El punto de la precisión (Privado - Naami)

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El día anterior había sido algo vergonzoso para el capitán. Justo después de dar su speech motivacional sobre el entrenamiento de su equipo había tenido que faltar por razones "personales". Sí, no le había gustado dejar esa imagen para sus compañeros, más que nada Naami y Gustav. Sebastyan se había enterado de sus razones, y a pesar de que probablemente era el más decepcionado de los tres, por alguna razón Hazel sabía que todo seguiría igual entre ellos dos... jamás perdería la confianza del rubio.
Sin embargo, Naami y Gustav eran diferentes. Sí, eran sus hermanos, pero para con ellos sentía mucho más fuerte su rol de capitán del equipo, puesto que tenía comparativamente poco tiempo de conocerlos. No quería dañar la seguridad que había intentado darles dos días atrás faltando la noche siguiente... así que sentía una necesidad enorme de compensarles.

Gustav era fácil, con una pelea amistosa bastaba. Pero Naami... siendo ella la menor de los 4 y la más "inexperta", sentía que tenía que dedicarle tiempo especial para que los alcanzara en nivel. No la subestimaba, al contrario, tenía en una estima altísima las habilidades de la chica, quien, a pesar de ser de cuarto año, era de los mejores nukers de la escuela. El capitán tenía una fe ciega en que no tardaría en alcanzarlos.

Era por eso que la había llamado sólo a ella esa tarde, justo a las 5 en punto en el gimnasio subterráneo. Quería enseñarle una técnica especial que hacía tiempo había desarrollado. Le había tomado algo de tiempo en perfeccionar, puesto que era un hechizo complejo, pero con su ayuda a Naami no le costaría mucho trabajo. Aparte, estaba seguro que a la nahual le serviría muchísimo más que a él.

Al llegar al gimnasio echó su morral a la arena y se tumbó, usando la mochila de almohada, con los brazos cruzados detrás de su nuca, viendo al techo. La chica era puntual, así que no tendría que esperar mucho.
El capitán estaba sonriente: era la primera vez que entrenarían solos, y jamás había podido pasar mucho tiempo de calidad con Naami. Sería como enseñarle a andar en bicicleta a la hermanita que nunca tuvo...

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¿Cuánto tiempo se había demorado en el baño después de las clases? Mucho, demasiado en realidad. La ducha hubo sido rápida, pero se había peinado de mil maneras antes de decidirse finalmente por algo que apenas y la hubo convencido un poco, pero si se demoraba demasiado iba a ser sospechoso su comportamiento. Al fina eligió trenzarse el cabello a los lados de la cabeza y sujetar el resto en una coleta que colgaba alta y orgullosa. Se miraba realmente bien, pero ella pensaba que pudo haberlo hecho mejor aún. Claro, nada era suficiente nunca para una chica enamorada. Había sonreído al espejo un par de veces para no sentir que era obvia al hacerlo, pero su sonrisa era distinta cuando estaba frente al capitán; lo sabía. Pero una parte de ella le aseguraba que él ni idea de ello.

Cuando el peinado hubo sido elegido finalmente, se presentó el segundo obstáculo; la ropa. Tenía dos trajes deportivos de verano que había comprado en las vacaciones, además claro de otros otoñales e invernales. Pero apesar de que en los maniquíes se veían tremendamente sexis los de verano, colocándoselos ella, sentía que parecía una ramera. Arrugaba la nariz y negaba con la cabeza. Pero los había comprado precisamente para los entrenamientos de mugby, para impresionar a Hazel. Levantó el rostro y notó sus mejillas rojas por la simple idea de que él la viese así. La parte superior era en extremo ajustada, de licra. No tenía mangas, sólo unos tirantes que en la espalda formaban una cruz. Era negra con tiras verdes a los costados. Resaltaba sus atributos naturales y mantenía todo firme aunque se moviera mucho.

La parte inferior era un short ajustado, que llegaba a medio muslo. Esa era la peor parte, nunca le habían gustado sus piernas, aunque eran bonitas y torneadas por la actividad. Peor de por sí odiaba mostrarlas cuando usaba la falda escolar. Finalmente tomó un pantalón deportivo de color negro que le queda más holgado y cuya tela era bastante cómoda. Se pasó una mano por la coleta y tras suspirar y tomar una mochila negra de kuroki que se colgó en la espalda, se dirigió al gimnasio subterraneo. En el camino pensó que bien pudo haber cogido una blusa para ponerse arriba, pero ya iba retrasada, llegaría al menos cinco minutos tarde. Se acomodaba constantemente la coleta y se reñía por no haberse colocado rubor, pero había salido muy a prisa.

Al llegar al sitio acordado se detuvo en la puerta superior y apretó los párpados, al menos se había puesto rimel y eso resaltaba sus largas y rizadas pestañas, así como sus bonitos ojos verdes. Bajó entonces con cuidado y al llegar sonrió de lado ante la imagen de su capitán recostado sobre la fina arena que decoraba el lugar. -¿Insinúa que se aburre de esperarme, capitán?- Preguntó lanzándole su propia mochila al estómago para, en primer lugar, discimular su emoción de estar en ese enorme lugar a solas con él, y en segunda, para hacerle creer que era tan violenta con él como con todos los otros.

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Al final, Naami se había tardado un poco más de lo que esperaba, así que para pasar el rato, el capitán se puso a tararear un par de canciones que le habían llegado a la cabeza mientras movía su pie al ritmo de la música imaginaria, acostado y con la pierna apoyada sobre la rodilla de la otra.

El golpe de la mochila lo tomó por sorpresa, cayéndole de lleno en el estómago y haciendolo soltar un sonoro "OOMPH!!" mientras se doblaba por el peso.
- Auuu, oyeee!! <_<...- dice incorporándose para mirar a la nahual - Ps quién te manda a tardarte de más! Hahaha- con un movimiento se quita la mochila del estómago y se la arroja de vuelta a la chica, con cuidado para que la cachara sin problemas.
Al fijar un poco mejor su vista en ella, el capitán arquea una ceja fijándose en el atuendo de la nuker. No estaba algo...ajustado? -Y esa ropa?...- pregunta con una risilla algo nerviosa -Am... digo, olvídalo XD. Oye!! De seguro te preguntas por qué te llamé, verdad? Te ha de comer la curiosidad, yo lo sé :B

En un rápido movimiento, se deja ir de espaldas en la arena para ponerse de pie de un brinco, jalando su cuerpo con sus piernas y cayendo de pie- -Te quería compensar por haber faltado anoche... tuve que cuidar a Noah, te acuerdas de él? El mocoso de primero que es el carrier de Sal. Bueno! No importa, haha, el punto es que no creas que porque ayer falté te vas a librar de entrenar!

Sonriente, el capitán empieza a caminar hacia la chica. Conforme se acercaba, tenía que ir bajando su mirada, que nunca cambió su expresión. - Así que pensé en enseñarte un hechizo que inventé hace unos años, y que no sé por qué no te había mostrado antes 8U. Qué te parece? Le entras o te da miedo?- dice retadoramente mientras sonríe con una sonrisa altanera. Sabía que no le daría miedo, pero Naami siempre caía en esos retos.

Lo malo era que cuando se trataba de Street Fighter, el que caía era él :CCC

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Él era australiano, ella sabía ahora tantas cosas de tal lugar que apenas podía con ellas. Pero él no poseía acento, al menos ella pensaba que él era más inglés que australiano ahora, gracias a todos los años que tenía viviendo ahí. Porque sí, Naami sabía que él había vivido varios años en el rancho ese, Little Monsters. No fue difícil interceptar el objeto antes de que cayera al suelo, pues sus movimientos eran tan rápidos como graciles. Oh, pero no siempre hubo sido así, tan sólo unos meses atrás había comenzado a comportarse más sutilmente, como una rosa que se abre con lentitud para mostrar la belleza de sus pétalos. Porque cuando era un capullo cerrado se notaba ya su bonito color, pero al abrirse todos pueden ver que el tono interior va cambiando y es más amable y femenino. Más gracil.

Al escuchar la pregunta de su vestimenta se siente incómoda, mira de reojo su blusa y piensa que tal vez él sí la nota como una chica fácil. ¿Será consciente de que la compró mientras deseaba ser observada por él? No, imposible. Él no sabe nada sobre lo que ella piensa o siente. Se dispone a acomodar la mochila en el suelo antes de decidir que es mala idea, y prefiere cogerla entre los brazos para cubrir su cuerpo, escuchando atentamente a su capitán. Una risa divertida escapa al notar la insistencia de él sobre la curiosidad, y en realidad no se equivoca, pero no porque ella sea de las que quieren saber todo al momento, si no porque es él quien la ha llamado. -No se haga el interesante, capitán.- Musita antes de verlo acomodarse de pie. Ese tipo de movimientos innecesarios le parecen tan masculinos y atractivos que se siente sin aliento por sólo un segundo, pero no lo suficiente para sonrojarse.

¿Que si coocía a Noah? Claro que sí. Recordó el incidente de la salsa en su blusa y el almuerzo del día lunes por la mañana, pero esfuma todo eso mentalmente para fijar la mirada en él. ¿Por qué cada paso que daba hacia ella parecía un incentivo a su corazón para latir con más fuerza? No lo sabía, pero temía para ese momento ya tener las mejillas coloreadas. Lo estaban, aunque el sonrojo era más bien sutil, como si de dos duraznos se trataran sus pequeñas mejillas. Entrecerró los ojos por las palabras del más alto. -¿Miedo yo?- Ladeó el rostro hacia la derecha, demostrando la tontería que aquello le parecía, antes de sonreír elevando la barbilla para fijar sus esmeraldas en las orbes de él. -Miedo debería tener usted, pues antes de navidad lo dominaré mejor aún.- Aseguró retadoramente, bajando la mochila al final para sacudir las manos.

Caminó entonces hacia atrás para mover la cabeza a los lados y estirar un poco los brazos, disponiéndose a calentar para el hechizo. ¿Por qué? Vanidad y tontadas. Como si fuera a pelear, pero en realidad eso no iba a pasar. Aunque siempre había querido tener un combate cuerpo a cuerpo con Hazel, claro que eso ahora ya no era posible. No al menos mientras ella se erizara completa con sólo tener un dedo del pelirrojo sobre su piel. -Veámos de qué se trata.- Instó al otro a mostrarle el hechizo. Realmente estaba feliz, y si él fuese más astuto lo notaría en el brillo de sus ojos, o en la forma en que las comisuras de los labios apenas teñidos de rosa de la menor se curvaban casi imperceptiblemente por estar ahí. O por esos duraznos que ahora tenía por mejillas. Pero no, lo más probable es que no lo notara.

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Sonrió satisfecho ante las retadoras palabras de Naami. Si había algo que le agradaba de ella era esa seguridad tan agresiva, puesto que, fuera el motivo que fuera el que la impulsaba a escupir esas palabras, lo que valía es que al final siempre terminaba cumpliendolas. Era precisamente el corazón en llamas que los 4 compartían.

-Sabes cuánto mana se desperdicia en un ataque destructivo normal de mana negro?- dice mientras la miraba calentar al mismo tiempo que una espada corta se materializaba en la palma de su mano -El poder de nuestra afinidad es muy grande, pero también es un desmadre. Yo creo que al menos un 40% de toda la energía que inviertes en un hechizo destructivo se desperdicia esparciéndose por el aire. Digamos que es inevitable que el mana negro explote :'D- a pesar de que en realidad no era muy inteligente o retuviera mucho conocimiento, Hazel sabía MUCHO de combate, y su creatividad e imaginación estaban siempre volando. Su afinidad con el mana rojo le daba esa virtud: la de siempre crear cosas nuevas. Podía ser que no supiera de muchas cosas, pero de lo poco que sabía, lo sabía MUY bien.

Habiendo dicho eso, el pelirrojo levanta una mano, señalando a la arena a unos pasos de él. En el lugar donde indicó su dedo, empieza a formarse un espantapájaros algo chueco y de cabeza gacha. De cariño le habían llamado Buster, pues ese espantapájaros había sido su blanco desde hacía unos 5 años.
-Cuando entré a tercero y empezaron a enseñarnos hechizos combinados se me ocurrió algo... qué se podría hacer para conservar todo ese mana que se desperdicia? Imagínate nada más... si con tan solo el 60% de la energía que inviertes puedes hacer tanto daño, cuánto harías usando el 100%?-

El capitán levanta la hoja de la espada para que quede a la altura de su cara y lleva dos dedos de la mano opuesta a la punta de la hoja. Un pequeño brillo pálido empieza a dejarse ver mientras un ligero viento mueve los cabellos pelirrojos. -Y sí, nací con suerte, porque no me tardé tanto en encontrar la respuesta...

>>MANA NEGRO+GRIS: LEVIN<<

Una casi imperceptible chispa se conecta entre la punta del dedo índice de Hazel y la de la espada, formando una minúscula bolita de luz totalmente blanca en ese preciso punto del sable, tan pequeña que ni siquiera iluminaba nada a su alrededor.
El capitán baja la espada con un rápido movimiento, dejándose oir el viento cortándose en la hoja, y acto seguido se abalanza sobre el pobre de Buster, dando un giro sobre su eje y atacándolo de lleno con la espada. Sin embargo, en vez de golpear brutalmente, el capitán apunta con precisión el punto de impacto de su ataque, y justamente la punta de la hoja es lo primero que golpea casi delicadamente el torso del espantapájaros.

Y en ese instante, una enorme luz blanca hizo que todo el gimnasio se iluminara, acompañada de un enorme estruendo. La fuerza del impacto hizo como si Hazel y Buster se detuvieran por completo, como si la explosión eléctrica no dejara que ninguno de los dos siguiera su movimiento por un segundo entero. La luz apenas duró ese segundo, dejándose ver inmediatamente después el polvo que alguna vez había sido Buster salir disparado con una fuerza impresionante al otro lado de la pared.

Un poco de humo se levantaba de la punta de la espada después del impacto, y sin embargo, aparte de las partículas de Buster, no se veía absolutamente nada más que indicara que había ocurrido una explosión de la magnitud que esa potente luz había aparentado. Hazel se yergue, de espaldas a Naami, y lentamente voltea a verla de reojo.
- Ese es el 100%...- dice con seguridad -Usando un poco de mana gris, creé una barrera alrededor de un punto concentrado de energía negra. Cuando golpeó a Buster, reventó, liberando toda la energía en ese punto nada más...- finalmente, voltea todo su cuerpo para quedar frente a frente con la nahual -Pero necesitas atacar con MUCHA precisión... porque si no golpeas directamente a la barrerita, no se va a reventar. Hay que sacrificar practicidad para hacer ese daño devastador. Qué tal, eh?

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Se acomodó quieta en su sitio mientras él comenzaba a hablar. En su mente se soltó golpecitos en las mejillas para concentrarse, pero por fuera permaneció inmovil ante las acciones de él. Ladeó el rostro con curiosidad por cómo iniciaba. Ella no había parado a pensar en aquello, aunque solía buscar incrementar el poder de sus ataques. Pero tampoco era muy buena con el estudio del mana como quisiera. Asintió con tranquilidad a lo que él hablaba, haciendo bailar sus cabellos antes de Buster apareciera. Sonrió infantilmentemente e hizo un gesto de amor y paz a modo de saludo hacia el pobre muñeco que siempre terminaba siendo lastimado.

Regresó la mirada hacia el pelirrojo en cuanto éste retomó la instrucción, entrecerrando los ojos para analizar sus palabras. En realidad sonaba muy bien, pero no entendía del todo sus planes, hasta que él comenzó con su hechizo. De pronto, por un instante ínfimo, todo se detuvo. Los ojos de la jovencita se fijaron en aquel chico que, a la distancia mostraba un gesto claro de concentración pero orgullo por lo que enseñaba. Pasó saliva tan lento cómo a ella le parecía que se movía el tiempo mientras el efecto del mana hacía bailar aquel cabello rojo como fuego. La imagen se repitió en su mente una y otra vez e intentó guardarla para siempre en su pecho, pero volvió a la realidad cuando él soltó el nombre del hechizo. Entrecerró los ojos para observar con detalle todo el proceso.

Instintivamente dio un paso atrás en cuanto él se dirigió al ataque, abriendo los ojos de la impresión, aunque cerrándolos un segundo por la luz que de pronto parecía querer cegarla. Se cubrió con el brazo el rostro sólo un momento para luego bajarlo y separar los labios; impresionada. -Wow...- Soltó, aunque por lo bajo. Al notar cómo él voltea hacia ella, la castaña dibuja en sus delgados labios una sonrisa suave y delicada, demostrando su aprobación ante aquella afirmación. Se cruzó de brazos para meditar un poco sobre lo que acababa de ver. -Pero entonces tiene que ser un contacto directo, ¿cierto? Y cuando hace explosión, ¿no gasta mana gris de más?- Preguno con curiosidad, llevándose la mano derecha al rostro para doblar el dedo índice y colocarlo sobre sus labios. Le gustaba cómo sonaba aquello, pues no había visto algo igual en el Mugby desde que había empezado a jugar. Realmente sus ataques serían geniales si dominaba eso antes de su primer partido.

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-Sí pero el mana gris no importa XD, lo que quieres aquí es aprovechar todo el mana negro posible, ese es el que va a hacer que tu oponente se haga polvito, hahaha.- responde confiado y caminando de nuevo hacia Naami. -Y pues sí, la barrera tiene que hacer contacto directo con el blanco, PERO, eso no necesariamente quiere decir que TÚ tengas que hacer contacto con él. Yo nada más porque no sé pelear con armas de rango, pero por ejemplo, tú y Sebastyan podrían ponerlo en la punta de una daga o una flecha y tendría exactamente el mismo efecto. El punto es que la barrera truene en el blanco, el cómo la llevas a él no importa. Incluso puedes poner el hechizo en varios lugares al mismo tiempo. No sé, en la daga, en tus pies también. Te imaginas dar una patada con esa fuerza? NADIE lo vería venir XD, y tú que eres más ágil y fuerte con las piernas podrías empacar un golpe todo titánico.-

El capitán se queda mirando a Naami unos segundos, recargando un codo sobre la mano de su otro brazo y llevando dos dedos a su barbilla. Después de un momento se pone el cuclillas, mirando las piernas de la nahual entrecerrando un poco los ojos, como si estuviera analizándolas. -Ya sé- dice virando su mirada hacia arriba para verla a la cara -Lo primero que tengo que enseñarte es cómo sobrellevar el golpe si lo vas a usar cuerpo a cuerpo. Digo... siendo un impacto tan poderoso, tienes que saber cómo contrarrestar el peso de la explosión para no salir volando 10 metros al lado opuesto de tu oponente, haha :'D. Sólo tienes que amortiguar tu extremidad con la que golpeas y seguir empujando contra la fuerza del impacto. Es un golpe fuerte, pero tampoco necesitas una fuerza sobrehumana, con tener equilibrio y concentración lo logras. A ver... probemos...-

>>MANA GRIS+NEGRO: LEVIN<<

Dicho esto, el capitán pone un dedo sobre el talón derecho de Naami y la chica puede sentir una pequeña chispa subiendo por sus piernas. Luego se incorpora y señala hacia donde había estado el primer Buster, cuyos restos ya se habían dispersado en el ambiente como mana, y otra réplica del pobre espantapájaros vuelve a aparecer en el mismo punto. -Dale duro, pero recuerda, sigue empujando, no dejes que la fuerza del impacto de eche para atrás.- le dice a la menor sonriéndole y dando un par de pasos hacia atrás para abrirle camino.

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