La búsqueda del halcón. (Privado - Noah, largo!)

El pelirrojo se había movido como una sombra por toda la escuela hasta llegar a la fraternidad de Sal, llevando una sudadera negra con la gorra puesta sobre la cabeza para llamar la atención lo menos posible. Después de haberse recluido durante días pasado el funeral y sólo haber visto a los maestros que iban a asegurarse de que estuviera comiendo y recordarle de las clases, sabía que la vista de su cara por parte de los demás alumnos iba a armar un alboroto, sobre todo porque estaba seguro que muchos lo culparían directamente de la muerte de Gustav.

Después de todo, no estaban tan equivocados. Se quedó recargado en una esquina pasada la hora de las clases nocturnas, esperando a que eventualmente, Noah Fenian pasara por ahí rumbo a su dormitorio.

Finalmente, y para su suerte, lo vio pasar solo. El estropajo de pelo blanco pasó caminando cabizbajo y desganado.

Asegurándose de que nadie estuviera cerca volteando a todas partes, Hazel se mueve con un rápido movimiento, tomando a Noah del brazo -Soy yo...- dice en voz baja, esperando que su tono no fuera demasiado ronco o irreconocible, y jalándolo con él no muy fuerte hacia un pasillo más recluido, cerca de donde guardaban implementos de limpieza debajo de unas escaleras.

-...Gorrión.- agrega finalmente al llegar a las escaleras, esperando que eso dejara en claro cuál era el motivo de su visita. Finalmente suelta a Noah y se para frente a él de tal forma que el niño estaría acorralado en la esquina de ese corredor sin salida.

He de admitir que estaba algo distraído caminando rumbo a mi fraternidad cuando escuché una voz conocida saludarme, cuando levanté la mirada e identifiqué a mi interlocutor, quedé sorprendido, al principio me alegré, era la primera vez que veía al capitán en un tiempo relativamente lago y con todo lo que había pasado quería saber como estaba, asegurarme de que se encontraba bien pero su porte y su forma de actuar me daba mucho que pensar, esa fue la primera vez que tuve miedo de un ser querido, no era tanto el hecho de temer que fuese a lastimarme, era mas por saber en lo que lo había convertido...

Tragué saliva al escuchar que me llamó gorrión y sentí un golpe seco directo a mi pecho. Tal vez me estaba adelantando a los hechos pero me dolía que hasta él, estuviera en mi contra. Me deje llevar sin mucho esfuerzo mientras veía con angustia el recuerdo que le había dejado el Dogma y cuando estuvimos bajo el escalón, solamente bajé la cabeza para mirarlo lo menos posible y enfoqué mi vista en las puntas de mis zapatos, tarde o temprano habría de enfrentar la verdad, sin embargo, estaba decidido, metí las manos las bolsas de mi pantalón y largué un suspiro.

-Hazel...- Murmuré mientras intentaba aclarar mi mente. -¿Cómo estas?- Dije levantando esta vez la mirada y luego volví a tragar saliva, un lo siento, simplemente ya no era suficiente.

El pelirrojo se queda mirando al pequeño con su mirada seria y fría por unos segundos, para luego dejando ir un suspiro y desviar la mirada hacia un lado.

Sí, Noah lo sabía todo. Por eso aquella vez había roto en llanto, de seguro estaba desgarrado por saber que estaba poniendo a todos en peligro por protegerlo, y ahora, con la muerte de Gustav, ese miedo se había hecho real.
Lentamente, Hazel empieza a hincarse para quedar a la altura del pequeño, que realmente era tan bajito que sus caras quedaban al mismo nivel. El pelirrojo pone su mano izquierda sobre la nuca del pequeño y le da un jalón lo suficientemente fuerte para que no pudiera alejarse, pero no para lastimarlo, llevando la frente del niño a su hombro y abrazándolo con su brazo metálico. Si algo le dolía JUSTO en ese momento, era que no podía sentir el calor de la espalda de Noah entrar en contacto con él.

-Lo siento, mocoso...- dice dejando salir esa voz rasposa en un suave susurro. -No quise asustarte.- agrega acariciando el cabello de Noah.
-Sabes cómo estoy, y yo también sé cómo estás tú... así que saltémonos esa parte, sí?-

El ex-capitán hace una pausa, no estando tan seguro ahora de si debía dejar caer esa bomba, pero no tenía otra opción... ya no. -Tengo que pedirte algo, Noah, y sé que no te va a gustar lo que escuches...

-Lo sé, sé por qué llorabas esa noche, y sé lo que pasó con Dylan Turunen...-

Sin soltar al pequeño de entre sus brazos, incluso apretándolo más contra su cuerpo para abrazarlo con más fuerza, el pelirrojo le asegura bajando más la voz, como para que sólo él escuchara en toda la infinidad de ese mundo - Sólo quiero protegerte, hijo... pero para hacerlo tengo que meterme en cosas que no son buenas. Y no tengo otra opción. Necesito que me digas qué es lo que está pasando, y qué son los gorriones.

Abracé con mucha fuerza al capitán, por un momento pensé que lo había perdido justo como a Naami a pesar de que ella nunca fue una amiga cercana, dolía, todo a mi alrededor se estaba cayendo a pedazos poco a poco y no sabia como haría para seguir adelante y sin embargo, tenia que hacerlo. Mis ojos se empezaron a mojar pero no lloré, era una mezcla rara de muchas emociones juntas, Hazel seguía ahí, escondido y todo pero seguía ahí. Cuando dijo lo siguiente solamente le asentí con la cabeza y tímidamente le respondí con un “si”, no quería soltarlo, no quería enfrentar las cosas, a pesar de que ya estaba mejor, la culpa seguía ahí y no se iría en mucho tiempo...

Y de una manera un poco egoísta, me alegraba que Korhonen siguiera apoyándome. Al recordar aquella escena con Dylan, mi cuerpo se tensó por completo, todo mi ser se estremeció, ahora había tantas cosas de las que necesitaba hablar y finalmente podía hacerlo... -Tuve mucho miedo, pensé que iba morir...- Murmuré luego de que este terminó.

-Pero no quiero involucrarlos en todo esto.- Continué, titubé mucho para proseguir pues sabia que ya era demasiado tarde, pero mis emociones seguían dominandome, todo esto de la misión era demasiado difícil.

Esta vez había sido Gustav, pero si Hazel se involucraba... si algo le pasaba ya no lo soportaría, no queria ver a nadie sufrir y sin embargo, seria el camino que tendria que recorrer, verlo así, tan lastimado me dolía pero luego me ponía en sus zapatos y con solo verlo, podía sentir la ira que tenia escondida, tal vez la misma ira que Naami tendría guardada pero no me importaba ser un egoísta esta vez...

Negué con la cabeza. -Tu, n-no...no quiero que te pase nada...- Le dije al capitán empezando a llorar y aferrándome finalmente con todas mis fuerzas, sentía mucho miedo, mi corazón estaba latiendo con todas sus fuerzas, saber que Hazel estaba dispuesto a involucrarse había revivido todos mis miedos. Ya no era ni siquiera por la misión, solo quería mantenerlos seguros, esa era la razón por la que me había involucrado en todo esto y perdería su fin, si ni siquiera podía proteger a mis seres mas queridos...
-Por favor... tu... no te involucres...deja que los profesores se encarguen...pero tu no lo hagas...no quiero que te pase nada-

-Noah...- dice Hazel en voz baja al sentir al pequeño aferrarse a su espalda. Suspiró, suspiró porque sabía exactamente lo que estaba pasando por la cabeza de Noah, ese sentimiento de impotencia de ver cómo los demás se lanzaban a sus muertes por una causa tuya, de verlos caer por tu bien.

Era insoportable, y el que el pequeño tuviera que cargar con eso a esa edad hacía que el corazón del pelirrojo se empezara a encender en ira. Quien fuera que lo hubiera puesto en ese lugar pagaría cuando llegara al fondo de todo. Y lo pagaría caro. Pero ahora tenía que mantenerse frío, tenía que llegar al fondo de todo.

Tenía que actuar como esa persona que tanto detestaba...

-Ya no...es tan simple, Noah...- dice sin soltar al pequeño. No quería soltarlo ya, no quería soltarlo nunca. -Cuando... estuve en coma, tuve una visión.- explica intentando no mencionar que casi moría -Vi a una mujer que me llamaba hacia ella, Noah, llamándome su Paladin. Diciendo que el momento de conocernos estaba pronto.

Hizo una larga pausa, pensando de nuevo que la palabra que seguía no tendría un buen impacto en el niño.

-Ella también es un gorrión...- dice finalmente apretando un poco más fuerte el abrazo. -No sé si sea obra del destino, hijo, pero... ahora nuestros caminos están entrelazados. Y si mi destino es ser el guardián de los gorriones, entonces voy a serlo... y voy a llegar al fondo de todo esto, y averiguar quiénes son los malditos que vinieron y provocaron todo esto, los que están buscándote, y voy a hacer que caigan...-

Siguió acariciando los cabellos del niño con cariño. El sentirlo cerca una vez más había regresado a su corazón ese dejo de humanidad que pensó que había perdido. El saber que en algún lugar de ese pequeño espíritu aún quedaba un dejo de inocencia lo estaba ayudando a poner los pies en la tierra una vez más. Sí, tal vez su espíritu estuviera quebrado, y sí, tal vez sus manos estuvieran manchadas con la sangre de su mejor amigo, pero no podía detenerse, no ahora. Cuando todo estuviera terminado aceptaría cualquier castigo que viniera, pero tenía que ver el fin de todo esto.

- Pero necesito saber qué está pasando... o todo estará perdido.-

Seguí aferrándome del mayor pero ahora lo único que podía sentir era angustia, desesperación, impotencia, lo seguí apretujando cada vez mas y jalé su camisa , no quería que continuara, pero muy en el fondo sabia que no podría detenerlo, nadie pudo detenerme a mi cuando tomé las riendas de mi destino y como decía mama, yo y él, eramos iguales, nadie...podría detenerlo a él tampoco.

-Por favor...- Murmuré ya con la voz quebrada y las palabras ahogadas, no era el mismo niño alegre que conocía, era solo un niño que tenia miedo de perder una de las cosas que mas quería y que no podía hacer otra cosa mas que aferrarse a esa idea aunque supiera que no era lo correcto, me costaba entender las cosas, no era tan fácil..

Me escondí en su hombro mientras lo escuchaba hablar y mojé la sudadera con mis lagrimas.

-No quiero que lo hagas...- Le dije apretando los puños, pero si al final, ese era su destino y su decisión, yo no podía hacer nada.

Cuando el mayor termino de hablar, paso un poco de tiempo antes de que pudiera recuperar la compostura, poco a poco me fui calmando y lentamente fui dejando de llorar o al menos, me calmé lo suficiente como para poder hablar. -Hay un grupo, el Dogma, ellos están buscando 9 almas, no...sé, para que o que podría pasar si las juntan, pero Furukawa dijo que podría ser algo muy malo... los gorriones son esas almas...cada una representa un color...si...te encontraste con una... deberías decírselo al director...- Le dije pero antes de que Hazel contestara, lo interrumpí. -solo... no te arriesgues mucho...por favor, no quiero que te pase nada...-

“Perdoname”

El mayor apretó fuerte al pequeño mientras sus puños se apretaban contra él. Era difícil no dejarse gobernar por sus emociones al escuchar los sollozos de Noah, pero ya había llorado lo suficiente. Una vez más, tenía que ser el pilar, aunque estuviera resquebrajado.

-Lo siento, Noah... lo siento mucho...- le responde. Quería prometerle que todo saldría bien, que no se lastimaría y volvería vivo. Pero el trabajo de un guardián no era vivir... verdad, Gustav?

Escuchó atento la explicación del niño una vez que se hubo calmado lo suficiente para hablar. Nueve almas, y nueve colores. Muy bien...esa explicación no era tan grande como el pensaba, pero ya tenía una pista... paso a paso.

Abrió la boca como para decir algo una vez que el pequeño hubo terminado, pero fue interrumpido por las plegarias desesperadas. Entendía perfectamente el sentimiento, y de hecho, viendo hacia atrás, se daba cuenta que esas mismas palabras habían salido de su boca no mucho tiempo atrás. Sonrío de lado con ironía, dándose cuenta del nefasto círculo vicioso que se estaba formando. Al final, nunca nadie iba a tener ese descanso, y todos buscarían arreglar las cosas por su cuenta. Nadie tenía pensado ser un simple testigo.

-Estaremos bien, hijo... ahora...- hizo una pausa, separandose un poco del pequeño, pero manteniendo sus manos sobre sus hombros, para verlo a los ojos -Ya no estás solo, Noah. Estoy contigo, y pasaremos esto juntos, de acuerdo? Seré tu guardián también...- agrega finalmente antes de volver a abrazar al niño, apretándolo fuerte una vez más entre sus brazos.

De cierta forma extraña, era un alivio tener a una persona a quien pudiera recomfortar de esa manera. El intentar darle esa seguridad y sentir al pequeño aferrado a él lo hacía sentirse más fuerte. Lo hacía sentirse como si en verdad esa nueva misión que el destino le había puesto en frente pudiera terminar.

“No!!! No!!!... No necesito un guardián!!! No necesito que más gente se sacrifique!!!” Pensé con desesperación pero no podía decírselo, no podía decirle la verdad o todo se derrumbaría. Usé la poca fuerza de voluntad que me quedaba para apretar los puños y mordí mi labios en un intento por contener las palabras. Ojala fuera cierto lo que decía pero no podía ser que también Hazel se encaminaría a una misión donde probablemente ninguno de los dos sobreviviría, porque eso fue lo que dijo él o ¿no?.

“No lo hagas...” Pensé colocándole mi mano en su pecho, como si de esa forma quisiera transmitirle ese sentimiento pero sabia que no se detendría, menos ahora que yo de alguna manera estaba involucrado.

-Perdoname...- Le susurré al capitán para luego volverme a aferrar de él. Lo único que podía hacer, era tener fe en que todo saldría bien y que al final, cuando todo esto haya pasado, podríamos volver a tener tiempo felices, volver a tener noches gamer y reconciliarnos...

-Solo... ten mucho cuidado...- Le dije ya de ultimo, asintiendole con la cabeza mientras limpiaba las lagrimas que seguían resbalando por mis mejillas. No me lo perdonaría si algo le pasaba a Hazel, ya con lo que le había pasado, era suficiente, ese dolor y esa culpa de cierta manera, las tomaba como mías.

-Y gracias...papá-

-Lo haré... te lo prometo- responde el pelirrojo acariciando los cabellos blancos del pequeño. Se quedó un tiempo más así, en silencio, abrazando a Noah. Era recomfortante. Esperó a que los sollozos del pequeño empezaran a apaciguarse antes de soltarlo y separarlo de él lentamente.

-Noah... tengo alguien más a quién buscar, así que tengo que irme, pero sabes que puedes buscarme cuando quieras, sí? Ya no tendré mi cuarto cerrado- le dice esbozando una media sonrisa para el niño.

-Escucha...- le dice antes de ponerse de pie, poniendo las manos sobre los hombros del peliplata -Si escuchas algo, si te enteras de algo, lo que sea, quiero que me lo digas, y si yo no estoy, busca a Naami y díselo a ella, de acuerdo? Ella también está buscando el meollo de esto junto conmigo, así que me lo hará saber.-

El pelirrojo hace una pausa, suspirando un poco -Saldremos de esto, Noah, te lo prometo. Ya no dejaré que muera nadie más.-