Are you there? - Privado

Todavía quedaban algunos días antes de que se terminaran las vacaciones de invierno. La mayor parte de ese tiempo lo había aprovechado para estar, por supuesto, con mi hermano Aris y otro tanto con *cof* el primo Socrates *cof*.

De hecho, había traído unos días al pequeño para que pudiera saludar a mis amigos y pues a los voluntarios que nos cuidaban, a final de cuentas de esa forma podría estar un poco más de tiempo con él, eventualmente había tenido que regresarlo y la verdad es que si me había “pegado” un poco, digo, tampoco estaba tirado en la cama por la depresión pero ya empezaba a extrañarlo y apenas habían pasado unos días desde que lo dejé.

Pero bueno, volviendo al punto, ese día había planeado invadir el dormitorio de Hazel, al menos hasta que las clases volvieran a empezar, ya estaba planeado y le había avisado que llegaría por la tarde o por la noche, solo tenía que preparar unas cosas y listo, se suponía que eventualmente Socrates llegaría también, tal vez mañana, tal vez en la noche, la buena noticia es que siempre estaba conectado al spellbook y si me daba la gana, más tarde podía estarlo molestando para que se viniera con nosotros, tenía muchas ganas de que se conocieran, es decir, ya se habían conocido pero aha…todos juntos y eso en una noche gamer o algo así.

Ya para como las 6 de la tarde, llegué a los dormitorios de Srad, llevaba una mochilita, la misma que usaba para la escuela, solo que en vez de libros ahora traía un montón de ropa y algunas golosinas. Estaba vestido con unas bermudas y una playera corta, si, no era muy hábil eligiendo ropa considerando que estábamos en pleno invierno, así que estaba muriéndome de frio, tenía la piel chinita y cada que el viento soplaba me paraba de puntitas, solo recuerdenme tan pronto llegara, pedirle un sueter…o…algo como para no congelarme.

Aun así, en vez de entrar por la puerta como gente decente, caminé por la parte de atrás de los dormitorios y me pegué a la ventana del capitán de Srad haciendo una casita con las manos para poder ver el interior. Solo quería sorprenderlo, en el mejor de los casos asustarlo.

-BUUUUUUUUU-

Bueno... todos se habían ido. Sebastyan no estaba, Naami estaba en Alemania, Gustav había estado pasando rato con algún otro amigo suyo. En realidad, desde que había vuelto, pues, había cambiado un poco. Eso de que ahora lo llamaban Sergei y que había recobrado sus memorias de su vida pasada era extraño. Se alegraba por él, pero al mismo tiempo eso había hecho que el Djinn se alejara, lo cual no era muy... agradable para Hazel. Nick se había ido de viaje con su hermanito, y Rhi, bueno, mejor no vayamos ahí.

Vaya giros que da la vida, cuando por fin las cosas empezaban a "mejorar", el capitán superestrella, el "jock" de la escuela, se había quedado completamente solo.

Y sólo una cosa podía llenar ese vacío que sentía en ese momento...

"No, Seo-Jun, no puedes hacer eso! Si intervienes de esa forma al paciente, MORIRÁ".

Zoom dramático.

"Doctora... tengo que intentarlo, él es mi hermano!"

Zoom dramátco de nuevo.

"No puede ser!" La Dra. Jin estaba incrédula. "Pero tu hermano murió hace 10 años!"

"Estoy segura que es él... por favor, déjeme salvarlo!"

Hazel estaba vestido con un pants blanco y una camiseta sin mangas roja, hecho bola adentro de un capullo de cobijas mientras veía la nueva temporada de la Doctora Jin en su laptop. SE HABÍA QUEDADO TAN BUENA. No podía creer que no hubiera seguido viendo la serie después de... bueno, ok, sí, tenía una excelente razón para no seguir, pero vaya que se había perdido de uno de los mejores finales de temporada. La ÚNICA cosa buena de que Sebastyan no estuviera, era que ahora podía ver sus doramas sin reserva en la comodidad de su cuarto, sin que NADIE lo molesta--

- BUUUUUU

Pudo escuchar una vocecita de la ventana, pero no sabía qui-- Noah.

Sobresaltado, el australiano se abalanza sobre la laptop para cerrarla, estrellando la pantalla de golpe con su mano metálica, cuando sintió un extraño ardor en su mano humana.

Y luego se dio cuenta que sus dedos habían quedado prensados bajo la pantalla.

- ARRGHGHHGHG!!!

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Después de hacerse una bolsa de hielos improvisada hechos con mana rojo y amarrarla a su mano, Hazel había abierto la ventana para dejar pasar a Noah, apurándose a ponerle como 3 suéteres encima para que no se enfermara. Qué demonios le pasaba a ese niño?! Obviamente, sus suéteres le quedaban gigantezcos.

Sin embargo, a pesar del ETERNO dolor en su mano, el pelirrojo estaba realmente contento de ver al pequeño en su cuarto, aunque la sorpresa no hubiera sido tan agradable al principio debido a las circumstancias.

- Y qué tal? Cómo está Aris? Ya lo regresaste a Little Monsters, verdad?- el chico pregunta mientras preparaba una pequeña tetera con chocolate caliente para los dos, una de las habilidades que había aprendido gracias a Sócrates y el tiempo que había tenido que pasar solo.

Era muy extraño ver que Hazel cocinara, MUY MUY extraño, a pesar de que ya habían sido varias veces las que lo había visto, todavía no terminaba de acostumbrarme…y lo peor! No lo hacía tan mal… eso era aún más terrorífico, ¿Dónde estaba el Hazel que explotaba los salones de cocina y quemaba los dormitorios?

Por esa y mil razones más fue que no pude ocultar mi incredulidad y me le quedé viendo fijamente, para mi suerte yo estaba de espaldas al capitán quien seguía preparando el chocolate caliente. Aproveché para sentarme en una de las sillas que tenía en la cocina, me quité los zapatos y subí los pies para abrazarme las rodillas.

Agradecí que me hubiese dado un sueter, estaba muriéndome de frio, así que de un momento a otro ya estaba todo hecho bola, con las mangas colgando y las piernas metidas dentro de la prenda.

-Sí, ya lo regresé.- Respondí temblando. -No se lleva muy bien con Taylor, es que… Taylor siempre lo molesta allá en Little Monsters pero se portó bien. No hizo travesuras.- Luego hice una pausa…

-hasta donde se…- Y considerando que era mi hermano eso era algo difícil de creer, no quería saber que el niño le destruyó las revistas o Taylor se desquitaría conmigo…
-¿Tú como estas? Me dijeron que saliste a México a un viaje escolar o algo así, no sabía que en 5to año te llevaban a otros países…-

- Hah.- el australiano ríe irónicamente mientras servía el chocolate -Es tu hermano, claro que hizo travesuras.- El chico se voltea con una taza en cada mano. Eran un par de tazas grandotas decoradas con hojas secas bajo una capa de laca que Sebastyan tenía desde hacía tiempo. Después de tanto, Hazel ya se había acostumbrado a que todo en ese cuarto le recordara a su... novio? Ya no sabía si lo eran aún, pero la tristeza se había convertido en enojo, y luego en simple nostalgia por tiempos felices. Ahora, cada una de esas cosas hacían que sonriera, aunque tal vez de una forma melancólica.

-Ten- le dice mientras le ofrece la taza -Está caliente.

Luego el chico se sienta en el piso, quedando más o menos cerca de Noah. -Y pueees, sí. Me mandaron a México con algunos otros chicos. Era una especie de expedición de campo...- Hazel mira hacia a un lado mientras le da un sorbo a la taza, que tapaba la mitad de su cara. Pudo senti un escalofrío que recorrió su cuerpo al recordar la incomodidad de esa misión.

-Que, ahora que lo mencionas! Espera...-

El chico pone la taza en el piso y se levanta, yendo hacia el pequeño escritorio del cuarto. A pesar de que Hazel ahora vivía solo, el cuarto ya no era una zona de guerra. No era un cuarto pulcro de hospital como cuando Sebastyan vivía ahí, pero realmente estaba bastante ordenado, de su propia forma informal. El chico alcanza una mochila que había aventado ahí y busca dentro, sacando un objeto rechoncho envuelto en papel estraza, para luego ir rumbo al niño y ofrecérselo. -Souveniiiir!- dice alegremente mientras sonreía. Sabía que le gustaría.

Me arrancó una sonrisa escuchar eso, no estaba seguro si ser travieso estaba en la naturaleza demoniaca de Aris o si, simplemente yo lo había vuelto así, para una persona normal ese no debería ser motivo de orgullo pero yo no era una persona normal y por ende, no era mi caso tampoco, estaba más que contento de que el pequeño fuera tan parecido a mi…

Y creo que solo había dos personas con las que sentía que podía compartir ese sentimiento o bueno, esas ganas de hacer travesuras, una era Hazel quien usualmente me seguía la corriente y la otra era mi hermano, mi cómplice…

Tomé la taza y antes de que pudiera seguir preguntando el capitán se levantó, me estiré un poquito para ver por encima del respaldo y lo seguí con la mirada mientras caminaba a quien sabe dónde.

-¿Y cómo es México? A mí me gustaría conocer otro país también, otro que no sea Inglaterra o Alemania. De hecho, un día le dije a Socrates que fuéramos a visitar su casa, es de Rusia ¿sabes? Aunque a él no le van a levantar el cast…- Explicaba mientras hacía pequeñas pausas para soplarle al chocolate, no es que me hubiese detenido para no contarle sobre él era solo que el regalo me hizo cambiar el tema.

-¿Souvenir?- Pregunté tomando la bola con una mano y sosteniendo la taza con la otra. Luego vino la pregunta obligada. -¿Qué es?- Pero era mejor descubrirlo por mí mismo. Deje el chocolate a un lado y entonces empecé a abrir la esferita apresuradamente para encontrarme con un pequeño balón de Mugby hecho de madera. Creo que no necesitaba explicar lo… expresivo que era, se me abrieron grandes los ojos y le empecé a dar vueltas por todos lados.

Sentía algo mágico dentro de él o bueno, como si reaccionara al mana…
-Wow! Esta genial…- Le dije sonriente. –Graciaaaas Hazel!!!- Ahora si era como un niño, bueno, en efecto era un niño pero ustedes entienden… estaba emocionado por haber recibido un balón.

-¿Puedo patearlo? o ¿qué hace?- Pregunté de inmediato y en ese momento me bajé de la silla y puse el balón en el piso dispuesto a darle un buen golpe… pero me detuve, primero para escuchar su respuesta y luego porque sentía que le debía algo…

Le di un fuerte abrazo…

-Gracias!!! Graciaaaaas!!! GRACIAAAAS!!!- Le repetí varias veces y luego ya un poco menos extasiado levanté la mirada para verlo a la cara.
-Hey!!! pero este es un souvenir ¿Verdad? No mi regalo de navidad…- Le cuestioné, claro que estaba bromeando, no tenía que darme regalos…

- No, no espérate!- el australiano intenta detener al niño antes de que pateara el balón y lo rompiera. Aunque, para ser francos, no contaba con que ese balón durara mucho. Entre Noah y Taylor hacían los estómagos de una vaca con sus manos.

Afortunadamente, el niño se interrumpió solo para darle un abrazo, lo cual hizo que Hazel sonriera. Ver a alguien tan contento era un respiro de aire fresco de ultimadas fechas.

- Es tu regalo de souvenir, Navidad, cumpleaños, y Navidad del año que sigue. Y di que no te traje la pila de carbón que me ofrecieron por 1 euro!- El chico sonríe sarcásticamente y luego despeina al pequeño, para luego cargarlo por la cintura mientras recogía el balón del piso. -Mira, te voy a mostrar cómo funciona...

En dos pasos llevó a Noah a la cama y lo arrojó al colchón como costal de papas, para luego sentarse él al lado. - Sí sabes usar mana violeta en descargas chiquitas, verdad? Digo, pregunto porque eres medio tosco igual que yo, pero en fin, mira....-

Hazel lleva un dedo al balón, y una pequeña chispa de mana violeta se ilumina entre la punta y el regalo de madera, ante lo cual hizo como si se fuera a partir en dos, una de las dos mitades elevándose un poco, para luego comenzar a girar mientras tocaba una melodía que sonaba como caja de música. Pequeñas luces salían de los lados del balón, girando junto con la madera. Para ser tan pequeña, en realidad sonaba bastante fuerte, retumbando un poco por todo el cuarto.

Hazel sonríe con calidez mientras jala al niño para darle un abrazo con su brazo de metal. - Te gusta?

Bueno, parecía que no iba poder patearlo después de todo…aunque eso no era necesariamente malo, dependía para que fuera entonces. Dejé que Hazel me llevara hasta la cama mientras le iba asintiendo con la cabeza a sus preguntas y tenía que ser honesto, a veces ni siquiera había escuchado la pregunta completa pero ya había dicho que si de todas formas.

Cuando el capitán puso el dedo sobre el balón, di un salto y me puse de rodillas sobre la cama para alcanzar a ver qué era lo que estaba haciendo, quedé asombrado, de todas las cosas que pensé que podría hacer ese balón, la última que llegó a mi cabeza había sido “ser” una caja musical.

Volví a sonreírle y por decirlo de alguna manera, esta vez de una forma más sincera, le volví a asentir con la cabeza y le pasé ambas manos por la cintura para darle una especie de abrazo justo al momento en que me rodeaba con su brazo mecánico. Podían llamarme loco pero juraba que podía sentir su calor…

-Gracias…- Le volví a repetir. Taylor iba matarme tan pronto lo llevara a mi habitación pero iba ser divertido, juro que si se atrevía a romperlo y si Aris no le había destruido sus cosas ya, podía dar por hecho que nunca las volvería a ver…

Esperé a que la melodía se detuviera para empezar a hablar. -Esta genial!- Le dije al capitán, levantando la cabeza para mirarlo desde abajo. –Creo que Taylor va matarme…- Agregué soltando una risilla y luego intenté yo solito.

Tomé el balón y le solté unos pulsos de mana violeta al principio había soltado tan poquito que ni siquiera se encendió, luego le solté uno un poco más fuerte de lo que debía y empezó a hacer cosas raras pero después de tal vez 3 intentos, ya lo había hecho bien y empezaba a tocar una bonita melodía…

Miré entonces al capitán como de alguna manera buscando su aprobación y me levanté de la cama para traer la mochila que había dejado en la silla. Metí la mano y saque dos barras de chocolate, una se la ofrecí a Hazel y la otra, bueno, digamos que ya solo quedaba la mitad.
-¿Cómo conseguían tanto dinero ustedes?- Pregunté de pronto. –Yo también quiero darles regalos…-

Hazel le sonríe al niño cuando por fin pudo hacer que el balón tocara la melodía. "Sep, definitivamente de tal palo tal astilla..." piensa para sí, recordando los 3 intentos que le tomó hacer que funcionara cuando estaban en Asturia de las Parcas.

Tomó el chocolate con una mano y arrancó la etiqueta con una llama de mana negro sin mover su mano libre, dejando el chocolate debajo un poquito tostado de ese lado.

- Sabes? No tengo idea...- responde el pelirrojo ante la pregunta de Noah. -La verdad es que cuando Sebastyan vivía aquí nunca nos faltó dinero. Claro, las consolas las compré ahorrando mi beca del servicio social en Little Monsters, y también llegamos a usar el fondo de ahorro por ganar las copas de Mugby...- se queda pensando, mirando sus cosas "caras" en la habitación. -De hecho, la computadora y el iPad de Seb las ganó en concursos de matemáticas y esas cosas. Cuando se ganó el iPad me regaló la laptop. Fuera de eso... no sé de dónde sacaba dinero para comprar todas sus hierbitas y tés raros y la ropa qué traía derrepente.

El chico se rasca la cabeza, torciendo un poco la boca mientras pensaba. -No le digas a nadie, pero desde que se fue me ha costado algo de trabajo ajustar las cuentas. La verdad es que no tengo idea de dónde sacaba el dinero...-

Bien pudiera ser que simplemente era la capacidad de administración del elfo, que definitivamente era mil veces mejor que la suya. Probablemente siempre ahorra un poco en "La tarjeta". Esa cuenta misteriosa que Sebastyan siempre mantenía como si fueran los ahorros para la universidad de sus hijos. "Vaya... quisiera saber qué dinero había en esa tarjeta..."

- En fin, no te preocupes, una vez que pase a sexto y ya no tengan que competir contra mí en el Mugby, de seguro podrás sacar dinero de los premios que les dan a los campeones ahí.- dice con una sonrisa sarcástica, obviamente intentando molestar al pequeño. -Que, por cierto! Hablando de eso... espera.

El chico señala el escritorio donde había dejado la mochila de donde sacó el regalo, y al instante, una lámpara con pies y manos de mana rojo aparece a un lado, carga la mochila, y empieza a caminar hacia ellos, ofreciéndole el morral a su amo. -También le traje algo a Taylor, se lo puedes dar?- el chico saca un objeto envuelto (muy burdamente) en papel periódico y se lo entrega al niño. Se veía sospechosamente como una copa... -Dile que es para que al menos tenga algo con esa forma por una vez en su vida.-

Hazel le guiña un ojo a Noah mientras una sonrisa burlona y maldosa se dibuja en su cara.

-Hey!- Le reclamé y abracé el balón con una manita mientras que con la otra lo empujaba dándole golpecitos en el pecho. –Tengo que ganarte este año antes de que te retires! Para ser el mejor, tengo que vencer al mejor!- Contesté altanero pero siguiéndole el juego, honestamente me parecía difícil que pudiéramos ganar la competencia de este año, Sal tenía dos nuevos integrantes en su equipo y ambos de primero no es que eso fuera nuestra condena pero sería difícil teniendo en cuenta que nosotros teníamos que acoplarnos mientras que los otros equipos ya tenían sus estrategias formadas y todas esas cosas...

Después vi la copa y me arrancó una sonrisa de oreja a oreja.

-Si le llevo esa copa me va matar.- Luego guardé silencio pensando en la reacción que podría tener Taylor y me dio mucha risa, probablemente me daría un golpe o me quebraría la copa en la cabeza pero con tal de molestar al capitán valía la pena. Luego sonreí malicioso. –Pero lo haré!- Aseguré haciendo ambos regalos a un lado.

En ese momento me le eché encima y le di un fuerte abrazo.

-Extrañaba mucho esto…- Le dije bajito. No era el momento para ponerse triste y no lo estaba pero si me daba algo de nostalgia tener momentos con “papá”. Hasta hace unos meses, estaba asustado pensando que tendría que alejarme de ellos para “siempre”. La situación con Naami se había vuelto muy incómoda y aunque amaba formar parte de ese grupo, ya no me sentía tan cómodo con ella cerca y esa era la razón por la que los había estado evitando asistir a las noches gamer o reuniones que hacían, supongo que eran esa clase de cosas que nunca volverían a ser como antes…

Era un poco egoísta de mi parte pero muy en el fondo me tranquilizaba que la nuker de Srad se hubiese ido del Instituto, eran sentimientos encontrados, no la odiaba ni nada por el estilo pero no sabía cómo reaccionar frente a ella, sabía que me odiaba y si antes me veía como el niño que seguía Hazel para todos lados, ahora no era ni siquiera eso para ella… pero el pelirrojo la extrañaba mucho, no necesitaban decírmelo para darme cuenta.

Lo apreté un poquito más fuerte antes de soltarlo y saqué un teléfono celular de mi bolsillo todo feo y empecé a escribir un mensaje.
-Le diré a Socrates que se apuré porque ya se está haciendo tarde- Y dicho esto, le escribí.

>Hey, ya vente! Estoy aquí en la habitación de Hazel, vamos a empezar a jugar para que te apures!

Hazel sonrió con ternura, acariciando el cabello de Noah mientras el niño lo abrazaba. Él también extrañaba mucho esas cosas, pero no lo iba a decir en voz alta. Extrañaba tener momentos tranquilos con toda la gente que había tenido hasta hace poco, en los que pudiera reír y demostrar cariño de la forma que fuera. Si lo veía de esa forma, de no ser por Noah y Sócrates, no tendría nada como esto. Del todo. Estaría completamente solo y aislado, sin ninguna fuente de calor que lo acompañara en la frialdad de Diciembre y Enero. Apretó sus labios intentando contener ese sentimiento, y luego sonrió con la mención de Sócrates.

- Sí, dile que ya estoy prendiendo el... um, qué quieres jugar?- el chico se puso de pie y se estiró, mirando sus consolas en la repisa debajo de la tele. Una vez terminado, se quedó un segundo con las manos en la cintura, pensando en nada. Y entonces recordó que esa noche había pensado prepararse botanas para ver su maratón de la Doctora Jin.

-Ah, sí es cierto!- caminó hacia la cocineta y abrió el pequeño horno debajo de la estufa, donde tenía una charola con ocho panquecitos medio deformes, pero super esponjados, acomodados en dos filas de cuatro bastante ordenadas. La tomó con su mano metálica, que aunque la charola estuviera caliente, no lo sentiría.

-Quieres? Se me antojaron en la tarde y los puse en el horno, pero ya se me estaban olvidando.- Con su mano humana pokeó uno de ellos para ver si seguián calientes, pero parecía que se le habían olvidado por bastante tiempo. -Aunque ya se enfriaron un poco...- después de la respuesta del niño, sonrió y dejó la charola en una mesita de mana rojo que se formó a la lado de la cama. -Bueno, anda, qué quieres jugar?

-Uhm….- Exclamé pensativo al momento en que me levantaba y caminaba detrás del capitán, no esperé mucho tiempo antes de tomar uno con eso de que estábamos en invierno todo se enfriaba demasiado rápido aunque para mi gusto, estaba bien, se sentían tibios todavía y con el chocolate sabían aún mejor. Le di una mordida a uno y empecé a masticarlo con cara de NOMNONOM, estaban ricos y si algo disfrutaba además de los dulces, los chocolates, los pasteles, los refrescos, las papitas, los hot cakes…ok, ok, basta, la cuestión es que también me encantaban los panecitos.

-Quedaron ricos, ¿sabes? Es bien extraño que cocines o_o bueno, que cocines tan bien ahora…-Realmente me sorprendía.

-Uhm… no sé, podríamos jugar Streetfighter o Smash son mis favoritos, eso o buscar un juego donde Socrates sea malo, nunca le puedo ganar! Necesito encontrar algo para devolvérsela!- Comenté inflando las mejillas llenas de pan, Hazel se sabía esa historia y como después de haberme embriagado habíamos terminando apostando “ropa” frente a Kath jugando partidas de Steet FIghter, fast foward, terminé desnudo...

Como sea, después de pensarlo un poco, decidí que… tenía otros intereses, quería tener una noche gamer sí, pero me interesaba más pasar tiempo con el pelirrojo, los videojuegos vendrían de todas formas cuando Socrates llegara y además, había querido jugarle una broma a Hazel que había visto por internet, sip, son de esas cosas que uno hace cuando tiene tarea que hacer y está muy aburrido pero ¿saben? Tenía que admitir que por primera vez estaba titubeando, se estaba portando tan bien conmigo que por un momento pensé en NO hacerlo pero ambos nos llevábamos de forma curiosa y parte de nuestra relación era molestarnos mutuamente, ya podía verlo, iba matarme...

Fuera cual fuera el caso, me apoye en el refrigerador recargando la espalda y luego dando un saltito cuando sentí que mi cuello alcanzó a tocar lo frio del metal “Gaaaaah y por poco hizo que tirara el celular al piso, envié otro mensaje a Socrates para que me trajera la pijama y el resto de la ropa que había dejado en su casa, después de todo pasaríamos la noche aquí.

-Aunque pensándolo bien creo que primero deberíamos bañarnos antes de que llegue Socrates.- Comenté al pelirrojo y no, no me refería a bañarnos juntos aunque eso tampoco era tan raro, más de una vez yo y Aris estuvimos llorando para convencerlo de que se quedara con nosotros cuando todavía estábamos en Little Monster, muchas veces mandaban a los voluntarios a sacarnos porque tardábamos horas jugando con el agua y dado lo traviesos que éramos, ese alguien casi siempre era Hazel porque ninguna otra persona se atrevía, si…recuerdo eso y luego le tirábamos globos y lo mojábamos para obligarlo a quedarse aunque muchas veces no lo tomara tan bien o no estaba de humor y nos perseguía por todo el campus…

Esperaba que eso no le sonara sospechoso, después de todo, yo tenía la costumbre de bañarme diariamente, a veces hasta dos veces por día con todo lo que corría y jugaba, había tomado esa costumbre, ahora solo tenía que esperar a que se alejara de la cocina para llevar mi plan a cabo…

Hazel sonrió ante el halago para su cocina. Sabía que no era tan bueno como Sebastyan (ni cómo serlo), pero el que sus menjurjes le gustaran a Noah era un gran incentivo. Aunque, claro, eran dulces. Todo lo dulce le gustaba a Noah...

-Ahora sabes cómo me sentía con Naami- responde ante las quejas del niño contra Sócrates. Sí, el chico de Creag le había contado que, en efecto, le gustaba mucho jugar videojuegos, y hackearlos, o algo así. Ni siquiera entendía muy bien, pero sabía que hacía cosas con mana amarillo que él jamás podría comprender, en parte porque era contraafín y en parte porque era tecnología. Él sabía usar Windows y ya.

Agarró uno de los panecillos y le dio una mordida mientras caminaba hacia la cama y se sentaba en ella. Se le había pasado un poquiiiito el azúcar. Con razón le habían gustado a Noah. Mientras le daba un trago a su chocolate, arqueó una ceja en respuesta a la sugerencia del niño.

-Bañarnos?- pregunta un poco extrañado. -Pues, yo me bañé en la mañana después de ir al gimnasio y he estado encerrado todo el día, pero si te quieres bañar está bien.- Le da un sorbo a la taza, y mientras su cara estaba parcialmente cubierta por ella, sus ojos se entrecierran un poco. No se había bañado antes de ir a visitarlo? Es decir, no era un problema, pero...

-Aunque, déjame decirte que con bañarte no se te va a quitar lo feo, pero si Sócrates ya te aceptó así, no te preocupes, no te va a cambiar.- sonrió con malicia.

Reaccioné inmediatamente, siempre me habían dicho que tenía una cara muy expresiva y era muy cierto, no podía evitar hacer muecas, inflar las mejillas o ese tipo de cosas cuando la situación no era lo que esperaba y esta vez no había sido la excepción, Hazel tenía que tomar un baño y tenía que hacerlo sin mí o tampoco iba funcionar pero si lo presionaba mucho seguramente se daría cuenta de que estaba tramando algo, digo, después de 4 o 5 años de conocerme… así que antes de hundirme con mi mentira, me callé de golpe. –Deberías… Oh, bueno, está bien.-  

Trataba de no sonar muy obvio, más tarde intentaría convencerlo de todas formas o tal vez le tiraría “accidentalmente” el chocolate en la cabeza para que tuviera que tomar una ducha. ¿Hmmm? también podía mojarlo usando globos con lo frio que estaba todo, seguramente tendría que ducharse pero ¿Qué tal si se enfermaba? No me gustaría enfermarlo tampoco…

Mientras me decidía escuché lo otro y la carilla me cambió una vez más. -Hmph…- Exclamé soltando un gruñido, se los aseguró, me las iba a pagar pero tenía que tener paciencia, mucha paciencia. –A él le gusta cómo me veo!- Le dije viéndolo feo mientras el pelirrojo se alejaba, extrañamente no le hice tanto “pleito” como otras veces, aproveché que se había ido para seguir con el plan, me subí a una repisa y empecé a buscar en las alacenas abriendo y cerrando puertas.

-¿No tienes chocolate de ese que es como líquido?- Pregunté disfrazando ligeramente mi mentira y cuando encontré la alacena que tenía los condimentos saqué un cubito de esos que usan para hacer caldo de pollo y me lo metí a la bolsa del pantalón.

Después regresé a la habitación con una sonrisilla picara, estaba extrañamente contento. –Yo sí me voy a bañar!- Le avisé y luego me agaché para tomar unas cosas de mi mochila. Saqué varias bolsitas que iba lanzando sobre la cama, la mayoría eran dulces o chocolates, otras las metí en mi pantalón. También saqué un par de latas de refresco y una toalla para secarme.

-Traje dulces puedes comerte los que tú quieras, yo ya tomé algunos, así que bueno, ya vuelvoooo~-

Estaba listo para la operación, sin esperar respuesta empecé a caminar hacia el baño y una vez adentro coloqué el seguro a la puerta, solo por si acaso, no quería que el Capitán de Srad entrara de repente y me atrapara saboteando su baño.
Todo fue bastante normal a partir de ahí, realmente si tomé un baño aunque en el fondo todos sabíamos que solo era una excusa para encerrarme en la ducha y que nadie sospechara.  Al terminar,  salí con el jabón en la mano y con un poco de mana rojo hice una barrita de plástico para poder hacerle un agujero, lo sequé bien con mi toalla y luego busqué en la bolsa de mi pantalón una de las cosas que había escondido ahí, había traído tinta en polvo, realmente solo era tinta seca a la que podías agregar un poco de agua y listo, se volvía “pintura” común y corriente, vacíe el polvito dentro del jabón y luego lo tapé lo mejor que pude, usé calor para sellarlo bien y con mucho cuidado lo dejé en la repisa.

Luego saqué de la otra bolsa el cubito de pollo que había tomado de la alacena, me subí en la taza del baño para alcanzar el tubo de la regadera y saqué la “cosa” de arriba, metí el cubito ahí y volví a colocarlo sin hacer ruido, cuando terminé agarré mi toalla para secar las gotas que habían quedado sobre la taza y todavía me quedé uno o dos minutos más aguantándome la risa, podía imaginarme toda la escena y ahora solo faltaba una última parte...

Ya después de un rato me calmé o al menos eso creí, conté hasta 10, suspiré y luego volví a botarme de la risa. Ya después de eso, salí del baño con una enorme sonrisa, estaba envuelto en toallas y aun así, tan pronto salí del baño sentí el frio de golpe.

-Ya terminé!- Le dije al capitán sentándome en la cama sin borrar la sonrisa de idiota que tenía desde hace rato. –Ahm… esta rica el agua, esta calientito ahí dentro.-