¡Eres tan grande! ➸ Privado

Simplemente no se acostumbraba a las faldas tan cortas que usaban las estudiantes del Instituto. En Haven usaba túnicas largas y en su casa en España utilizaba faldas largas o pantalones, que eran siempre más cómodos. Pero ahí, ahí todas iban enseñando las piernas y dejando que sus faldas volaran cuando había viento, como ese día. Había subido corriendo los escalones de un edificio para poder evitar que su falda volase incómodamente. Pero lo que no se pensó era que al mirar hacia abajo para cerciorarse de que nadie fuese tras ella, al doblar en la escalera chocó contra algo muy, MUY pesado.

El golpe la hizo caer sentada en el piso que, por suerte, era una zona amplia donde se doblaba de escalones, y no había terminado rodando escaleras abajo. Desde ahí, sentada y sintiéndose pequeña e indefensa miró a la figura con quien había chocado. -Lo siento.- Comentó tímidamente antes de entrecerrar los ojos. Él era de su fraternidad, lo había visto en algunas clases. Y ahí se quedó sentada por largos segundos sin ser consciente de ello.

Parpadeó sólo un par de veces mientras el más grande –y alto– la observaba. Parecía no entender lo sucedido, y en los insantes que le tomó captarlo, ella ya había escrutado sus rasgos normales. Era lo que se conocía como un gigante en ése mundo. Aunque claro, eso lo había notado mucho antes. Además, se fijó un poco en que su rostro aparentaba algo más de edad de la que debía tener para ser un estudiante, o al menos, eso se le antojó a ella. Observó la gran mano –a diferencia de la suya– que le era ofrecida, y, con cuidado la tomó para ponerse de pie. Como era de imaginarse, sujetarlo era como sujetar la rama fuerte de un árbol, pues él no aparentaa esfuerzo alguno mientras ella se colocaba de pie.

No pudo evitar medir mentalmente la diferencia entre ambas manos. Parpadeó analizando el nombre y finalmente fijó sus ojos en los de él. Escuchó su pregunta con tintes de culpa, pero sólo pudo entrecerrar los ojos. -Draco.- Pensó en voz alta. -¿Cómo dragón en latín?- Torció los labios no estando segura de si había escuchado bien. Sin embargo para esto se dio cuenta que había parecido ignorar la pregunta de él. -El accidente, por decirlo así, ha ocurrido en parte por mi torpeza, en parte porque ha coincidido que usted…que tú estuvieses aquí parado. En realidad no debería pedir ninguna compensación por algo que no ha sido culpa tuya.- Se sacudió la falda con las manos. -Pero posiblemente esto ha sucedido para que nos conozcamos, o algo así.- Se encogió de hombros. -Estas cosas no pasan sólo por que sí, Igor Draco. Ahora mismo iba a recoger mi bolso que olvidé en un salón del piso de arriba. Pensaba comprar algo para comer ahora que han terminado las clases matutinas. ¿Te gustaría acompañarme?-