Tu Nueva Familia | Privado

Seguí distraído, corriendo y jugueteando con las mariposas hasta que la peliplata me alcanzó y me deje caer un poco en sus brazos, me gustaba mucho recibir mimos aunque era algo que pocas veces mencionaba, pero hubo cierta combinación de palabras que me dejo en shock, me hundí un poco mas en sus brazos y al mismo tiempo los sostuve para que se quedara conmigo un momento más.

“pequeño hijo mío.”

-Ojala hubiese tenido una mamá como tú...- Murmuré casi instintivamente, una que no nos hubiese abandonado a mi y a mi hermano Aris, para ser honestos, ni siquiera podía recordar la ultima vez que escuché a mi madre llamarme por mi nombre o decirme hijo, creo que lo había escuchado más veces de boca de Rhia que de mi propia madre...

Pero no era el momento para ponerse triste, aquello era algo que había quedado atrás, lo que no podía dejar atrás era ese tema.
-Tendrás hijos?- Le pregunté tomándola de la mano y apretándosela con fuerza, luego la miré y le sonreí y luego fruncí un poco las cejas, creo que si me decía que si, empezaría a estar celoso...

Traté de volver al tema central, cosa que se noto cuando abri levemente los labios aunque no emití ningún sonido era como si de pronto me hubiese dado cuenta de algo...-Ah! Como quienes?-

Escuchar sus cumplidos era muy reconfortante, seguí sonriendo en todo momento, más cuando la escuché hablar de mi, Hazel y Aris. Me causaba un poco de gracia recordar que hubo veces en las cuales competí con mi propio hermano, a veces por ver quien era el mas lindo de los dos y otras por la atención de la peliplata, ahora que ya era mayor y mas maduro (?), me causaba gracia, ahora que lo pensaba, siempre había sido alguien muy "especial"...

-A mi no me gustaría...- Le contesté en un tono muy bajito como no queriendo que me escuchara realmente y luego encogiéndome de hombros, no tenia intenciones de explicar por qué había dado esa respuesta aunque seguramente por la actitud que estaba tomando, iba ser bastante obvio, pues justo después de haber dicho eso, recargué la cabeza sobre su brazo, estaba siendo algo posesivo con ella sin darme cuenta, como lo seria cualquier hermano con una hermana mayor o un hijo con su madre...

Era raro, era una sensación hasta cierto punto...nueva...pocas veces la había sentido.

Cuando escuché lo siguiente torcí un poco la boca dejando escapar un “jum”, no es que no quisiera responderle o bueno, si, pero no por las razones que ella seguramente estaba pensando, en realidad, no quería darle alas y corriera a tener hijos, bueno, en mi mente eso es lo que pasaría -Serias la mejor madre del mundo y no lo digo solo porque seas tú...- Respondí serio.

-Es por...como nos cuidaste en Little Monsters y como... te preocupas por nosotros...-

Entrecerré los ojos cuando sentí el contacto con sus labios y presioné fuertemente su mano, no quería separarme de ella, era un poco raro, estando cerca de Rhia me sentía diferente, al igual que Hazel, siempre he querido proteger a mis seres queridos, siempre me ha gustado estar al frente, especialmente de los indefensos pero estando cerca de la peliplata, era al revés, con ella despertaba otro sentimiento, de alguna manera, ella podía aligerar todo ese peso que llevaba cargando, no era que me sintiera débil pero aliviaba todo ese dolor y cansancio y de alguna manera me sentía protegido.

-Por qué te uniste a Sal?- Pregunté curioso de escuchar su respuesta, si no me equivocaba, tendría que tener unas convicciones tan fuertes como las mías, después de todo, uno de sus mejores amigos se encontraba en Srad y aun así, creo que ella nunca había pensado en cambiarse de una fraternidad a otra.

-Uno de tus mejores amigos se encuentra en Srad...- Y eso también aplicaba para mi.

Me senté en la silla y me tiré sobre la mesa desparramandome por completo, luego, hice una camita con mis brazos y deje la cabeza recostada ahí mientras la escuchaba.

Me hizo gracia escuchar que Rhia veía a Hazel como un super héroe, de hecho, solté una risilla que intente disimular cubriéndome con mi mano. Tenia que admitir que no era precisamente la respuesta que esperaba, conociéndola, siempre pensé que me daría un “speech” acerca de los valores y como era importante proteger a la gente al mero estilo del director, pero no, aun así, no quería que me malinterpretara, había sido interesante y cuando concluyó, le dedique una sonrisa.

-Entiendo, aunque a mi tampoco me gusta mucho pelear, pensé en unirme a Srad por Hazel y Sebastyan pero como que... Sal iba mas conmigo, siendo honestos, tampoco me gusta mucho reparar cosas...no soy muy bueno con el mana blanco pero entre destruir y reparar, prefiero reparar...- Le confesé mirando hacia otro lado, por un momento, pensé en explicarle el resto de mis motivos de haberme unido a la fraternidad pero no lo hice, no porque no me diera la confianza para hacerlo, simplemente, no me lo había preguntado, así que proseguí con la conversación.

-Crees que si le pido permiso al director para quedarme en Little Monters me deje hacerlo?, solo tendría que levantarme un poco mas temprano para alcanzar a llegar...-

Me reincorporé en la mesa y extendí ambas manitas hacia el frente para recibir al conejo que ahora saltaba hacia mi, recuerdo que cuando era mas pequeño, siempre pensé que solo eran trucos baratos de esos de los que pasaban en la televisión o presentaban en los circos pero conforme fui entendiendo acerca de la magia, quedé maravillado por la infinidad de cosas que podías crear...

El animalito me había arrancado una sonrisa, misma que se había desvanecido conforme Rhia continuo hablando, la escuché hasta el final aun cuando no me hubiese gustado lo que decía, solo torcí la boca en un gesto emberrichado, sabia que tenia razón, de cierta forma... pero aun así, no estaba conforme, creo que si había algo que se notaba en mi, era que siempre fui muy unido a mi hermanito y por mas descabellados que fueran sus caprichos casi nunca podía decirle que no, muchas de ellas, me valieron castigos cosa que por supuesto la peliplata sabia, muchas veces había sido yo mismo quien se adjudicaba la culpa con tal de protegerlo...

Me volví a hundir en la mesa, escondiendo la cabeza entre mis brazos y miré hacia mi derecha un poco distraído, luego largué un suspiro.
-Y cuanto se tardara?- Le cuestioné en un tono mas agresivo como queriendo defender mi punto de vista, pero a final de cuentas, ni ella tenia la culpa, ni tampoco había motivos para pelearme, me asustaba que mi hermano creyera que lo estaba abandonando, tal y como habían hecho nuestros padres...

Pero me calmé y baje otra vez el tono de mi voz, hablando con un tono mas natural. -No quiero que mientras tanto mi hermano crea que lo estoy abandonando, estoy seguro que no ha podido dormir bien en estos días...ademas, no entiendo por qué tenemos que quedarnos en el Instituto...-

La miré a los ojos aun cuando estaba luchando por no hacerlo. No me consideraba un llorón pero había ciertas cosas que eran como un punto débil para mi y una de ellas, era tener que hablar de mi hermanito, el hecho de que su vida hubiese tenido que depender de mi había hecho que tuviésemos un lazo mas fuerte que el que muchos otros hermanos tendrían entre ellos, había sido una carga bastante pesada para un chico de solo 8 años, pero al final fui cediendo y terminé con los ojos clavados sobre la inglesa, sentí el calor del abrazo y solamente largué un suspiro, entendía perfectamente todo lo que decía pero había algo dentro de mi cabeza que no terminaba por aceptarlo, algo que no quería aceptarlo, algo dentro de mi cabeza quería creer que había una “solución” para un problema que tal vez ni siquiera existía.

Me llevé ambas manos al rostro y empecé a tallarme los ojos con cierta insistencia que dejaba en entredicho mi ansiedad, era agobiante tener que ceder en algo donde no tienes ni la mas mínima intención de hacerlo, algunas lagrimas resbalaron por mis mejillas pero estas mismas desaparecieron con el roce de mis dedos.

-El era muy pequeño pero sabe lo que pasó, aun le duele, me da miedo pensar que Aris pudiese no entender las cosas y crea que yo también lo estoy abandonando...- Le expliqué a Rhia y baje las manos hasta la mesa, tenia los ojos colorados.

-Se que tengo que ser fuerte pero también lo extraño...- Abruptamente finalicé, definitivamente no quería seguir hablando de eso, tenia miedo por él, no por mi pero había entendido el mensaje solo que a veces era mas fuerte el sentimiento que la razón, hice un ultimo esfuerzo por tragarme mis palabras y pase saliva con pesadez.

-Olvidalo...- Le dije serio. -Entiendo lo que quieres decir y lo haré, hablare con él este fin de semana...pero no tengo ni idea de como decírselo...- Y después de un silencio algo prolongado, jalé su manga.

-Gracias Rhi....-

Me causó gracia la reacción que tuvieron muchos de los alumnos por el beso que medio la coordinadora, mas que avergonzarme, era curioso, cuando la peliplata terminó de hablar, me levanté de la silla y me erguí para alcanzar su oído, quería dar por terminado este tema, ya me sentía mejor pero mientras tanto esbocé una sonrisa malvada y acaricié su cabello para causar un poco más de “incertidumbre en las mentes de los espectadores”. -Debería decir que eres mi novia a ver que dicen los otros niños de mi salón...- Le dije bromeando para luego volverme a sentar en la mesa.

-Si, no te preocupes... de todas formas, ya se que si me meto en problemas tu no dirás nada...- Dicho esto le saqué la lengua y le guiñé un ojo pero rápidamente me interrumpí a mi mismo, casi podía ver en el futuro el gesto malhumorado de Rhia -Es broma Rhi- Le dije para indicarle que entendía aunque no por eso iba a obedecer...

Pasé a lo siguiente. -En realidad si! De hecho, ya me inscribí en el equipo, tienes que ir a verme jugar y ahora tendrás que echarme porras a mi, no a Hazel, el carrier estaba vacante así que mañana tengo que presentarme con el equipo y si, según he escuchado y visto en los partidos que tuvo contra Srad, es algo malhumorado, tú lo conoces?-

Notaba que entre mas hablaba mas se enojaba la hechicera pero aun así, me sorprendió mucho la reacción que tuvo, no entendía por qué a todo mundo le había disgustado tanto la idea? Qué tenia de malo? Era un deporte y los deportes eran buenos para la salud o al menos eso era lo que todo mundo decía, por qué nadie se alegraba entonces? Haría ejercicio, tendría nuevos amigos, le veía muchos beneficios que aparentemente todo mundo estaba pasando por alto, aunque bueno, pensándolo bien después de ver a Hazel y Sebastyan, empezaba a creer que esa iba ser una respuesta común entre mis amigos.

-Pero Rhi!!!!- Le dije haciéndole un enorme puchero y levantando la voz, giré el cuerpo después y me crucé de brazos en un gesto emberrinchado, era precisamente el mismo sentimiento que tendría un hijo cuando su madre le niega un permiso sobre algo que en verdad quería mucho.

-Qué tiene de malo?- Agregué y me puse de pie para mirarla a los ojos mientras me sujetaba por los hombros.

“Dime que no es cierto.”

-Ya le conté a Hazel y a Sebastyan. No estaban tampoco muy de acuerdo pero hablamos y dijeron que estaba bien si eso era lo que quería, esperaba que AL MENOS TU ME APOYARAS...- Le respondí alzando la voz en el ultimo tramo de la frase, sin darme cuenta que inconscientemente estaba siendo brutalmente sincero.

A veces me confundía mucho que alguien quisiera protegerme, tal vez siempre lo habían hecho y nunca me había dado cuenta pero era un sentimiento muy extraño y nuevo y cuando lo detectaba, no sabia como comportarme, desde que nuestros padres nos abandonaron, siempre había tenido que ser el fuerte, el que protegiera a mi hermanito así que no entendía por qué me dolía tanto que Rhia me dijera esas cosas, era tierno pero desconcertante, luego de haberla escuchado, sentía esa necesidad inmensa por pedirle disculpas por preocuparla tanto...

-Perdón...Rhi...- Le dije con la voz apagada y me quedé sin moverme mientras ella me estrujaba fuertemente y yo solamente dejaba que las lagrimas se asomasen por mis ojos. Estaba claro que nuestras opiniones eran totalmente opuestas pero estaba muy emocionado con la idea de jugar y me ponía triste que ella no lo viese así, quería que me comprendiera y me apoyara, recargué mi cabeza en el hombro de la hechicera y apreté los ojos.

-No tengas miedo...- Le contesté a la peliplata acariciándole el cabello y luego abrí los ojos y levanté la mirada.

-Solo es un juego y aunque me duela, te prometo que no voy a llorar, hasta le prometí a mi hermanito que lo llevaría a verme en mi primer partido, me gustaría que tu también estuvieras ahí...- Le dije y besé su sien tiernamente. -Lo sé, no se jugar todavía, pero estuve viendo partidos de Hazel y Sebastyan y practicaré en mis ratos libres, tal vez no lo haya intentado pero se mas o menos como funciona y todavía faltan algunos meses antes de que inicie la temporada, aprenderé rápido...- Sabia que no tenia realmente argumentos para que se tranquilizara, así que solamente le di otro apretón y suspiré.

-Qué puedo hacer para que no te preocupes tanto? Pero salirme del equipo no cuenta...-

“No me gusta ver a nadie así...menos a mamá”

Tal vez, justo como decía Rhia, en este momento no entendía porque era tanta su preocupación o porque ella sufriría tanto al verme lastimado, como dije, el Mugby era solo un juego, no es como si me estuviesen lastimando de verdad...

-No llores...- Le susurré en un tono muy bajito y dulce, recargando un poco mas la cabeza y sonreí cuando escuché aquella ultima frase, era la misma promesa que le había hecho a Hazel así que aprovechando que Rhia estaba agachada, me separé un poquito y le di un “tope” muy quedo con la cabeza.

-Lo prometo, te lo juro Rhi...- Contesté con una amplia sonrisa y un par de lagrimas resbalando por mis mejillas, me sentía feliz de haberlo logrado, me sentía feliz de que al final me apoyaría y así di por concluido el tema y abracé fuertemente a la peliplata.

-Oye, hay algo que quiero pedirte...-

Cuando sentí la mano de Rhia secar mis lagrimas solamente solté una risilla, me sentía un poco bobo, no se suponía que debía ser tan llorón, Donde estaba el hermano valiente del que siempre estaba hablando Aris?

-Podrías llevarme a Londres?- Escupí de pronto mientras tomaba asiento también. -Se que no podemos salir si no tenemos la supervision de un adulto y me gustaría llevar a un amigo a que conociera la ciudad, es extranjero...-Expliqué entonces y luego puse las manitas enfrente apoyando los codos sobre la mesa y juntando mis manos una con otra en una especie de suplica pero con la cabeza levantada asomándola por encima de mis dedos y enmarcando una gigantesca sonrisa, había usado mi infalible técnica que convencimiento.

-Por favor, Por favor!! Quiero llevar a mi hermanito y a mi amigo...- Un amigo que por cierto tenia un día de haber conocido, pero eso no era necesario que lo supiera.

Lo había logrado, ahora tendríamos un viaje programado pronto y eso me ponía muy feliz, en cuanto Rhia me lo confirmó, mi sonrisa se amplió de oreja a oreja. –Eso!!!- Grité inmediatamente después y solo asentí con la cabeza a las indicaciones que me daba la peliplata, no las había escuchado del todo, solo entendí algo de no meterme en problemas.

-Si!! Si!!!- Le dije a lo que sea que hubiese dicho, no podía esperar para avisarle a mi hermanito y a Socrates, tenían que prepararse para el viaje, por ahora eran los únicos invitados aunque no podía asegurarle que serian los únicos. Ya había empezado a imaginarme los lugares que visitaríamos y todo eso, había uno que definitivamente no podíamos perdernos, el famoso reloj.

Pero mientras yo estaba divagando, sentí como la hechicera aprisionó mis brazos y tras un sonoro “Uh?” reaccioné otra vez.
-Tenemos que ir a ver el Big Ben! Oh! Si comida, vamos!- Dije levantándome y aproveché que me tenia agarrado de los brazos para jalarla un poco.

-Yo también tengo hambre, lo único que he comido es la manzana que me dio Sebastyan-