que se detuviera, el mensaje jamás llegó a los oídos del joven y tonto capitán.
Lentamente fue acercando su rostro al de ella, cerrando los ojos al estar cerca. Ya no hubo marcha atrás.

Su pecho se infló al sentir el cálido contacto con los labios suaves de la chica, con su delicado sabor a durazno. Era un error, era una estupidez, era, en efecto, y como si el destino hubiera preparado una terriblemente mala broma con sus propias palabras, el tipo más idiota del mundo, y sin embargo, por esos segundos que duró el beso, poco le importó.

Más valía que los disfrutara, pues esos segundos le costarían caro. Muy caro.

Sonrió estúpidamente al ver el rostro de Rhia enmarcado por la luz de la luna detrás de ella, y fue justo en ese momento que por fin los gritos de su cerebro lograron traspasar la enorme y dura barrera que rodeaba su hueca cabeza.

"Qué. Demonios. Estás. Haciendo?!?!" dijo por fin su razonamiento al mismo tiempo que la rubia posaba sus labios sobre los de él. La sonrisa pronto se transformó en un gesto de asombro. En ese momento cayó en cuenta de lo que significaba esto.

Nooo, no no no no... NO NO NO NO!! "HAZEL QUÉ ESTÁS HACIENDO?! DETENTE! DETENTE!!" se dijo finalmente a sí mismo, rompiendo con un suspiro el inocente beso que ella depositaba en su boca esta vez. Se quedó con la boca abierta un instante, apretando los ojos mientras sentía como su corazón se llenaba de cantidades inmesurables de culpa y remordimiento.

"Felicidades, Hazel... eres el tipo más estúpido de todo el mundo..."

-Rhi... no... Rhi, espera... no, no, no...- dice mientras con cuidado hace a la chica a un lado y él se incorpora, quedando sentado en el pasto y llevándose las manos a la cabeza, intentando contener así el estrés que lo había inundado de pronto. -Esto... esto no está... no. No puedo hacer esto... lo siento, yo... no debí. Había querido esto desde hace TANTO pero... no puedo hacerlo...

Quería voltearla a ver, quería mirarla e intentar hacer que lo olvidara todo, pero no podía. Cómo podía siquiera PENSAR en mirarla a los ojos? Era un maldito gusano, no merecía mirarla a los ojos.